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6,5
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5.702
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5.200
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Voto de TOM REGAN:
6
6,9
6.370
Serie de TV. Thriller. Acción. Drama
Miniserie de TV (6 episodios). Basada en la novela homónima de John Le Carré publicada en 1993. El ex soldado británico Jonathan Pine es reclutado por la agente Burr, de los servicios de inteligencia, para infiltrarse en la red de un traficante de armas internacional liderada por Richard Onslow Roper. (FILMAFFINITY)
9 de mayo de 2017
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
87/01(01/05/17) Apreciable serie británica para la BBC One, la producción más cara de la cadena con 30 millones $, seis capítulos basados en la novela homónima de 1993 del prestigioso escritor John Le Carré (seudónimo con el que se conoce a David John Moore Cornwell) especialista en desmenuzar las intrigas internacional de espionaje (el novelista hace un cameo en el cuarto episodio), del que el canal no hacía una adaptación desde hace más de tres décadas (“Los hombres de Smiley”, 1982), que dio su bendición al serial guionizado por David Farr (“Hannah”), alterando algunos acontecimientos para adaptarla obra a nuestros días, en la novela se ambienta a principios los noventa, alrededor de la primera Guerra del Golfo, y giraba en torno al plan de Roper de vender armas a carteles de la droga colombianos, en su traslado a la pantalla pasamos a la primavera árabe en El Cairo, y se trata de los intentos de Roper por vender armas a los déspotas árabes; En el libro, el héroe Jonathan Pine tiene experiencia en el trabajo de espía, pues estando en el ejército se infiltró en el IRA; en la serie es un veterano de la segunda guerra del Golfo. También se cambia el contacto del protagonista en la inteligencia británica, de Leonard Burr, aquí una mujer embarazada (Olivia Coleman preñada realmente, dando un toque lo “Fargo”), Angela Burr; El contacto en la inteligencia USA pasa del eslavo Joe Strelski al afroamericano Joel Stedman (David Harewood); Centro de operaciones de Roper se ha trasladado desde las Bahamas en la novela hasta una villa fortaleza fotogénica en la isla española de Mallorca. A pesar de estas variaciones el espíritu del libro sigue vivo en el metraje, los personajes y sus motivaciones siguen siendo los mismos, y la mayor parte del diálogo fundamental se mantiene intacto. Los seis capítulos están dirigidos por la oscarizada danesa Susanne Bier imponiendo solidez narrativa coherente, saltando por lugares exóticos en plan James Bond (El Cairo, Turquía, Mallorca, Madrid, Londres, Suiza,…), sabiendo mezclar el lujo (mansiones, hoteles hedonistas, helicópteros, yates, autos, vestuario,…), con la podredumbre que se esconde tras esto (los crímenes de guerra, el tráfico, de armas, asesinatos, corrupción política,…), todo esto apoyado en una pareja de antagonistas excelente en las figuras del pujante Tom Hiddleston (el héroe) y Hugh Laurie (el villano), ayudados por un buen elenco de secundarios que dan lustre a la producción. Tiene sus taras evidentes en la cierta superficialidad en que evoluciona el relato, emparentándose en esto a la saga Bond, donde el protagonista es apuesto, inteligente, intrépido, Valiente, con un gran sentido del deber, se acuesta con mujeres bellas, como no, con la del malo malísimo, llegando incluso a pedir en un casino.
