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Voto de TOM REGAN:
6
6,4
26.589
Drama
Con determinación y resistencia física, agresividad e inteligencia, Muhammad Ali, llamado antes de convertirse al islam Cassius Clay, transformó para siempre la vida de muchos americanos. Sus combates, tanto fuera como dentro del ring, le hicieron conocer todos los lados de la vida. Belinda, su esposa; Angelo Dundee, su entrenador; Brew Brown, su consejero; Howard Bingham, su fotógrafo y biógrafo; y Fernie Pacheco, su doctor, todos ... [+]
20 de junio de 2016
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105/06(10/06/16) Fallido film sobre la figura legendaria del pugilista Mohammad Ali, en principio con muchos alicientes para estar esperanzados, superproducción de gran presupuesto, un personaje que por su tremendo carisma trascendió los límites del deporte, una vida ajetreada, la dirección del gran Michael Mann, guión del propio realizador, junto a Eric Roth (“Forrest Gump” o “The insider”), y un gran elenco actoral, encabezado por mimetizado Will Smith con el Icónico púgil, pero Mann se pierde en un océano de superficialidad, en cosas ya resabidas, sin profundizar, sin indagar, sin introspección alguna del mito, todo queda leve, plúmbeo, sin rascar, termina el film y te quedas sin saber nada de hombre, no aporta algo nuevo, si acaso se nos ha mostrado en trazo grueso al Mito. No es que sea mala, posee una gran ambientación, hay brillantez visual, un potente arranque con un collage de imágenes y música de Sam Cooke muy sugerente, un Jon Voight impresionante, unos combates muy bien filmados (calcados a los reales), y un clímax final que puede emocionar.
El guión de Mann y Roth es una revisión de el de Stephen J. Rivele (“Nixon”) y Christopher Wilkinson (“Nixon”), que a su vez se basan en una historia de Gregory Allen Howard (“Titanes: Hicieron historia”), este libreto original cubría toda la vida de Ali desde su infancia, quedando al final sintetizado a sus 10 años (1964-1974) cruciales que lo elevaron a los altares mundiales. La cinta pone el foco en la década que marcó a fuego a Ali, de cómo alcanzó la cima del boxeo, su compromiso ideológico y religioso con su raza, se “enroló” en la Nación del Islam, con su subsiguiente cambio de nombre de Cassius Clay a Mohammad Ali, su negativa a ser reclutado, su retirada del título mundial, sumado a la retirada de su licencia de boxeo, añadiendo muy de refilón su amoríos y matrimonios, no se ahonda en su promiscuidad, en su falta de fidelidad de alguien que sentaba cátedra de rectitud moral (con el jugo que hubiera dado esto), esto en el marco de la convulsa década de los 60, con movimientos en pro de de romper la opresión racial en USA. Se hace un análisis del personaje loando su viscerabilidad, su orgullo racial, su integridad, su capacidad de sacrificio, su espíritu indomable, su fe ciega en sus posibilidades sobre el ring, indaga de modo liviano su relación “títere” con Elijah Mohammed, mal expuesta su amistad con Malcolm X, confuso que de buenas a primeras Ali le haga un desplante, no se nos explica el porqué (fue por su escisión por sus diferencias con Elijah Mohammed), y es que el film es pródigo en porqués y bastante parco en responder. Mann retoma en parte un elemento de su anterior film “The insider” (1999), la lucha de David contra Goliath, del individuo enfrentado a un poder omnímodo, en el anterior era el protagonista contra las poderosas tabacaleras USA, aquí es un negro contra el sistema USA, pero lo malo es que a esto apenas se le hinca el diente, se muestra, se expone, pero no lo sientes, no te roza, no hay tensión. Tampoco se aprieta en otro tema controvertido como es la relación de Ali con La Nación del Islam y de su líder, Elijah Muhammad, de cómo este lo utilizó para sus intereses de dar publicidad y solidez a su organización, que luego se supo corrupta, se pasa de puntillas sobre esto, apenas unos apuntes que se sienten sin explicación.
