Media votos
6,1
Votos
5.789
Críticas
398
Listas
0
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Barfly:
7
8,1
11.909
Cine negro. Intriga. Thriller
Tras suicidarse, el policía Tom Duncan deja una carta en la que confiesa haberse dejado sobornar por una banda de gángsters, pero también denuncia la corrupción de altos funcionarios. Cuando el sargento Dave Bannion trata de esclarecer su muerte tropieza con toda clase de obstáculos. (FILMAFFINITY)
28 de abril de 2009
29 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buena película de Fritz Lang, con momentos muy notables, pero ni por asomo encuentro aquí la obra maestra que advierte casi toda la comunidad cinéfila.
La vi hace un año, más o menos, pensé eso, y hoy, con una revisión en pantalla grande, me reafirmo.
Sería absurdo menospreciarla, porque es una muy sugerente muestra del cine negro de la época, pero le falta brillantez para alcanzar el pedestal de El Halcón Maltés, La Mujer Del Cuadro, Perversidad, Detour, Retorno Al Pasado, En Un Lugar Solitario y demás joyas del género.
Y mi dedo acusador se posa especialmente en Glenn Ford, un actor cuya filmografía está bastante por encima de su talento, me parece a mí, y al igual que por ejemplo Brad Pitt. No diré que hace el ridículo, el tipo tiene cierto carisma, pero el papel de sujeto amargado con pelotas como torpedos le supera estrepitosamente, en casi todas las secuencias de la película.
Hay una especialmente dramática, además, donde la sensación de dolor es tan artificial, tan irritantemente carente de fuerza, que me chirrió bastante. Claro que ahí la culpa también es de Lang, quizá.
Y, por otra parte, sus escenas idílicas con la familia, con su sonrisa de político y su pelo engominado, de verdad, me incomodan ligeramente, no lo puedo evitar.
Ahora bien, ese perro del infierno llamado Lee Marvin y la hipnótica Gloria Grahame se meriendan la película, y suyas son, de largo, las mejores secuencias.
Pulgar arriba, pero a media asta, vamos.
La vi hace un año, más o menos, pensé eso, y hoy, con una revisión en pantalla grande, me reafirmo.
Sería absurdo menospreciarla, porque es una muy sugerente muestra del cine negro de la época, pero le falta brillantez para alcanzar el pedestal de El Halcón Maltés, La Mujer Del Cuadro, Perversidad, Detour, Retorno Al Pasado, En Un Lugar Solitario y demás joyas del género.
Y mi dedo acusador se posa especialmente en Glenn Ford, un actor cuya filmografía está bastante por encima de su talento, me parece a mí, y al igual que por ejemplo Brad Pitt. No diré que hace el ridículo, el tipo tiene cierto carisma, pero el papel de sujeto amargado con pelotas como torpedos le supera estrepitosamente, en casi todas las secuencias de la película.
Hay una especialmente dramática, además, donde la sensación de dolor es tan artificial, tan irritantemente carente de fuerza, que me chirrió bastante. Claro que ahí la culpa también es de Lang, quizá.
Y, por otra parte, sus escenas idílicas con la familia, con su sonrisa de político y su pelo engominado, de verdad, me incomodan ligeramente, no lo puedo evitar.
Ahora bien, ese perro del infierno llamado Lee Marvin y la hipnótica Gloria Grahame se meriendan la película, y suyas son, de largo, las mejores secuencias.
Pulgar arriba, pero a media asta, vamos.