Es una serie entretenida, con buen ritmo, destilando elegancia, con alguna s escenas de tensión, rodada con mimo en trasladarnos el lujo en que se mueven estas corruptas élites y las miserias de las que sufren sus beneficios. Siendo el eje el duelo entre los dos antagonistas (Pine vs Roper), enfrentamiento que se mueve entre lo psicológico y lo sutil, el “combate” tiene efluvios bondianos, y es que sigue unas pautas muy similares como ya he remarcado arriba en la figura de Pine un pseudo-Bond (de hecho se baraja como sustituto de Craig), asimismo en la del villano, típico “gentleman”, sofisticado, flemático, de sonrisa cínica, residiendo en una hermosa fortaleza y por supuesto con una bella pareja, con la que todos sabemos terminará haciendo “migas” nuestro héroe particular. Y es que este es uno de los defectos de la serie, su arrolladora previsibilidad, sabes lo que va a pasar antes de que ocurra, con la que la capacidad de sorpresa es nula, los pretendidos giros sorpresa no producen efecto emocional alguno en el espectador, todo transita por lugares ya muy trillados, trama que tropecientas veces hemos visto, porque (seamos francos) lo de la historia del traficante de armas desalmado en connivencia con políticos carece de capacidad de asombro alguna, y tampoco es que el tema sea tratado con hondura dramática alguna, todo se mueve (repito) por caminos bondianos, asesinan a una linda amante de nuestro héroe y entonces este se implica infiltrándose entre los pérfidos, (repito) muy bondiano, no hay motivaciones profundas sobre el daño que producen estas armas, apenas un apunte a pie de página bastante burdo en un tramo en que hacen una prueba del potencial armamentístico un poblacho turco, todo se mueve entre el choque entre el héroe y su némesis, sin rascar. Siendo asimismo los secundarios meros arquetipos que ayudan a potenciar la sensación de estereotipos, como el “esbirro” desconfiado del malo que se huele el pastel, quizás por celos, o la preciosa y sexy pareja del malo malísimo, que por supuesto sabemos que acabará beneficiándose... Cabe achacar que a esta mujer se le atribuye un pasado bastante confuso con sus hijos a los que tiene abandonados, esto seguro en el libro está mejor desarrollado, en la serie es un pegote sin sentido. Se suman algunas incoherencias y agujeros narrativos (spoiler). No es que sea mala la serie, es que no es lo grande que muchos han querido ver (a mi modesto entender).
Tom Hiddleston destila sex Apple, encanto, apostura, elegancia, sonrisa que enamora (y soy muy hetero), ojos azules que prendan, sin duda la mejor carta de presentación para encarnar a James Bond en el futuro, lástima que su rol peque de lineal y poco matizado, nunca duda, siempre adelante, le faltan aristas para humanizarlo, en realidad, justo lo que es el mítico agente 007. Hugh Laurie (vuelta a una producción británica después de trece años de ausencia), encarna con mordacidad y simpatía serpentil al villano de la función, sabe dotarlo de grietas, dándole una mínima patena de fragilidad (pero remarco, mínima), se nota disfrutar haciendo de malo malísimo... (sigue en spoiler por falta de espacio)
Es una serie entretenida, con buen ritmo, destilando elegancia, con alguna s escenas de tensión, rodada con mimo en trasladarnos el lujo en que se mueven estas corruptas élites y las miserias de las que sufren sus beneficios. Siendo el eje el duelo entre los dos antagonistas (Pine vs Roper), enfrentamiento que se mueve entre lo psicológico y lo sutil, el “combate” tiene efluvios bondianos, y es que sigue unas pautas muy similares como ya he remarcado arriba en la figura de Pine un pseudo-Bond (de hecho se baraja como sustituto de Craig), asimismo en la del villano, típico “gentleman”, sofisticado, flemático, de sonrisa cínica, residiendo en una hermosa fortaleza y por supuesto con una bella pareja, con la que todos sabemos terminará haciendo “migas” nuestro héroe particular. Y es que este es uno de los defectos de la serie, su arrolladora previsibilidad, sabes lo que va a pasar antes de que ocurra, con la que la capacidad de sorpresa es nula, los pretendidos giros sorpresa no producen efecto emocional alguno en el espectador, todo transita por lugares ya muy trillados, trama que tropecientas veces hemos visto, porque (seamos francos) lo de la historia del traficante de armas desalmado en connivencia con políticos carece de capacidad de asombro alguna, y tampoco es que el tema sea tratado con hondura dramática alguna, todo se mueve (repito) por caminos bondianos, asesinan a una linda amante de nuestro héroe y entonces este se implica infiltrándose entre los pérfidos, (repito) muy bondiano, no hay motivaciones profundas sobre el daño que producen estas armas, apenas un apunte a pie de página bastante burdo en un tramo en que hacen una prueba del potencial armamentístico un poblacho turco, todo se mueve entre el choque entre el héroe y su némesis, sin rascar. Siendo asimismo los secundarios meros arquetipos que ayudan a potenciar la sensación de estereotipos, como el “esbirro” desconfiado del malo que se huele el pastel, quizás por celos, o la preciosa y sexy pareja del malo malísimo, que por supuesto sabemos que acabará beneficiándose... Cabe achacar que a esta mujer se le atribuye un pasado bastante confuso con sus hijos a los que tiene abandonados, esto seguro en el libro está mejor desarrollado, en la serie es un pegote sin sentido. Se suman algunas incoherencias y agujeros narrativos (spoiler). No es que sea mala la serie, es que no es lo grande que muchos han querido ver (a mi modesto entender).