Mann no juzga el comportamiento de Ali, pero es que tampoco nos da motivaciones para su comportamiento, porque es tan arrogante y egocéntrico, porque decide hacerse musulmán, por que se niega realmente a ser reclutado, vemos pasar por su vida a mujeres como esbozos tenues sin personalidad alguna, vemos su consabida vida pública narcisista y maleducada socarrona, pero nada sabremos de lo que pasa en la trastienda, en su intimidad, de su vida como padre, en su demasiado extenso metraje engloba mucho y se detiene en nada. El ritmo divaga a trompicones, redundando donde no debe, extendiéndose en elementos accesorios, ejemplo el asesinato de Malcolm X, o querer colarnos que el abogado de Ali estaba presente en el asesinato de Marrtin Luther King jr., o meternos con calzador que el FBI espiaba a Malcolm X, cuando esto no tiene interés alguno, ni repercusión. Film que desgraciadamente adolece de alma, de garra, de emoción, todo sucede con frialdad, nada conmueve, llegando por momentos a parecer que en la mesa de montaje se ha perdido coherencia narrativa, no aburre, pero tampoco llena. Discurre por senderos trillados, no arriesga, su neutralidad repercute en gelidez, se queda entre la hagiografía suave y lo huero, plana, sin sorpresas, sin calor, con personajes que vemos mucho junto a Alí pero que quedan difusos, vemos su amistad con Cosell pero sabemos de dónde viene, no se entiende su relación con “Bundini”, muy extraña, química cero con él, o su inquina contra Don King, sin motivación alguna que se nos cuente, o la más sangrante, tremendo que en una historia de boxeo no veamos una sola conversación del púgil con su entrenador, chocante, sobre todo cuando está encarnado por un gran actor como ron Silver, vuelvo a que seguramente la edición barrio con parte de su papel (supongo), y es que los secundarios resultan muy mal delineados, apoyos cojos, . Se siente el relato como una suma mal cosida de acontecimientos, orgánicamente mal hilvanada, con elipsis temporales orgánicamente torpes, un cuadro de brocha gorda que pretende mucho más de lo que puede.
El último bloque, son unos 50 minutos referentes al llamado “Rumble in jungle”, combate llevado a cabo en el verano de 1974 en Kinsasha (Zaire), enfrentaría a Ali frente a George Foreman por el título de los pesados, que Ali perdió no en el ring, si no en los despachos en 1967, pues este segmento se siente un dramatización calcada al magnífico documental de Leon Gast “Cuando éramos reyes” (1996), aportando nada extra, si acoso su infidelidad a su esposa con una “acompañante” de Don King. (sigue en spoiler)
El guión de Mann y Roth es una revisión de el de Stephen J. Rivele (“Nixon”) y Christopher Wilkinson (“Nixon”), que a su vez se basan en una historia de Gregory Allen Howard (“Titanes: Hicieron historia”), este libreto original cubría toda la vida de Ali desde su infancia, quedando al final sintetizado a sus 10 años (1964-1974) cruciales que lo elevaron a los altares mundiales. La cinta pone el foco en la década que marcó a fuego a Ali, de cómo alcanzó la cima del boxeo, su compromiso ideológico y religioso con su raza, se “enroló” en la Nación del Islam, con su subsiguiente cambio de nombre de Cassius Clay a Mohammad Ali, su negativa a ser reclutado, su retirada del título mundial, sumado a la retirada de su licencia de boxeo, añadiendo muy de refilón su amoríos y matrimonios, no se ahonda en su promiscuidad, en su falta de fidelidad de alguien que sentaba cátedra de rectitud moral (con el jugo que hubiera dado esto), esto en el marco de la convulsa década de los 60, con movimientos en pro de de romper la opresión racial en USA. Se hace un análisis del personaje loando su viscerabilidad, su orgullo racial, su integridad, su capacidad de sacrificio, su espíritu indomable, su fe ciega en sus posibilidades sobre el ring, indaga de modo liviano su relación “títere” con Elijah Mohammed, mal expuesta su amistad con Malcolm X, confuso que de buenas a primeras Ali le haga un desplante, no se nos explica el porqué (fue por su escisión por sus diferencias con Elijah Mohammed), y es que el film es pródigo en porqués y bastante parco en responder. Mann retoma en parte un elemento de su anterior film “The insider” (1999), la lucha de David contra Goliath, del individuo enfrentado a un poder omnímodo, en el anterior era el protagonista contra las poderosas tabacaleras USA, aquí es un negro contra el sistema USA, pero lo malo es que a esto apenas se le hinca el diente, se muestra, se expone, pero no lo sientes, no te roza, no hay tensión. Tampoco se aprieta en otro tema controvertido como es la relación de Ali con La Nación del Islam y de su líder, Elijah Muhammad, de cómo este lo utilizó para sus intereses de dar publicidad y solidez a su organización, que luego se supo corrupta, se pasa de puntillas sobre esto, apenas unos apuntes que se sienten sin explicación.
