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Voto de TOM REGAN:
9
23 de junio de 2018
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
133/15(17/06/18) Brillante cuarto episodio de la tercera temporada de esta serie de culto de la BBC two, una maravillosa joya de la televisión que desgraciadamente aún no ha llegado a España. Una creación de los escritores y actores ingleses Steve Pemberton y Reece Shearsmith, serie antológica de cada temporada de seis episodios auto-conclusivos, suceden en un único lugar que tiene que ver con el número 9 (aunque en su prólogo hay imágenes del exterior), con historias totalmente distintas, y personajes diferentes, aunque la pareja de creadores siempre se reservan un papel. Siendo los relatos de apenas media hora en la que suelen suceder historias de mucho humor negro. En esta temporada todos los episodios dirigidos por el barcelonés Guillén Morales (“Los ojos de Julia”), excepto el primero, que era un especial de Navidad “The Devil of Christmas”. Este que abordo tiene lugar en una sala de karaoke que tiene en la puerta el Nº9, donde un grupo de compañeros de trabajo celebran el ascenso de uno de ellos, estando todos ellos disfrazados, teniendo la particularidad de que prácticamente todo el episodio se produce en medio de canciones pop que sirven orgánicamente al relato en sus propósitos dramáticos de hacernos entender lo que sienten los personajes, habiendo muy pocos diálogos, ello en una historia rica en matices, hilando de modo sensacional las diferentes subtramas, con conflictos laborales, triángulos amorosos, bulying laboral, ello con un sentido entusiasta-festivo que desborda la pantalla, un pequeño diamante que hará disfrutar, con esos giros sorpresa marca de la casa que tan bien encajan y remueven al espectador. Originalmente pensado como un episodio totalmente musical, el proyecto era que la historia estaría totalmente contada a través de la canción, pero esto no fue posible. Para Shearsmith, la realidad de esto fue difícil de mantener; en el comentario del episodio, Pemberton expresó su deseo de que hubiera menos diálogo. El ejemplo más cercano a la intención original de contar historias totalmente a través del canto en el episodio final fue la actuación de “Lo conozco muy bien”. No obstante, el episodio resultante, para Pemberton, fue “una especie de musical”, en el sentido de que “hay música en todo momento”, Pemberton eligió en última instancia el episodio como su favorito de la serie. Al parecer fue influenciado por el film de “This is England” de Shane Meadows (2006). Media hora que se goza desde que Reece Shearsmith aparece vestido de luchador cantando “Don't You Want Me” (de The Human League), entra en una sala privada de Karaoke y al poco se le une Tamzin Outhwaite disfrazada de Amy Winehouse, en un desarrollo donde se mezclan infidelidades, dudas laborales, traiciones, desamores, venganzas y algún romance. “Empty Orchestra”, título traducción literal de la palabra japonesa karaoke.
Hay un ingenioso guión del binomio de creadores en el que una habilidad sibarita se da una epidérmica miscelánea donde las canciones pop se entrelazan de forma excelente al fluir de la historia y a la ágil descripción de los personajes, en lo que es un episodio trepidante, cual montarse en una montaña rusa con vaivenes, subidas, bajadas, peros siempre hacia adelante provocando emociones, ello ya desde su ya mencionado (apoteósico) arranque “Do not YouWant Me”, que con jolgorio alegre nos enclava el affaire entre Greg y Connie, sirviendo incluso para dar un toque a Roger, tipo ascendido que tiene la responsabilidad de tener que despedir a uno de ellos, por lo que parece de bajón, pareciendo una letra hecha ex proceso para la trama, prodigioso. A través de estos temas entonados en sintonía con las miradas se produce un minutaje rebosante de tensión, con momentos de humor negro propios de la serie, ejemplo Duane (Jaavone Prince) con su “tómbola” de pastillas (éxtasis, ketamina, viagra, Tic Tac anaranjado y un laxante), todo salpicado de un sentido optimista vibrante, con protagonistas maravillosamente delineados en pocos trazos, en un increscendo dramático fulgente que te deja con una sonrisa de oreja a oreja.
