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Voto de TOM REGAN:
6
8 de agosto de 2018
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
155/13(22/07/18) Sugerente drama épico ruso con claros ribetes de aventura (encuadrado en el sub-género de supervivencia) dirigido por Klim Shipenko, una a ratos emocionante historia que se basa en la misión Soyuz T-13 de 1985, parte del programa soviético Salyut, Era la primera vez en la historia que una estación espacial "muerta" se acopló y se volvió a poner en servicio. Lejos de continuar la tradición soviética de las cintas espaciales bañadas en el denso existencialismo (“Solaris” es buen ejemplo), Shipenko pone la mirada en un público más amplio, en clara línea de “Apollo XIII” (1995) o “Gravity” (2013), e incluso “Space Cowboys” (2000) por lo de relato de supervivencia en el espacio, donde todos los elementos parecen aliados para sabotear la vuelta de los protagonistas, pero a la vez las ganas de sobrevivir y volver pueden mover “montañas”. Para disfrutarla mejor sería necesario no saber lo que ocurrió, no visitar la wiki, pues de este modo, al entrar “virgen” se disfruta más, mantiene el misterio, y es que el realizador maneja bien los resortes a su alcance, desde una tensa escena de arranque en el espacio, bajando el ritmo una vez en la Tierra para delinear a los que serán los protagonistas espaciales, y para una vez de vuelta al espacio exterior desencadenar la acción y odisea, ello con una serie larga de catástrofes y contratiempos, desde el impresionante acoplamiento, las temperaturas ultra-polares, tableros de instrumentos con hielo, agua goteando, paneles solares desalineados, tableros con cortocircuitos, una carcasa de poder aplastada por un asteroide y más. Shipenko da lustre a una ambientación fenomenal (excepto su torpe música), nos traslada estar con la pareja de cosmonautas allí “fuera”, nos asfixia dentro de las naves, y nos emite agorafobia en el espacio infinito, ello potenciado por unos efectos visuales sencillamente perfectos en su función de trasladarnos realismo. Asimismo el director es valiente al criticar a las instituciones soviéticas que daban más valor a lo material que a lo humano, arremete contra el aparato deshumanizado burócrata del tiempo que prefería ver sacrificar a sus astronautas que ver caer su estación espacial en manos estadounidenses. No inventa nada, se atiene a unos lugares comunes del tipo experimentado de vuelta de todo, el novato astronauta, la mujer embarazada de algún astronauta de misión para potenciar el dramatismo (de modo maniqueo), los momentos de tensión y discusiones en la nave, los tramos de camaradería en la misma, pero lo hace con elegancia y buen gusto, sin sentirte demasiado manipulado emocionalmente (aunque te sepas marioneteado). Es un tributo (merecido) al heroísmo estajanovista de estos astronautas, a la amistad pura, al individualismo por encima del egoísta fin colectivista. Todos los papeles principales comparten nombres con figuras históricas reales (los cosmonautas Vladimir Dzhanibekov y Viktor Savinykh, y el comandante de vuelo Valery Ryumin), pero se les asignan nuevos apellidos para reflejar cuán ficcionalizados y dramatizados están.
La cinta te atrapa en su ágil e intenso inicio (me recuerda en cierta medida al de “Gravity”): Dos cosmonautas en una “caminata” espacial en 1983, para reparar (soldar) una avería en una estación espacial, bromean con un compatriota dentro de la estación, teorizando sobre cuándo el gobierno de la URSS querrá experimentar con el sexo en el espacio, y cuánto tiempo necesitarán (o llegarán a) gastar en simuladores de entrenamiento para el proyecto. Luego, un accidente de soldadura perfora el guante de la cosmonauta. A medida la presión de su traje desciende rápidamente, la hipoxia amenaza, su compañero le habla suavemente durante el proceso de rescate para tranquilizarla. Mientras tanto, la Tierra permanece abajo, hermosa pero amenazante, y vertiginosamente lejana. El cosmonauta Vladimir Fyodorov (Vladimir Vdovichenkov) lleva a su compañera de misión Lazareva (Oksana Fandera) de vuelta a la cámara estanca de la estación, y entonces se queda paralizado por una luz brillante que se refleja en su casco (a nosotros nos queda fuera de plano), y se produce una elipsis y ya estamos de vuelta a la Tierra. En una sesión informativa, se le pregunta a Vladimir sobre el incidente de luz, y este asevera “Tal vez fueron los Ángeles”. Esto le deja en dique seco (Inhabilitado para para tripular).