Mann no juzga el comportamiento de Ali, pero es que tampoco nos da motivaciones para su comportamiento, porque es tan arrogante y egocéntrico, porque decide hacerse musulmán, por que se niega realmente a ser reclutado, vemos pasar por su vida a mujeres como esbozos tenues sin personalidad alguna, vemos su consabida vida pública narcisista y maleducada socarrona, pero nada sabremos de lo que pasa en la trastienda, en su intimidad, de su vida como padre, en su demasiado extenso metraje engloba mucho y se detiene en nada. El ritmo divaga a trompicones, redundando donde no debe, extendiéndose en elementos accesorios, ejemplo el asesinato de Malcolm X, o querer colarnos que el abogado de Ali estaba presente en el asesinato de Marrtin Luther King jr., o meternos con calzador que el FBI espiaba a Malcolm X, cuando esto no tiene interés alguno, ni repercusión. Film que desgraciadamente adolece de alma, de garra, de emoción, todo sucede con frialdad, nada conmueve, llegando por momentos a parecer que en la mesa de montaje se ha perdido coherencia narrativa, no aburre, pero tampoco llena. Discurre por senderos trillados, no arriesga, su neutralidad repercute en gelidez, se queda entre la hagiografía suave y lo huero, plana, sin sorpresas, sin calor, con personajes que vemos mucho junto a Alí pero que quedan difusos, vemos su amistad con Cosell pero sabemos de dónde viene, no se entiende su relación con “Bundini”, muy extraña, química cero con él, o su inquina contra Don King, sin motivación alguna que se nos cuente, o la más sangrante, tremendo que en una historia de boxeo no veamos una sola conversación del púgil con su entrenador, chocante, sobre todo cuando está encarnado por un gran actor como ron Silver, vuelvo a que seguramente la edición barrio con parte de su papel (supongo), y es que los secundarios resultan muy mal delineados, apoyos cojos, . Se siente el relato como una suma mal cosida de acontecimientos, orgánicamente mal hilvanada, con elipsis temporales orgánicamente torpes, un cuadro de brocha gorda que pretende mucho más de lo que puede.
El último bloque, son unos 50 minutos referentes al llamado “Rumble in jungle”, combate llevado a cabo en el verano de 1974 en Kinsasha (Zaire), enfrentaría a Ali frente a George Foreman por el título de los pesados, que Ali perdió no en el ring, si no en los despachos en 1967, pues este segmento se siente un dramatización calcada al magnífico documental de Leon Gast “Cuando éramos reyes” (1996), aportando nada extra, si acoso su infidelidad a su esposa con una “acompañante” de Don King. (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Will Smith borda su Ali, lo hace suyo, lo mimetiza, no solo físicamente (portentoso) si no personalmente, en su gestualidad, en su histrionismo, en su mirada, su humor, racial, impetuoso, su arrogancia verbal, en sus combates (entrenado por el propio Angelo Dundee, trainer del verdadero Ali), Ali estuvo en el set de rodaje y dijo de Smith "... boxeas bien, pero yo soy más guapo que tú", estuvo nominado al Oscar. Jon Voight encarna al comentarista deportivo Howard Cosell con una desbordante humanidad, el único que tiene química con Will Smith, en un papel corto deja huella por el vigor con que lo interpreta, también estuvo nominado al Oscar (por secundario). El resto de actores apenas tienen peso alguno, si acaso Mario Van Peebles como Malcolm X exhibe nervio y personalidad. Jamie Foxx como Drew “Bundini” Brown, director y ayudante de campo de Ali inventor frase, queda inconexo, mal engarzado, no entiendes que pinta al lado del campeón, fue el creador de la mítica frase "Flota como una mariposa, pica como una abeja".
La puesta en escena es propia de la elegancia y mimo del realizador Michael Mann, con un notable diseño de producción de John Myhre (“Memoriuas de una Geisha”, “Wanted” o “Piratas del Caribe: En mareas misteriosas”), rodando en Chicago, Miami, Los Ángeles, Nueva York, Houston, Sudáfrica, Ghana, y para recrear el Zaire es Mozambique y su capital Maputo, esto maximizado por la fotografía del maestro mexicano Emmanuel Lubezki (“Gravity”, “Birdman” o “El renacido”), rodando cámara en mano dando sensación de realismo documental, con muy expresivos primeros planos, con deliciosos travellings, flotando de modo excelso entre los púgiles en el ring, sin acudir a los manidos slows enfatizantes. La música es otro factor importante, creada por Lisa Gerrard (Gladiator” o “Mano n fire”) y Pieter Bourke (The insider” o “Collateral”), canalizando emociones, adaptándose al ritmo del film, siendo maravillosa en los combates, en áfrica acudiendo a sonidos étnicos, sumándose una fenomenal galería de temas cantados, entre otros de Sam Cooke, Saif Keita, Bob Dylan o Aretha Franklyn.