El hecho mordaz de que los creadores hicieron disfrazarse a los intérpretes da una pátina de alegría y jolgorio que infunde vitalidad. Reece Shearsmith resulta encantadoramente perverso como el disfrazado de luchador de sumo, con una vena cínica deliciosa, me gusta el modo en que baila con Fran, tiernamente abrazados, mientras él es preguntado entre dientes por Connie quien es despedido y él la señala sin que Fran se entere. Punto aparte merece lo bien que canta con una química “Pimpinela” con Connie; Steve Pemberton da vida a Roger, se supone el anfitrión, ha sido ascendido al sexto piso, pero sin embargo parece angustiado, todos piensan es por tener que despedir a uno de los presentes, lo cual genera tensión, es el menos disfrazado, de hecho solo lleva una nariz roja de payaso, tiene un arco de desarrollo muy bueno, con ese final neurálgico interesándose de si a una chica le gustará el grupo Whitesnake. Muy sentida la canción que entona, “Since You Been Gone” (de Rainbow); Tamzin Outhwaite está radiante como la villana de la función, una víbora vestida de Amy Winehouse, su vis pérfida resulta siniestramente divertida cuando arremete contra la sorda Janet, la actriz dijo de su rol que “adoraba a su personaje egoísta, triste y manipulador”. Vibrante el tema “I Know Him So Well” (de los ABBA), que canta a dúo con Hadland, un toma y daca punzante; Sarah Hadland encarna a Fran disfrazada de Britney Spears, en rol de mansa engañada, le da ternura muy jolgoriosa cantando el “Saturday Night” (de Whigfield);… (sigue en spoiler)
Hay un ingenioso guión del binomio de creadores en el que una habilidad sibarita se da una epidérmica miscelánea donde las canciones pop se entrelazan de forma excelente al fluir de la historia y a la ágil descripción de los personajes, en lo que es un episodio trepidante, cual montarse en una montaña rusa con vaivenes, subidas, bajadas, peros siempre hacia adelante provocando emociones, ello ya desde su ya mencionado (apoteósico) arranque “Do not YouWant Me”, que con jolgorio alegre nos enclava el affaire entre Greg y Connie, sirviendo incluso para dar un toque a Roger, tipo ascendido que tiene la responsabilidad de tener que despedir a uno de ellos, por lo que parece de bajón, pareciendo una letra hecha ex proceso para la trama, prodigioso. A través de estos temas entonados en sintonía con las miradas se produce un minutaje rebosante de tensión, con momentos de humor negro propios de la serie, ejemplo Duane (Jaavone Prince) con su “tómbola” de pastillas (éxtasis, ketamina, viagra, Tic Tac anaranjado y un laxante), todo salpicado de un sentido optimista vibrante, con protagonistas maravillosamente delineados en pocos trazos, en un increscendo dramático fulgente que te deja con una sonrisa de oreja a oreja.
El hecho mordaz de que los creadores hicieron disfrazarse a los intérpretes da una pátina de alegría y jolgorio que infunde vitalidad. Reece Shearsmith resulta encantadoramente perverso como el disfrazado de luchador de sumo, con una vena cínica deliciosa, me gusta el modo en que baila con Fran, tiernamente abrazados, mientras él es preguntado entre dientes por Connie quien es despedido y él la señala sin que Fran se entere. Punto aparte merece lo bien que canta con una química “Pimpinela” con Connie; Steve Pemberton da vida a Roger, se supone el anfitrión, ha sido ascendido al sexto piso, pero sin embargo parece angustiado, todos piensan es por tener que despedir a uno de los presentes, lo cual genera tensión, es el menos disfrazado, de hecho solo lleva una nariz roja de payaso, tiene un arco de desarrollo muy bueno, con ese final neurálgico interesándose de si a una chica le gustará el grupo Whitesnake. Muy sentida la canción que entona, “Since You Been Gone” (de Rainbow); Tamzin Outhwaite está radiante como la villana de la función, una víbora vestida de Amy Winehouse, su vis pérfida resulta siniestramente divertida cuando arremete contra la sorda Janet, la actriz dijo de su rol que “adoraba a su personaje egoísta, triste y manipulador”. Vibrante el tema “I Know Him So Well” (de los ABBA), que canta a dúo con Hadland, un toma y daca punzante; Sarah Hadland encarna a Fran disfrazada de Britney Spears, en rol de mansa engañada, le da ternura muy jolgoriosa cantando el “Saturday Night” (de Whigfield);… (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
… Javone Prince encarna a Duane ataviado de Michael Jackson, lo dota de electricidad, de nobleza, de momentos chistosos (el concurso de pastillas), de simpatía por el modo de relacionarse con la chica muda, o sarcástico cuando dice que si es que se creen que por ser negro es traficante de drogas, excelente cantando el “Wham Rap!” (de George Michael); Y la que es probablemente el corazón del episodio (paradójicamente esto lo hace una mujer sorda en un musical), Emily Howlett dando vida a Janet disfrazada del estrafalario Boy George de Culture Club, actriz en realidad sorda, aunque no muda, esto es aprovechado por los guionistas para encajarlo en la trama de modo que la cámara se coloca en plan subjetivo con ella y lo que oímos se dilata para sentirnos como ella, una personalidad pasiva, observadora, pero con mundo interior latente, desprendiendo en su aislamiento forzado ternura y empatía, sobre todo por los ataques desabridos de Connie. Excelsa cantando el “Only you” (de Vince Clarke) de Yazoo (en la trampa puesta por Connie), siendo un desafío para alguien sin oído, notable.
