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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
6
Ciencia ficción. Aventuras La película, dirigida por Holger-Madsen, desarrolla los planes de un doctor, cuyo ídolo es Cristobal Colón (aunque le atribuye erróneamente la intención de dar la vuelta al mundo), para viajar a Marte. Para ello, en sólo dos años logra construir una nave, el Excelsior, y logra captar como voluntarios a un puñado de expedicionarios, uno de ellos comprometido con una joven llamada Corona. (FILMAFFINITY)
6 de marzo de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
33/03(03/02/18) Encantador y sugerente film danés de ciencia-ficción que este 22de febrero de 2018 cumple nada menos que 100 años de su estreno, cautivador en su ingenuidad y bonhomía patológica, obra que hay que ver teniendo en cuenta el contexto en que se rodó. Producido durante una época en la que la Primera Guerra Mundial mostraba pocos signos de finalización, donde el país escandinavo no participaba, y aprovecha para lanzar un canto al entendimiento y el pacifismo a través de una fantasía utópica en que nos presentan una sociedad (marciana) que vive en armonía con la naturaleza y entre las gentes, intentando que nosotros terrícolas, y más concretamente los europeos nos identificáramos con esta filosofía anti-bélica. Presenta la primera representación fílmica del encuentro quimérico entre terrícolas y marcianos, pero lo hace con afán didáctico-pedagógico. Dirigida por ForestHolger-Madsen , donde el festival de efectos especiales es prácticamente nulo, lejos de los experimentos visuales del pionero galo Georges Méliès (epítome “Trip to the Moon”, 1902), utiliza este viaje como metáfora y ejercicio de reflexión de que hay otra forma de coexistir unos humanos con otros, exhibiendo una sociedad utópica en la línea de la “Shangri-la” de Frank Capra, siendo una producción de alto coste por el manejo de masas, por el conjunto de decorados en exteriores (recreación de Marte), rodando en una cantera de roca cerca de Copenhague, y por su vestuario de trajes marcianos de gas vaporosos, y los trajes de cuero de los cosmonautas. Siendo una cinta de aventuras con efluvios a Julio Verne, con una odisea, motines, amores, eso sí, en un nivel de profundidad inocentona. El guionista Sophus Michaelis (lo coescribió junto a Ole Olsen) era principalmente poeta, en ese momento uno de los más populares del país, y esto lo refleja en su constante simbolismo lírico, empezando por el idealista nombre del protagonista, Avanti Planetaros, o secuencias envueltas en un halo cuasi-etéreo de poesía (rozando lo cursi, aunque perdonable en su contexto temporal), especialmente durante las escenas románticas en el Bosque del Amor. La película estuvo desaparecida durante muchas décadas, en 2006, el Instituto Danés de Cine encontró una copia casi completa, luego fue restaurada. Dinamarca no produjo otra película de ciencia ficción hasta “Reptilicus” en 1961.

Avanti (Gunnar Tolenaes) que con la ayuda de su padre astrónomo, Planetaros (Nicolai Neiiendam), organiza un arriesgado viaje interplanetario a Marte, recluta al doctor Krafft (Alf Blutecher), novio de su hermana Corona (Zanny Petersen), también se enrola el estadounidense David dane (Svend Kornbech). Tendrá importancia en el relato el profesor Dubius (Frederick Jacobsen), enemigo de Planetaros.

Desarrollo lineal en el que la tensión es escasa, debido al manejo de una idea como es la exploración de una sociedad moralmente superior a la nuestra, pero más allá de esto no existen conflictos por los que el espectador se sienta removido emocionalmente. Intentan colocarnos dos momentos de intensidad dramática que se quedan en tierra de nadie, uno es el amago de motín en el Excelsior, que se queda en nada, sin consecuencia alguna; y el otro conato es en marte, cuando Avanti saca su pistola y mata un ave, creándose un tumulto y provocando accidentalmente hieren a un marciano, siendo juzgados los expedicionarios en una pantomima idealizada de cómo debería serla justicia, en la que el reo si expía su culpa con arrepentimiento es perdonado, que bonito (puaj!), y utópico; Colateralmente introducen un villano a destiempo, y es que no tiene sentido alguno su rol, que no afecta en nada al transcurso de la historia, un pegote quizás impuesto por la falta de un malo que contrapese; Estos recursos quedan en naif por el poco peso que tienen.

Esta sociedad bucólica sobre el papel puede parecer perfecta, pero lo que transmite es aburrimiento y tedio, una especie de secta hippi donde seguro el amor libre es venerado. Este Paraíso marciano es comparado por el director en una edición donde de dulce sociedad marciana pasamos a la Tierra, donde se nos presenta (de modo maniqueo) su corrupción moral mediante fiestas, borracheras, juego de azar, la decadencia de nuestro mundo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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