La película posee un buen ritmo, fluidez narrativa, con buenos toques de humor desengrasante, con espacio para se desarrollen las relaciones, eses toques disfuncionales ingeniosos como la charla sobre el sexo en el espacio, el vodka clandestino bebido gota a gota, el pitillo a escondidas en la estación espacial, la cucaracha a gravedad cero, visiones poéticas maravillosas como ver la Salyut llena de gotas de agua, ese osito de peluche Mishka (mascota de las olimpiadas 1980) que termina surcando el espacio sideral, como una lluvia paralizada en el tiempo espacio, como la escena excelente del incendio (no ocurrió realmente) dentro de la estación vista desde el exterior por una ventana y su resolución extasiante, demuestra que el realizador tiene dotes de buen creador lírico, de los que pueden estar destinado a más proyectos de valor.
Una vez terminada de ver la cinta, pensando un poco te das cuenta los resortes artificiosos poco creíbles tiene, me refiero a como los astronautas se saltan desde el espacio una y otra vez ordenes de Tierra, inverosímil en un tiempo y sistema tan marcial como el soviético alguien se salte de modo tan individualista las ordenes de un superior, esto tendría sentido en la tierra de los librepensadores de USA, pero no en la URSS; Asimismo se puede ver desde el lado contrario a lo habitualmente vemos este tipo de historias con tufillo patriótico, casi siempre desde el lado USA y siendo malos los soviéticos, aquí vemos a los estadounidenses como carroñeros que lanzan una misión espacial (el Challenger) para robar información tecnológica de la Salyut,... (sigue en spoiler)
La cinta te atrapa en su ágil e intenso inicio (me recuerda en cierta medida al de “Gravity”): Dos cosmonautas en una “caminata” espacial en 1983, para reparar (soldar) una avería en una estación espacial, bromean con un compatriota dentro de la estación, teorizando sobre cuándo el gobierno de la URSS querrá experimentar con el sexo en el espacio, y cuánto tiempo necesitarán (o llegarán a) gastar en simuladores de entrenamiento para el proyecto. Luego, un accidente de soldadura perfora el guante de la cosmonauta. A medida la presión de su traje desciende rápidamente, la hipoxia amenaza, su compañero le habla suavemente durante el proceso de rescate para tranquilizarla. Mientras tanto, la Tierra permanece abajo, hermosa pero amenazante, y vertiginosamente lejana. El cosmonauta Vladimir Fyodorov (Vladimir Vdovichenkov) lleva a su compañera de misión Lazareva (Oksana Fandera) de vuelta a la cámara estanca de la estación, y entonces se queda paralizado por una luz brillante que se refleja en su casco (a nosotros nos queda fuera de plano), y se produce una elipsis y ya estamos de vuelta a la Tierra. En una sesión informativa, se le pregunta a Vladimir sobre el incidente de luz, y este asevera “Tal vez fueron los Ángeles”. Esto le deja en dique seco (Inhabilitado para para tripular).
La película posee un buen ritmo, fluidez narrativa, con buenos toques de humor desengrasante, con espacio para se desarrollen las relaciones, eses toques disfuncionales ingeniosos como la charla sobre el sexo en el espacio, el vodka clandestino bebido gota a gota, el pitillo a escondidas en la estación espacial, la cucaracha a gravedad cero, visiones poéticas maravillosas como ver la Salyut llena de gotas de agua, ese osito de peluche Mishka (mascota de las olimpiadas 1980) que termina surcando el espacio sideral, como una lluvia paralizada en el tiempo espacio, como la escena excelente del incendio (no ocurrió realmente) dentro de la estación vista desde el exterior por una ventana y su resolución extasiante, demuestra que el realizador tiene dotes de buen creador lírico, de los que pueden estar destinado a más proyectos de valor.