Spoiler.
Momentos recordables: Su formidable arranque, con el sonido de fondo de un tema soul de Sam Cooke en un concierto en un club, vemos un vibrante montaje paralelo con Cassius Clay en diferentes tiempos, con su padre de niño, en un bus viendo un titular de un periódico con un negro linchado, entrenando en la nocturnidad por la calle, siendo el culmen de este inicial tramo su combate por el campeonato del mundo frente a Sonny Liston, con Malcolm X entre el público, acabando venciendo contra pronóstico; La justificación frente a los periodistas de su negativa a ser militarmente reclutado, esgrimiendo que los Vietcong no han hecho nada contra él y su raza; La imagen de Ali hundido en la soledad del metro; Belinda describiendo a Alio "...habla negro, blanco vive y piensa en verde"; La carrera entrenando de Ali por los suburbios de Kinsasha, se le van uniendo un séquito innumerable de gente que lo vitorea, Ali se cuela por callejones, viendo la miseria, parando frente a un mural donde ha sido pintado él con los brazos en alto con guantes, dándose cuenta de la magnitud de su persona frente al pueblo, esto con la tribal y enervante música de fondo de Salif Keita, “Tomorrow”; El brutal clímax del combate entre Ali vs Foreman, rodado con gran pulso enérgico.
No se hace tediosa a pesar de su metraje, pero te queda la impresión de que es un film academicista, impersonal, Ali y su controvertida y compleja figura merecía mejor producción, sobre todo a nivel de guión. Fuerza y honor!!!
La puesta en escena es propia de la elegancia y mimo del realizador Michael Mann, con un notable diseño de producción de John Myhre (“Memoriuas de una Geisha”, “Wanted” o “Piratas del Caribe: En mareas misteriosas”), rodando en Chicago, Miami, Los Ángeles, Nueva York, Houston, Sudáfrica, Ghana, y para recrear el Zaire es Mozambique y su capital Maputo, esto maximizado por la fotografía del maestro mexicano Emmanuel Lubezki (“Gravity”, “Birdman” o “El renacido”), rodando cámara en mano dando sensación de realismo documental, con muy expresivos primeros planos, con deliciosos travellings, flotando de modo excelso entre los púgiles en el ring, sin acudir a los manidos slows enfatizantes. La música es otro factor importante, creada por Lisa Gerrard (Gladiator” o “Mano n fire”) y Pieter Bourke (The insider” o “Collateral”), canalizando emociones, adaptándose al ritmo del film, siendo maravillosa en los combates, en áfrica acudiendo a sonidos étnicos, sumándose una fenomenal galería de temas cantados, entre otros de Sam Cooke, Saif Keita, Bob Dylan o Aretha Franklyn.
Spoiler.
Momentos recordables: Su formidable arranque, con el sonido de fondo de un tema soul de Sam Cooke en un concierto en un club, vemos un vibrante montaje paralelo con Cassius Clay en diferentes tiempos, con su padre de niño, en un bus viendo un titular de un periódico con un negro linchado, entrenando en la nocturnidad por la calle, siendo el culmen de este inicial tramo su combate por el campeonato del mundo frente a Sonny Liston, con Malcolm X entre el público, acabando venciendo contra pronóstico; La justificación frente a los periodistas de su negativa a ser militarmente reclutado, esgrimiendo que los Vietcong no han hecho nada contra él y su raza; La imagen de Ali hundido en la soledad del metro; Belinda describiendo a Alio "...habla negro, blanco vive y piensa en verde"; La carrera entrenando de Ali por los suburbios de Kinsasha, se le van uniendo un séquito innumerable de gente que lo vitorea, Ali se cuela por callejones, viendo la miseria, parando frente a un mural donde ha sido pintado él con los brazos en alto con guantes, dándose cuenta de la magnitud de su persona frente al pueblo, esto con la tribal y enervante música de fondo de Salif Keita, “Tomorrow”; El brutal clímax del combate entre Ali vs Foreman, rodado con gran pulso enérgico.
No se hace tediosa a pesar de su metraje, pero te queda la impresión de que es un film academicista, impersonal, Ali y su controvertida y compleja figura merecía mejor producción, sobre todo a nivel de guión. Fuerza y honor!!!