100/45(25/02/09) Una magistral muestra de cine costumbrista. Una obra llena de ternura, donde se nos presenta un pueblo de la Provenza francesa en el cual llega un nuevo panadero, Aimable Castanier (Raimu), rechoncho de mediana edad, el único en la villa, por lo que es muy esperado, con una joven esposa, Aurelie (Ginette Leclerc) que huye con un apuesto pastor, el panadero deprimido deja de hacer pan, por lo que el alcalde ante la urgente necesidad del pan decide reunir al pueblo y organizarlo para la búsqueda de la mujer de Aurelie. Los habitantes del pueblo se nos presentan de un modo magnífico, con unos peleados con otros, el cura enfrentado al maestro, el alcalde un mujeriego, en unas enormes escenas, me recuerda bastante al cine de Berlanga con guiones de Azcona, por el reparto coral y extraordinario humanismo. El guión es una delicia, con diálogos que saben navegar entre el humor y la profundidad, con situaciones en las que no puedes dejar escapar la sonrisa y otras las que se te pueden soltar unas lágrimas, es un deleite para los amantes al cine, incluso por algunas frases que sueltan es adelantado a su tiempo, por lo picantes y subidas de tono. Destacable resulta su protagonista Raimu, del que dijo Orson Welles que era uno de los actores más grandes de su tiempo, un Raimu que realiza un trabajo descomunal, contenido y sin histrionismos, desprendiendo una ternura inmensa, donde su lenguaje corporal tiene mucha importancia, consigue alternar la comicidad y el dramatismo delicadamente, se come la pantalla en cada intervención. Recomendable a todo el mundo. Fuerza y honor!!!