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España España · Murcia
Voto de Parrish:
8
Comedia. Drama. Romance Lars (Gosling), un joven muy dulce y muy tímido que vive con su hermano (Schneider) y su cuñada (Mortimer), lleva, por fin, a casa a Bianca, la chica de sus sueños. Lo malo es que se trata de una muñeca que compró en Internet, aunque él la trata como si fuera una mujer real. Aconsejada por una doctora (Clarkson) y con la intención de ayudarlo, su familia decide seguirle la corriente. (FILMAFFINITY)
27 de febrero de 2008
96 de 125 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nota de advertencia: si es usted uno de aquellos que insertó su trasero en una butaca buscando que Eternal Sunshine Of The Spotless Mind (aka Olvídate de mí) formara parte del bagaje caricaturesco de Jim Carrey, no se deje engañar, porque esta vez puede ocurrirle lo mismo. Huya a la sala más cercana donde posiblemente estén emitiendo "El nieto de la máscara" y evitemos su futuro disgusto.

Si en algo pueden compararse (salvando las distancias), Lars and the real girl y el ya citado prodigio de Kauffman/Gondry, es en el tufillo a amarga y bella ensoñación que desprenden tanto su historia como su banda sonora desde el inicio del metraje, si bien Lars and the real girl utiliza una estructura narrativa lineal (no falta de brillantez y buen gusto).

Centremonos, pues, en la que nos ocupa:

Lars en un hombre de 27 años que vive en el garaje de su antigua casa, habitada por su hermano y su cuñada. Lars es amable, pero introspectivo. Dulce, pero evasivo. Enamoradizo, pero asocial. Su cuñada (encarnada por una Emily Mortimer que debería dar gracias al cielo por el papel que ha recibido) y su hermano (un correctísimo Paul Schneider) desean que se socialice, que viva con ellos, que conozca a alguien. Pero Lars ya está enamorado. De hecho Lars tiene una novia: Bianca. El problema es que Bianca no es biodegradable.

Ese punto de inflexión que supone descubrir que la conquista de Lars es de plástico, pondrá en jaque a su hermano, a su cuñada y a todo el pueblo, que deberán lidiar con una importante disyuntiva: Olvidar el origen inorgánico de la recién llegada por amor al querido Lars e incorporarla en sus vidas, o caer en la burla y el espanto. Y es ahí, en el trato de un tema tan aparentemente estrambótico y delicado, cuando el buen gusto de la guionista Nancy Olivier se erige sobre la broma (o el drama) fácil y construye una historia que si te atrapa es bella como ella sóla, y que nos hará preguntarnos si la presión social podría llegar a tales extremos o si seríamos realmente capaces de olvidar la lógica por apoyo a los seres queridos.

Y mira que no me gustan las moralejas.
Y mira que yo le hubiése cedido el Oscar al mejor guión a este film y no a Juno.
Parrish
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