Una vez terminada de ver la cinta, pensando un poco te das cuenta los resortes artificiosos poco creíbles tiene, me refiero a como los astronautas se saltan desde el espacio una y otra vez ordenes de Tierra, inverosímil en un tiempo y sistema tan marcial como el soviético alguien se salte de modo tan individualista las ordenes de un superior, esto tendría sentido en la tierra de los librepensadores de USA, pero no en la URSS; Asimismo se puede ver desde el lado contrario a lo habitualmente vemos este tipo de historias con tufillo patriótico, casi siempre desde el lado USA y siendo malos los soviéticos, aquí vemos a los estadounidenses como carroñeros que lanzan una misión espacial (el Challenger) para robar información tecnológica de la Salyut,... (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
… los vemos también en los informativos de televisión como alborotadores que meten miedo con el peligro para los terrestres de la misión de la URSS; Aunque también sabe el realizador ofrecer un patinado de crítica a las instituciones soviéticas al tratar su burocracia a los astronautas como peones desechables en pos de salvaguardar secretos de estado, de hecho a nadie ante la desesperación de los dos cosmonautas se les ocurre pedir ayuda a los americanos que tienen su Challenger en el espacio exterior.
En su debe están algunos tramos que se notan acartonados en su artificiosidad, están unos personajes que no se salen del cliché, está la previsibilidad del relato, están algunos elementos manidos azucarados (muchos de ellos con las esposas de los cosmonautas); y está lo mala utilizada que está su banda sonora, colocada a destiempo, intrusiva, tropezona, enfática, queriendo empujar a emocionarte de modo torticero.
La puesta en escena resulta excelente, sobre todo en lo referente a los tramos espaciales, con una recreación apoteósica que nos hace estar en la anti gravitación, atmósfera cero, con esa nave Salyut realista, donde la fotografía de excelente fotografía de Sergei Astakhov (“Brat”) y Ivan Burlakov (“Zhit”), supongo que uno para las escenas terrestres y otro para las espaciales, que se funden con los maravillosos efectos especiales coordinados por Sergey Budyak, para regalarnos una inmersión fabulosa e miles de km de la Tierra, pero con ella al fondo de modo lírico, con secuencias que se te quedan, como las auroras boreales, las gotas de agua, el modo de ver vodka, el fuego en la Salyut, el paseo espacial de Mishka o la cucaracha, fabulosa labor.
Vladimir Vdovichenkov (“Leviathan”) interpreta al piloto Vladimir Fedorov, representa al veterano del binomio espacial, cesado tras su última misión, vuelve a ser requerido en un intento desesperado. El actor lo encarna con personalidad, con vigor, pero sin salirse de lo preestablecido del buenismo imperante en el film; Pavel Derevyanko hace del ingeniero Viktor Alekhin, novato en las lides de astronauta, reclutado por que ha diseñado la estación espacial, releja el componente más emocional al tener a su mujer preñada en Tierra. El actor sabe darle personalidad, teniendo con Vdovichenkov una química buena, dándoles el guión buenos diálogos en que emitir camaradería; Aleksandr Samoylenko como Shudin, el jefe en Tierra de la misión de rescate, el tipo que se encuentra en medio, entre el gesto humano ante unos héroes y el poder desalmado de la burocracia. Da muy bien el perfil de preocuparse por los astronautas, muy jugosa su expresividad, su media sonrisa, su mirada, su ira contenida que termina explotando; Resto del elenco queda difuso, sobre todo destacaría el modo cuasi-misógino en que son tratadas, y es que la primera (basada en Svetlana Savitskaya, la primera mujer en caminar en el espacio) que aparece es la cosmonauta que por una torpeza suya está a punto de morir en el espacio, pero con la ayuda de un hombre consigue sobrevivir, está la encargada de la salud en Tierra que no hace más que poner pegas (gestos) cual aguafiestas o pájaro de mal agüero, y están las esposas de la pareja de astronautas, meras muletas sensibleras sin alma alguna.
