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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
8
Intriga. Drama El señor Callew supone que las emociones son una exteriorización de la debilidad de las personas. Así que, como férreo hombre de negocios, se maneja por la vida sin mostrar ningún tipo de sentimientos. Pero un accidente automovilístico le deja paralizado y aparentemente muerto. La versión original del cuento de Louis Pollock también fue interpretado en la radio por Joseph Cotten. Episodio 1x07 de la serie "Alfred Hitchcock presenta". (FILMAFFINITY) [+]
4 de junio de 2020
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
155/04(03/06/20) Notable séptimo episodio de la primera temporada de la serie antológica de culto creada por el gran Alfred Hitchcock para la CBS, que dirigió algunos capítulos entre ellos este protagonizado por un gran Joseph Cotten. Guión de Francis M. Cockrell y Louis Pollock, sobre una historia de este último. Un capítulo con un prólogo sustancioso que en pocos minutos te describen la personalidad del frio protagonista William Callew (Cotten), muy trabajador pero a la vez gélido en su trato, capaz de burlarse y colgar a un tipo que le llora por teléfono implorándole no le despida. Para a continuación sumergirte en una pesadilla escalofriante, desarrollada con un ritmo trepidante, y ello con el hándicap de que el protagonista está inmóvil la mayor parte del metraje, solo expresándose en off (excelente en el modo de hacernos conectar con su dura situación), atrapándote en una odisea espeluznante que nos hace ponernos en el lugar de William, nos hace padecer su temor, su angustia, con el sentimos alegría cuando tiene pequeños triunfos, para desembocar en un final donde esos sentimientos que parecía no tener el personaje explotan de modo neurálgico, en lo que es una lección moral para que empaticemos con el dolor de los demás, resultando uno de los mejores de toda la serie. Un cautivador ejercicio de estilo propio de un Hitchcock que gustaba de esto en muchas de sus películas que se autoimponía dogmas (“Náufragos” es un thriller que sucede en un bote salvavidas, “La soga” es un film realizado en una sola secuencia, “La ventana indiscreta” donde sucede todo un mundo a través de la mirada de un tipo que no se puede mover,...).

El empresario William Callew (Joseph Cotten) se ha forjado a sí mismo, solo cree en el personal esfuerzo y el espíritu de superación para triunfar en los negocios, todo un ritual de superación y éxito. En uno de sus merecidos descansos, junto a su amigo y consejero Ed Johnson (Raymond Bailey), recibe una llamada a la que William no le da más importancia que la que requiere la obligada atención al empleado Hubka (Forrest Stanley) quien sumido en su perplejidad trata de salvar la situación creada por su jefe, tras lo cual, y con un considerable enfado del empresario al constatar la debilidad humana, decide dar carpetazo al asunto.

Un episodio que no ha perdido frescura a pesar de haber pasado desde su estreno 65 años, todo un prodigio de narración hábil y ágil. Genial el modo de hacernos pasar por varios estados de inquietud y a la vez esperanza cada vez que alguien aparece frente a este protagonista inmovilizado por un accidente, describiendo en sus márgenes lo carroñero de la Condición Humana, una travesía emocional en la que se embarca sin querer William, hasta desembocar en el clímax, donde parece que todo está perdido. Esto potenciado por un ingenioso uso de la cámara de John L. Russell, el que tocaría la cima con la hitchcockiana “Psycho” (1960), con muchos planos subjetivos, angulaciones singulares, tomas a través de sábanas, muy buena labor.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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