“El caso de Hana y Alice” (Hana to Alice Satsujin Jike), precuela de una película del mismo director (Hana to Arisu, 2004), es la primera incursión de Shunji Iwai como director en el terreno del largometraje de animación. Siendo Iwai un director centrado en realización de películas con actores reales, aunque ya había realizado una serie de cortos animados, su incursión en la animación está justificada por su deseo de que en la película participaran las mismas protagonistas que en su exitosa película del 2004 y no solo utilizando sus voces. Siendo evidente que las protagonistas tienen once años más y que no es posible hacer una precuela con personas ya adultas vestidas como estudiantes de secundaria, el director decide utilizar la técnica de la rotoscopia para dibujar sus personajes animados sobre actores reales. También pinta los fondos y escenarios utilizando un acabado de acuarela que queda genial. Cuando experimenta y hace encuadres complicados, con sus consiguientes movimientos de cámara, utiliza el ordenador y hay varios momentos en que se nota. El resultado de la rotoscopia con los personajes humanos y objetos que se mueven no es del todo satisfactorio (siempre en mi opinión) en algunos aspectos. Sí es verdad que consigue que los movimientos humanos (andar, correr, saltar,…) resulten como muy naturales, pero la gestualidad de los rostros pierde mucho. No obstante esta película tiene una cierta peculiaridad en las caras y los gestos que, una vez aceptada, resulta incluso agradable. (No es muy habitual la utilización de esta técnica de la rostoscopia para absolutamente toda la animación de un producto, últimamente recuerdo la interesante serie del año 2013 de Hiroshi Nagahama, “Aku no Hana” (Flowers of evil) que sí que conseguía una mejor animación de los rostros en primeros planos).

Dejando a un lado el asunto de la animación, lo que hace buena esta película es ver cómo consigue Iwai captar la idea del nacimiento de la amistad entre dos adolescentes. No suelo acercarme mucho a productos que, aparentemente y desde lejos, parecen claramente encaminados a una demografía tan concreta como la adolescencia femenina (Shōjo). Es muy habitual la separación del anime en multitud de géneros y es muy útil para poder elegir más fácilmente entre una multitud de productos. Ciertamente es un criterio por el cual habría cometido un gran error con esta película. En el film de 2004 el punto de partida es que Hana y Alice ya son amigas inseparables; en esta precuela, “El caso de Hana y Alice” nos cuenta el nacimiento de esta amistad a través de, una vez más, una historia del género “vida escolar” tan prolífico en películas y anime. Iwai, que también firma el guion, tiene muy claro qué es lo que quiere contar y cómo lo va a contar. Son adolescentes que se comportan como tales y la película da una sensación de verosimilitud para estos personajes inmersos en una historia que mezcla con acierto la intriga, la comedia, la vida urbana y la cotidianeidad. Claro que toda esta mezcla no es más que el marco en el que finalmente se va a gestar una aventura de la que florecerá una amistad de la forma más natural del mundo. El punto a favor de esta película es que Shunji Iwai consigue hacer llegar esta naturalidad con una sutileza admirable, no fuerza las situaciones, no se decanta por la sensiblería, el secreto está en saber mostrar los detalles, saber llegar al corazón del espectador sin que sepa realmente cómo lo ha conseguido. Saber mostrar la naturalidad de la vida como lo hace Iwai en esta película no debe ser nada fácil y está al alcance de pocos. Y la prueba está en que el mundo del cine está lleno de direcciones pretenciosas, que es todo lo contrario a lo que ocurre con esta película.