Spoiler:
Me ha gustado mucho ese toque místico de la luz que ve Fedorov tras salvar la vida primero de Lazareva, al inicio, y al final tras poner en marcha la Salyut y salvarse los dos, un toque de sublecturas desde religiosas hasta alienígenas, se agradece no nos lo den todo masticado y lo dejen para el espectador juzgue en su mayoría de edad.
En conjunto me queda una estimable y entretenida propuesta, huele a ya vista, pero a los que gusten de aventuras de supervivencia en el espacio les hará pasar un rato ameno, aunque sin poder de perdurabilidad. Fuerza y honor!!!
https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2018/08/salyut-7-heroes-enel-espacio.html
En su debe están algunos tramos que se notan acartonados en su artificiosidad, están unos personajes que no se salen del cliché, está la previsibilidad del relato, están algunos elementos manidos azucarados (muchos de ellos con las esposas de los cosmonautas); y está lo mala utilizada que está su banda sonora, colocada a destiempo, intrusiva, tropezona, enfática, queriendo empujar a emocionarte de modo torticero.
La puesta en escena resulta excelente, sobre todo en lo referente a los tramos espaciales, con una recreación apoteósica que nos hace estar en la anti gravitación, atmósfera cero, con esa nave Salyut realista, donde la fotografía de excelente fotografía de Sergei Astakhov (“Brat”) y Ivan Burlakov (“Zhit”), supongo que uno para las escenas terrestres y otro para las espaciales, que se funden con los maravillosos efectos especiales coordinados por Sergey Budyak, para regalarnos una inmersión fabulosa e miles de km de la Tierra, pero con ella al fondo de modo lírico, con secuencias que se te quedan, como las auroras boreales, las gotas de agua, el modo de ver vodka, el fuego en la Salyut, el paseo espacial de Mishka o la cucaracha, fabulosa labor.
Vladimir Vdovichenkov (“Leviathan”) interpreta al piloto Vladimir Fedorov, representa al veterano del binomio espacial, cesado tras su última misión, vuelve a ser requerido en un intento desesperado. El actor lo encarna con personalidad, con vigor, pero sin salirse de lo preestablecido del buenismo imperante en el film; Pavel Derevyanko hace del ingeniero Viktor Alekhin, novato en las lides de astronauta, reclutado por que ha diseñado la estación espacial, releja el componente más emocional al tener a su mujer preñada en Tierra. El actor sabe darle personalidad, teniendo con Vdovichenkov una química buena, dándoles el guión buenos diálogos en que emitir camaradería; Aleksandr Samoylenko como Shudin, el jefe en Tierra de la misión de rescate, el tipo que se encuentra en medio, entre el gesto humano ante unos héroes y el poder desalmado de la burocracia. Da muy bien el perfil de preocuparse por los astronautas, muy jugosa su expresividad, su media sonrisa, su mirada, su ira contenida que termina explotando; Resto del elenco queda difuso, sobre todo destacaría el modo cuasi-misógino en que son tratadas, y es que la primera (basada en Svetlana Savitskaya, la primera mujer en caminar en el espacio) que aparece es la cosmonauta que por una torpeza suya está a punto de morir en el espacio, pero con la ayuda de un hombre consigue sobrevivir, está la encargada de la salud en Tierra que no hace más que poner pegas (gestos) cual aguafiestas o pájaro de mal agüero, y están las esposas de la pareja de astronautas, meras muletas sensibleras sin alma alguna.
Spoiler:
Me ha gustado mucho ese toque místico de la luz que ve Fedorov tras salvar la vida primero de Lazareva, al inicio, y al final tras poner en marcha la Salyut y salvarse los dos, un toque de sublecturas desde religiosas hasta alienígenas, se agradece no nos lo den todo masticado y lo dejen para el espectador juzgue en su mayoría de edad.
En conjunto me queda una estimable y entretenida propuesta, huele a ya vista, pero a los que gusten de aventuras de supervivencia en el espacio les hará pasar un rato ameno, aunque sin poder de perdurabilidad. Fuerza y honor!!!
https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2018/08/salyut-7-heroes-enel-espacio.html