Tom Hiddleston destila sex Apple, encanto, apostura, elegancia, sonrisa que enamora (y soy muy hetero), ojos azules que prendan, sin duda la mejor carta de presentación para encarnar a James Bond en el futuro, lástima que su rol peque de lineal y poco matizado, nunca duda, siempre adelante, le faltan aristas para humanizarlo, en realidad, justo lo que es el mítico agente 007. Hugh Laurie (vuelta a una producción británica después de trece años de ausencia), encarna con mordacidad y simpatía serpentil al villano de la función, sabe dotarlo de grietas, dándole una mínima patena de fragilidad (pero remarco, mínima), se nota disfrutar haciendo de malo malísimo... (sigue en spoiler por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
... Elizabeth Debecki aporta una belleza y sensualidad que turban, con unas poses y miradas que te desarman, impresionante el candor y erotismo que irradia, una pena que su rol sea tan difuso y plano. Tom Hollander da un buen rendimiento como “Corky”, aunque para el recuerdo queda la histriónica del restaurante tirándose a los pies y a la entrepierna de Pine, una salida de tono. Olivia Colman encarna a la agente de la inteligencia británica Angela, da un notable trabajo, con mucha naturalidad incorpora su (real) embarazo, aportando idealismo y pasión por lo que hace.
La puesta en escena es propia de una superproducción de la gran pantalla, con un excelente diseño de producción de Tom Burton (“Wallander”), recreando diferentes lares en varios continentes, en Reino Unido (Mill Cottage-Blackpool, Hatland Abbey-Devon,…), filmando en Suiza (Zermatt con su majestuoso pico Cervino en el fondo), en Marruecos (Marrakech donde se recrea el hotel egipcio Nefertiti en el resort Es Saadi), en España (Port de Pollença y varios lugares más de Mallorca), haciendo verosímil los escenarios, todo esto bajo la resplandeciente fotografía de Michael Snyman (“Invictus”), de cromatismos suave realzando el lujo y sabiendo adaptarse al tramo sudoroso-mugriento en la frontera con Siria, se añade que extrae el magnetismo del protagonista de la femme fatale Debecki, así como el cinismo de Laurie. La música es de Víctor Reyes (“Buried”) solo reseñable por lo bien que se acoplan a los créditos iníciales, estos un prodigio de alegoría gráfica de la historia que veremos. Destacables sus efectos visuales, prodigiosos en al escena de prueba de armas ante unos potenciales compradores.
Spoiler:
Resulta que el malo malísimo Roper ha hecho fortuna como tipo astuto con un círculo íntimo de personas en las que confía, pero sin embargo se le cuela un tipo con un pasado cuando menos sospechosos y en poco tiempo lo asciende a su mano derecha por encima del que lleva años confiando, Corki, llegando a colocarlo de testaferro de sus millones (menudo lince), por el camino parece no darse cuenta (de algo evidente) de que se está tirando a su mujer. En este embelesamiento (quizás enamoramiento) por Pine, Roper cae en las simplistas trampas que Pine le pone para que desconfíe de Corki, para terminar el héroe asesinando a Corki, Pine le dice a Roper que era un traidor y ya está, se lo traga y a otra cosa. No resulta creíble que el tipo sugestionable (Roper) que nos pintan ahora sea el despiadado que se ha hecho millonario pisoteando a los demás, cruje. Por cierto (como bien he leído), lo de las fuerzas del ejército USA en la frontera entre Turquía y Siria, deteniendo convoyes, resulta harto inverosímil, o sea falso, no entiendo por que nos son soldados otomanos? Quizás por el occidental-centrismo; Tampoco su final me resulta satisfactorio, demasiado acomodaticio y facilón, buscando gustar a más amplio público en perjuicio de la fuerza dramática: Primero con Roper dándole la espalda al móvil con el que Pine debe hacer la transacción de los 300 millones $, con lo que el engaño está servido; Luego está el modo torticero en que un sicario de Roper va a matar a la agente embarazada (Angela) utilizando a Jed como escudo humano, y el malo malísimo no mira en la habitación que está su objetivo, pero Jed si la ve, y ... menuda previsibilidad artera; El remate es cuando Roper es detenido por la policía egipcia, pero se siente seguro con la gente poderosa que le apoya, entonces otros malos a los que ha traicionado aparecen y lo secuestran ante la pasividad de los agentes, provocando la ira y los gritos desesperados de Roper, no me cuadra con el espíritu desesperanzador y pesimista de LeCarré, un final chusco por lo complaciente, no hay valentía, ni coraje.
