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Voto de Barfly:
9
1994
6,8
1.210
Documental
Continuación de la película "El desencanto" (Jaime Chávarri, 1976). Los años han pasado para la familia Panero. Desaparecida Felicidad Blanc, la viuda y madre, ya sólo quedan los tres hijos del llamado «poeta del franquismo». Estos han seguido trayectorias vitales muy distintas pero que convergen en el olvido, la ruina y la desesperanza. (FILMAFFINITY)
26 de febrero de 2009
34 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nueva estocada al corazón.
Sin llegar a los niveles tan paranormales de El Desencanto, una de las cúspides artísticas que dio este país de botijos y paelleras al mundo en el S. XX, este documental es otra dolorosa exquisitez.
Ya sin Felicidad, la ambigua madre, y con los tres hermanos rememorando infiernos veinte años después, la caja de los truenos se vuelve a destapar, con Michi en esta ocasión como fustigador más inspirado y certero, probablemente.
Cuando, nada más empezar la obra, su voz escupe que "la memoria es lo más cruel que existe en este mundo", captas inmediatamente que esa esencia agridulce, a medio camino entre el humor negro y la pornografía sentimental más desgarradora, permanece ahí.
Juan Luis, curiosamente, parece el más tranquilo, a diferencia del hombre alocado que aparecía en El Desencanto. Michi, repitiendo compulsivamente que "lo peor que se puede ser en esta vida es un coñazo", aparece canoso y desmejorado, pero el verdadero drama humano reside en Leopoldo María, aparentando treinta años más, podrido en un sanatorio mental y cagándose en el mundo.
En fin, un doble documento desolador, y que, más allá de las probables exageraciones, melodramatismos o imposturas que siempre pueden existir en este tipo de obras, disecciona a la perfección la tragedia del paso del tiempo y de las desintegraciones familiares.
Bravo, bravísimo.
Sin llegar a los niveles tan paranormales de El Desencanto, una de las cúspides artísticas que dio este país de botijos y paelleras al mundo en el S. XX, este documental es otra dolorosa exquisitez.
Ya sin Felicidad, la ambigua madre, y con los tres hermanos rememorando infiernos veinte años después, la caja de los truenos se vuelve a destapar, con Michi en esta ocasión como fustigador más inspirado y certero, probablemente.
Cuando, nada más empezar la obra, su voz escupe que "la memoria es lo más cruel que existe en este mundo", captas inmediatamente que esa esencia agridulce, a medio camino entre el humor negro y la pornografía sentimental más desgarradora, permanece ahí.
Juan Luis, curiosamente, parece el más tranquilo, a diferencia del hombre alocado que aparecía en El Desencanto. Michi, repitiendo compulsivamente que "lo peor que se puede ser en esta vida es un coñazo", aparece canoso y desmejorado, pero el verdadero drama humano reside en Leopoldo María, aparentando treinta años más, podrido en un sanatorio mental y cagándose en el mundo.
En fin, un doble documento desolador, y que, más allá de las probables exageraciones, melodramatismos o imposturas que siempre pueden existir en este tipo de obras, disecciona a la perfección la tragedia del paso del tiempo y de las desintegraciones familiares.
Bravo, bravísimo.