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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
5
Terror. Ciencia ficción. Fantástico Año 1912. Andrew Braddock, un náufrago que ha ido a parar a una isla solitaria del Pacífico, es salvado del ataque de unos extraños animales por un hombre que lo lleva a una preciosa casa situada en el centro de la isla. El dueño de la casa es el doctor Moreau, un científico que vive con una joven. Braddock siente curiosidad por el trabajo del doctor y acaba descubriendo que sus experimentos consisten en dar apariencia y conducta ... [+]
11 de abril de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
56/03(07/04/19) Decepcionante segunda adaptación oficial (tras “La Isla de las Almas Perdidas” de Erle C. Kenton de 1932, protagonizada por Charles Laughton y Bela Lugosi, que tengo pendiente por ver) de la popular novela homónima de 1896 del londinense HG Wells, el relato de ciencia ficción que reflexiona sobre un mantra de las clásicos del terror, sobre los peligros del Hombre jugando a ser Dios (Frankenstein, El Hombre Invisible, El Dr Jekyl y Mr Hyde,…), en otro clásico de protagonista de Mad Doctor, en este caso abordando el ya conocido relato del científico incomprendido que se auto-margina (en este caso en una isla tropical) del mundo para hacer experimentos genéticos con animales, buscando crear un híbrido entre humano y animal que acepte las leyes racionales del Hombre (no matar, no derramar sangre, no andar a cuatro patas,…), buscando eliminar sus genes de Bestias. El director es un veterano de la televisión (y se nota en su ordinariez dirigiendo) como Don Taylor, bajo el guión de Al Ramrus (“Camino del sur”), y John Herman Shaner (“Odio en las aulas”), siendo relativamente fiel a HG Wells (se añade el personaje de Barbara Carrera), pero convirtiendo la reflexión ética y moral que trasluce el libro en una rutinaria cinta de aventuras y acción, donde queda cercenada cualquier atisbo de profundidad, donde lo más destacable para su tiempo es la labor de maquillaje de John Chambers, que ya había dejado huella en “El planeta de los simios”, también se agradece la presencia del carismático Burt Lancaster como protagonista, pero lastimeramente su rol queda reducido a una persona que parece tener profundidad (tampoco demasiado, nunca se explican bien sus motivaciones, quedando en algo naif), pero de buenas a primeras se convierte en un psicópata por imperativo del libreto. Las escenas de acción solo son reseñables por lo llamativo de peleas hombres vs animales salvajes reales (león y un tigre), quedando en conjunto en una cinta cuasi-telefilm, sin poder de trascendencia alguna, olvidable. Diecinueve años después se estrenó la tercera y última versión hasta ahora, un film caótico, un despropósito que hace buena a esta.

La película se torna en un thriller monocorde, con una descripción de situación y personajes bastante plana, no llega a levantar emoción alguna, ante la falta de sustancia nos incrustan una subtrama romántica (no está en la novela) que por lo inverosímil y poco creíble es estridente. La narración solo sabe impulsarse mediante el recurso aparatoso de que el Dr Moreau se convierte en un demente sin sentido alguno (spoiler), por supuesto esto tampoco estaba en la novela. Desbocándose la acción en un aquelarre, para desembocar en un final insípido, en el que al espectador (o sea yo) le da igual lo que les pase a los protagonistas, yo ya había desconectado.

Burt Lancaster impone majestuosidad a su Dr Moreau, le otorga mundo interior, cercano físicamente al científico que Wells delineo en la novela, tipo que posee una mente endiosada, no tiene límites morales en su objetivo de querer mejorar de modo arrogante el mundo, pero su personalidad sufre un cambio chirriante en el rush final que lo estropea todo; Michael York como Braddock resulta una presencia que se limita a cumplir el trámite, además se le añade una subtrama romántica grimante; Precisamente para esta historia de amor es el personaje de María, encarnada por la modelo nicaragüense Barbara Carrera, que demuestra que es tan hermosa como nula en la actuación.

La puesta en escena me resulta muy pobre, solo destacan las localizaciones naturales en Saint Croix- Islas Vírgenes (USA), bien reflejadas por la fotografía Gerry Fisher (“El mensajero” o “Los inmortales”); el diseño de producción de Philip M. Jefferies (“Grease” u “Oficial y Caballero”), donde se me ha quedado esa ridícula empalizada que se supone separa a los humanos de los salvajes, y resulta un seto que parece hecho con palos de helado, penoso! La esencial labor de maquillaje en este film del mencionado arriba John Chambers sería en su momento muy buena, pero hoy día queda muy cantarina, pareciendo en muchos casos personas muy peludas, notándose las prótesis a la legua.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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