Cinco mil euros, seis años de rodaje y un protagonista entrando y saliendo del trullo. Lo primero que debo decir es que me encanta este proyecto totalmente DIY, en el que no hay ni un solo actor profesional, y que mama estupendamente del cine kinki de Eloy de la Iglesia y José Antonio de la Loma. Respira auténtico amor al cine y se nota que está confeccionado con paladas de ilusión. Tiene unos personajes auténticos y una buena ambientación. De hecho, obviando la nulidad de la mayoría de las interpretaciones, todo en este largo resulta creíble. Y sin embargo, el resultado no puede más que evocar una mueca mientras entre dientes murmuras: pero qué cojones... Porque el montaje es un barullo inconsistente en el que ningún plano conecta con el anterior. A fuerza de fundidos imprevisibles, las subtramas se van quedando descolgadas frente a una trama principal que ni siquiera está malamente definida. El guión es sin duda el punto más flaco de una cinta que va disminuyendo el interés según pasan los minutos. Porque hay momentos tan mal resueltos que cuesta creer que no se percataran de ellos al visualizar el resultado final, sobre todo teniendo en cuenta la cantidad de cosas que han hecho bien. Porque a pesar de que sea una cinta que dificilmente puede tomarse en serio, he de reconocer que merece la pena verla. Está en Youtube completa y en alta resolución al alcance de cualquiera. El intento es bastante fallido, pero aún así no me queda otro remedio que aplaudirlo.