La puesta en es tan buena como minimalista nos tiene acostumbrada la serie: Diseño de producción de Simon Rogers (“Utopia”), recreando este alegre local de Karaoke en un set construido en Shepperton Studios (UK), my realis; con una cinematografía sensacional de Stephan Pehrsson (“Black Mirror: USS Callister”), dando profundidad y fluidez la trama, sabiendo mostrar acciones en diferentes niveles, con primorosos primeros planos, jugando con sentido dramático con el subjetivo de Janet; esto en conjunción con la edición de Joe Randall-Cutler (“Hit & Miss”), que dota de un sentido frenético enervante al metraje; también reseñable en este episodio es la labor de vestuario de Yves Barre (“Decline and fall”), muy divertida en los disfraces de luchador de Sumo, Amy, M. Jackson, B. Spears, o Boy George; Pero sobre todo lo que atomiza el capítulo es la colosal galería de temas pop que sirven como un hilo argumental homérico a esta gloriosa media hora, escuchándose en boca de los protagonistas temas de The Human League, Whigfield, George Michael, ABBA, Yazoo, Rainbow, y Kayla Piscopo con el tema “Titanium” entonado por Rebekah Hinds en el final del capítulo, que sirve con explosión de colorido y bacanal musical que deja al espectador con una inyección de entusiasmo contagiable.
Curiosidad: Hay una cosa que vincula cada episodio, es para los fanáticos con ojos de águila, y es una estatua de una liebre de plata escondida en el fondo de cada uno de los Inside No. 9.
En conjunto me queda una experiencia híper-disfrutable, de las que los médicos deberían prescribir como medicina para los depresivos. Fuerza y honor!!!
La puesta en es tan buena como minimalista nos tiene acostumbrada la serie: Diseño de producción de Simon Rogers (“Utopia”), recreando este alegre local de Karaoke en un set construido en Shepperton Studios (UK), my realis; con una cinematografía sensacional de Stephan Pehrsson (“Black Mirror: USS Callister”), dando profundidad y fluidez la trama, sabiendo mostrar acciones en diferentes niveles, con primorosos primeros planos, jugando con sentido dramático con el subjetivo de Janet; esto en conjunción con la edición de Joe Randall-Cutler (“Hit & Miss”), que dota de un sentido frenético enervante al metraje; también reseñable en este episodio es la labor de vestuario de Yves Barre (“Decline and fall”), muy divertida en los disfraces de luchador de Sumo, Amy, M. Jackson, B. Spears, o Boy George; Pero sobre todo lo que atomiza el capítulo es la colosal galería de temas pop que sirven como un hilo argumental homérico a esta gloriosa media hora, escuchándose en boca de los protagonistas temas de The Human League, Whigfield, George Michael, ABBA, Yazoo, Rainbow, y Kayla Piscopo con el tema “Titanium” entonado por Rebekah Hinds en el final del capítulo, que sirve con explosión de colorido y bacanal musical que deja al espectador con una inyección de entusiasmo contagiable.
Curiosidad: Hay una cosa que vincula cada episodio, es para los fanáticos con ojos de águila, y es una estatua de una liebre de plata escondida en el fondo de cada uno de los Inside No. 9.
En conjunto me queda una experiencia híper-disfrutable, de las que los médicos deberían prescribir como medicina para los depresivos. Fuerza y honor!!!