En conjunto queda una amena propuesta en modo thriller, pero que al final te queda la sensación de haber visto un James Bond bastardeado por telefilminesco. Fuerza y honor!!!
La puesta en escena es propia de una superproducción de la gran pantalla, con un excelente diseño de producción de Tom Burton (“Wallander”), recreando diferentes lares en varios continentes, en Reino Unido (Mill Cottage-Blackpool, Hatland Abbey-Devon,…), filmando en Suiza (Zermatt con su majestuoso pico Cervino en el fondo), en Marruecos (Marrakech donde se recrea el hotel egipcio Nefertiti en el resort Es Saadi), en España (Port de Pollença y varios lugares más de Mallorca), haciendo verosímil los escenarios, todo esto bajo la resplandeciente fotografía de Michael Snyman (“Invictus”), de cromatismos suave realzando el lujo y sabiendo adaptarse al tramo sudoroso-mugriento en la frontera con Siria, se añade que extrae el magnetismo del protagonista de la femme fatale Debecki, así como el cinismo de Laurie. La música es de Víctor Reyes (“Buried”) solo reseñable por lo bien que se acoplan a los créditos iníciales, estos un prodigio de alegoría gráfica de la historia que veremos. Destacables sus efectos visuales, prodigiosos en al escena de prueba de armas ante unos potenciales compradores.
Spoiler:
Resulta que el malo malísimo Roper ha hecho fortuna como tipo astuto con un círculo íntimo de personas en las que confía, pero sin embargo se le cuela un tipo con un pasado cuando menos sospechosos y en poco tiempo lo asciende a su mano derecha por encima del que lleva años confiando, Corki, llegando a colocarlo de testaferro de sus millones (menudo lince), por el camino parece no darse cuenta (de algo evidente) de que se está tirando a su mujer. En este embelesamiento (quizás enamoramiento) por Pine, Roper cae en las simplistas trampas que Pine le pone para que desconfíe de Corki, para terminar el héroe asesinando a Corki, Pine le dice a Roper que era un traidor y ya está, se lo traga y a otra cosa. No resulta creíble que el tipo sugestionable (Roper) que nos pintan ahora sea el despiadado que se ha hecho millonario pisoteando a los demás, cruje. Por cierto (como bien he leído), lo de las fuerzas del ejército USA en la frontera entre Turquía y Siria, deteniendo convoyes, resulta harto inverosímil, o sea falso, no entiendo por que nos son soldados otomanos? Quizás por el occidental-centrismo; Tampoco su final me resulta satisfactorio, demasiado acomodaticio y facilón, buscando gustar a más amplio público en perjuicio de la fuerza dramática: Primero con Roper dándole la espalda al móvil con el que Pine debe hacer la transacción de los 300 millones $, con lo que el engaño está servido; Luego está el modo torticero en que un sicario de Roper va a matar a la agente embarazada (Angela) utilizando a Jed como escudo humano, y el malo malísimo no mira en la habitación que está su objetivo, pero Jed si la ve, y ... menuda previsibilidad artera; El remate es cuando Roper es detenido por la policía egipcia, pero se siente seguro con la gente poderosa que le apoya, entonces otros malos a los que ha traicionado aparecen y lo secuestran ante la pasividad de los agentes, provocando la ira y los gritos desesperados de Roper, no me cuadra con el espíritu desesperanzador y pesimista de LeCarré, un final chusco por lo complaciente, no hay valentía, ni coraje.
En conjunto queda una amena propuesta en modo thriller, pero que al final te queda la sensación de haber visto un James Bond bastardeado por telefilminesco. Fuerza y honor!!!