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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
9
Animación. Fantástico. Terror La fantasía y la codicia se combinan en esta reimaginación del cuento popular tradicional de una sirena cuyo canto atrae a los hombres a su perdición.
31 de mayo de 2022
33 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
179/40(29/05/22) Fascinante noveno y último episodio de la tercera temporada de la serie antológica de animación (en diferentes estilos) creada por Tim Miller y David Fincher para el gigante del streaming Netflix. Escrito y dirigido por el madrileño Alberto Mielgo (Oscarizado este año por el corto “El Limpiaparabrisas”, que además dirigir un gran corto de la primera temporada como fue “La testigo”). Filmado en formidable CGI de captura del movimiento, en medio de escenarios de una naturaleza apabullante, con cromatismos saturados, con coreografías imaginativas, de un realismo extraordinario en sus texturas, con una banda sonora epidérmica en su eclecticismo navega entre lo techno y lo sacro. Y todo ello que es el continente es para apoyar el contenido, un relato maravillosamente narrado sin palabras. Ello mediante el inteligente recurso de que todo es filtrado por el protagonista, un soldado busca fortunas sordo, provocando con ello aquello la importancia capital de la narrativa visual. Una historia sobre la codicia, la avaricia, el amor, la pasión, la venganza, y sobre todo la cainita Condición Humana. Son 17 hipnóticos 17 minutos, sembrados de magia, de misterio, de comunión con la naturaleza, de mística. Una revisión suigéneris del mito de la sirenas y su embriagador canto que atraía a los marinos, aquí es en un lago, y al sirena torna en especie de Diosa con reminiscencias asiáticas, enjoyada de modo jubiloso, que con sus sonidos atrae a estos marinos tronados en ‘depredadores’ que buscan fortuna, la Sirena como símbolo de la perdición del Hombre.

El Jibaro titular es un soldado sordo que atraviesa el bosque con un pelotón de soldados. Deciden descansar cerca de un lago. En sus orillas, Jíbaro encuentra una escama parecida a un pez hecha de oro. Tan pronto como toca el agua, la Mujer Dorada (o la Dama del Lago) se despierta y se pone de pie en la superficie del agua. Sus gritos atraen a todos los hombres del pelotón a las profundidades del lago, una pseudo vampiresa que cual imán hace que los soldados se deslicen en medio de una danza extraña asestándose mandobles de espadas unos y a otros, todos, excepto a Jíbaro. Esto fascina a la Mujer Dorada, que parece enamorarse del hombre que se le resiste. Ello provoca que la Dama le siga, tanto como para tumbarse y abrazarse junto a él cuando este duerme. Esto deriva en una sensacional danza en una cascada de agua, alegoría de la pasión desatada esas aguas torrenciales que cubren sensualmente a la pareja. Pero la naturaleza humana fruto de la llamada fiebre del oro emergerá cual enfermedad alienante. Para desembocar en un rush final vigoroso, maravilloso, de los que en su fuerza emocional te cala, gracias en gran parte a un sensacional montaje en que vemos a los dos protagonistas cada uno por un lado, y al final convergerán de modo turbador, gracias al habilidoso guión (*spoiler), lo que puede ser una bendición termina en maldición (**spoiler). Para desembocar en un final extasiante y neurálgico (***spoiler). Dando sentido a todo lo visto, Muy Bueno.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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