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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
6
Western Después de años de sangrienta lucha contra los colonos y el ejército, el jefe apache Gerónimo se ve obligado a abandonar su tierra. Pero Massai (Lancaster), el guerrero más orgulloso de la tribu, se niega a aceptar la derrota y se enfrenta con astucia a la caballería. Y a medida que su cruzada se acerca al final, se dará cuenta de que debe perseverar, no sólo para salvar su vida, sino también para preservar el orgullo de su raza. (FILMAFFINITY) [+]
16 de agosto de 2014
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
108/14(30/14) Apreciable propuesta fílmica realizada por Robert Aldrich en que se quiere dar una visión humanista y equilibrada de la cultura de los indios norteamericanos, tan maltratados hasta entonces en el celuloide, pintándolos como caricaturas grotescas y malignas ansiosas de sangre, cuando en realidad eran gentes con su dignidad y orgullo que fueron echados de sus tierras y recluidos en lugares inhóspitos para no molestaran. Aquí se pone el foco en un rebelde apache que se niega a ser domesticado por los blancos.

Tras la rendición del rebelde apache Gerónimo (Monte Blue) y sus seguidores en 1886, estos son subidos a un tren en Nuevo México con destino a una reserva en Florida, el guerrero Massai (buen Burt Lancaster) consigue huir, comenzando el ejército americano su persecución. Massai va aparar a un pueblo donde choca con la cultura occidental, realizando una vez más una huida por el medio oeste que le lleva a parar en Oklahoma a la granja de un cherokee que se ha adaptado al modo vida de los blancos, se ha hecho un agricultor, cosa que le recomienda este ha Massai, los tiempos han cambiado y debe reformarse, pero Massai se cree libre y sin las ataduras que da la agricultura, y continua su huida. En la historia tendrá mucha importancia la apache Nalinle (buena Jean Peters), y el hombre al cargo de la búsqueda de Massai, Al Sieber (buen John McIntire).

Fue una producción de la compañía creada por Burt Lancaster y de su socio Harold Hecht (“El Hombre De Alcatraz”), arrojándose el actor todo el protagonismo en un ejercicio egocéntrico, teniendo en cuenta lo poco adecuado que era el rol para él, siendo su alter ego un apache y distando mucho su físico de parecerlo, restando esto bastante veracidad al film. El guión es de James R. Webb (“Horizontes De Grandeza”), adaptando el libro “Bronco Apache” de Paul Wellman (“Los Comancheros”), este navega por los senderos de la ambigüedad, por un lado se loa la bravura y orgullo del último apache rebelde, se destaca su resistencia a ser amansado por la cultura occidental, y por otro se le muestra en medio de un mundo de cambios a los que solo podrá vencer incorporándose al modus vivendi blanco, contradictorio y complejo, su huida solo tiene como salida dejar de ser un nómada como lo habían sido sus ancestros y convertirse en un sedentario labrador. La obra sigue un afán meritorio de revisión de la figura del indígena norteamericano, despojándolo de los clichés de hasta entonces de guiñol desalmado, bestia con apariencia humana pero con tendencias sociópatas, aquí se le muestra con nobleza, orgullo, valentía, y mucha dignidad, y por el contrario a los blancos se les expone como despóticos, maltratadores, racistas, decadentes, algo muy novedoso hasta entonces, aunque ya se había comenzado el camino con “Flecha Rota” de Delmer Daves (1950) y “La Puerta Del Diablo” de Anthony Mann (1950), para dotar de humanidad a los nativos americanos. El guionista y director creyeron que el Massai del libro resultaba muy áspero por lo que decidieron incorporar al personaje femenino para que nos emitiera era capaz de sentir amor y cariño, cambiando sensiblemente el tono de la novela, además los productores impusieron un final un tanto forzado con el que Aldrich no estaba de acuerdo (spoiler), líricamente queda muy bien pero peca de demasiado idealizado y acomodaticio (spoiler). Asimismo el relato reflexiona sobre como las espeirales de violencia no llevan más que a más violencia, intenta moralizar sobre cómo hay que saber parar y adaptarse a lo que hay.

Cabe achacarle cierta falta de profundidad en el tratamiento de Massai, resultando un arquetípico rebelde sin más ansias que huir hacia la nada, no se ahonda en sus raíces, lo cual resta solidez a su personaje. También me ha resultado hipócrita que solo mate a un blanco, el racista, el resto de los que mata son indios que le persiguen, parece un mensaje moralista para que nos caiga mejor, como diciendonos que matar indios es soportable, ahora que mate blancos inocentes es rebasar una línea peligrosa. Otra tara que brilla de modo ridículo es el escenario final del maizal, es que se les acabó el presupuesto? Menuda patochada que nos quieran hacer creer que el huerto de maíz ínfimo pueda servir para una lucha épica en la que los contendientes no se ven, un insulto a la inteligencia que no cuadra con todo el metraje anterior donde la puesta en escena refulgía por su belleza de paisajes ocres montañosos.

Hay una estimable ambientación, con unos majestuosos parajes, con un sugerente diseño de producción de Nicolai Remisoff (“La Cuadrilla De Los Once”), con los poblados de tipis (eso sí con el pestiño del maizal antes referido), esto maximizado por la espléndida fotografía de Stanley Cortez (“La Noche Del Cazador”) y Ernest Laszlo (“Vencedores o Vencidos”), realzando la hermosura de los paisajes con tonos ocres preciosos.

Burt Lancaster encarna con pasión, viveza y mucha energía a Massai, imbuyéndolo de dignidad y arrojo, la estampa del orgullo, aportando un tremendo carisma, con un trabajo físico portentoso, lo malo es que uno no puede quiarse de la mente que es un blanco con ojos azules con peluca y piel tiznada, mermando autenticidad a su personalización. De Jean Peters se puede decir lo mismo, que su delicada y abnegada interpretación, revestida de amor incondicional y emociones, se ve contrarrestada por la sensación de blanca amorenada artificialmente para dar el pego. John McIntire da vida al rastreador que acosa a Massai, le dota con su poco metraje de un halo compresivo, donde prevalece el sentido del deber, pero denota siente simpatía por anhelada presa. A destacar el debut de Charles Bubinsky como el nativo perteneciente a la caballería Hondo, actor que se cambió de apellido alcanzando gran fama como Charles Bronson.

Interesante y ameno film, recomendable a los que gusten de las raíces revisionistas que realzan los nativos americanos y que después han seguido muchos. Fuerza y honor!!!
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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