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Voto de TOM REGAN:
7
2017
Tony Yacenda (Creador), Dan Perrault (Creador) ...
6,8
1.852
Serie de TV. Comedia
Serie de TV (2017). 2 temporadas. 16 episodios. Cuando el sospechoso de una gamberrada épica en un instituto afirma ser inocente, un cineasta se pone de su parte en esta sátira sobre los programas de crímenes reales. (FILMAFFINITY)
Estreno 2ª temporada: 14 septiembre 2018. Al contar con una historia y caso diferentes, cuenta con ficha independiente: https://www.filmaffinity.com/es/film400453.html
Estreno 2ª temporada: 14 septiembre 2018. Al contar con una historia y caso diferentes, cuenta con ficha independiente: https://www.filmaffinity.com/es/film400453.html
23 de agosto de 2018
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
171/10(15/08/18) Jugosa serie del canal Netflix que parodia con ingenio los docudramas basados en hechos reales (epítome es la Obra Maestra del propio canal “Making of murdered”, de la que incluso hay un guiño en el cuarto capítulo, también con cosas de “The Jinx”), creando un falso documental que hace sátira sobre un acto gamberro en una high school (alguien ha grafiteado penes en todos los coches de los profesores del instituto y el consejo escolar se lo ha atribuido, sin apenas pruebas, al alumno problemático por excelencia). Son ocho episodios creados por Dan Perrault y Tony Yacenda, con Dan Lagana como el showrunner. A Yacenda y Perrault se les ocurrió la idea para la serie a principios de 2016 y posteriormente la lanzaron a Netflix, acordó distribuirla después de asegurarse de que sería "más que un simple boceto de broma dick". Yacenda y Perrault, que habían trabajado anteriormente en videos cortos para publicaciones como Funny or Die y College Humor, se unieron al showrunner Dan Lagana, quien recientemente trabajó en la serie de televisión Dead beat. Lagana se hizo cargo de la contratación de escritores para el espectáculo, eligiendo individuos con relativamente poca experiencia en la escritura para televisión. A través de esta comedia se puede también extraer una radiografía de la vida escolar y de la juventud desorientada y sin referentes morales a los que asirse se da a la ociosidad. Como defecto le pongo que el metraje es demasiado, con la mitad de entregas habría subido la intensidad y la solidez, mientras que a mitad del trabajo se encuentra cierto pesadez narrativa que hace se estanque el desarrollo derivando hacia el drama juvenil (perdiéndose el humor), estirándose sin recursos que cautiven e impulsen cuando se ralentiza. Netflix renovó la serie para una segunda temporada de ocho episodios, que se estrenará en 2018, tras la resolución del caso de la primera temporada, la serie sigue la investigación que realizan Peter y Sam sobre un nuevo vandalismo ocurrido en una escuela secundaria de índole privada y católica. Alvarez y Gluck regresarían como Peter y Sam, investigando un nuevo crimen.
La serie sigue las consecuencias de una costosa broma en una escuela secundaria que dejó a veintisiete automóviles de los profesores vandalizados con imágenes inapropiadas. El "payaso de la clase" Dylan Maxwell (Jimmy Tatro) es acusado del crimen por la escuela, por lo cual es expulsado, hasta que un estudiante de segundo año, Peter Maldonado (Tyler Alvarez) realiza una investigación sobre el incidente para descubrir si Dylan fue el verdadero responsable del vandalismo.
La serie comienza en sus primeros capítulos enganchándote en sus redes de comedia bufa, por el modo de pervertir y burlase de los muy serios y solemnes docu-dramas a los que parodia, utilizando sus mismos resortes, de montajes, transiciones para dar intensidad, cabezas parlantes, voz en off manipuladora en sus reflexiones, por su desarrollo de intriga policiaca “whodonit”, donde hay muchos sospechosos con sus motivaciones y coartadas frágiles, ello evolucionado con mucha agilidad, con un ritmo feroz en cada capítulo se trata un tema, un demandado, una teoría, siendo el centro el instituto (Hanover High School, en realidad el Palisades Charter High School en Pacific Palisades-California-USA), un microcosmos con sus propias cloacas y secretos a flor de piel, ilusiones y resquemores que al agitarlo los (ficcionados) documentalistas comienzan a caer líos y vendettas latentes, esta puerta de entrada hace que el espectador se enganche. Pero a medida que se suceden los capítulos va aminorando la comedia en favor del drama que hace un retrato de la juventud actual, despreocupada, nihilista, superficial, sobre el mundo perverso en el que se mueven estos volubles adolescentes, donde prima el “postureo”, las falsas apariencias, esto potenciado por el uso “tóxico” de las redes sociales (Twitter, Snapchat, Facebook, Instagram,…), de cómo estas distorsionan al proyectar personalidades paralelas de chicos que se están formando.
La serie rebosa autenticidad, con un modo de exponer el caso de forma vibrante, con recreaciones por ordenador espectaculares, con descriptivos dioramas a pizarra, con mucho uso cámara en mano (gracias a una excelente cinematografía de Adam Bricker), con una música (de Darien Shulman) notable que aumenta la sensación de dramatismo impostado, con entrevistas que rebosan veracidad por lo buenos que son los intérpretes, haciendo que el humor brote de modo natural, sin histrionismo o exageraciones, ello pone en la palestra como estos documentales realistas se pueden banalizar por su sobreexplotación. Siendo las estrellas en la sombra los documentalistas (Peter Moldanado y Sam Ecklund), dos nerd idealistas, que encuentran un filón en esta “posible” injusticia”, sabiendo los creadores de la serie entrelazar con incisivo tono la investigación con los propios nerd, haciendo a medida que fluye el relato una sutil introspección de este binomio, impulsando una reflexión sobre como las ansias de “verdad” puede dejar víctimas colaterales por el camino, esto potenciado por pequeñas dosis de implicación obsesiva que les hace ser expulsados del colegio, estar marginados de muchas de sus pesquisados, e incluso chocar con el propio tipo al que intentan defender, esto provocado por unas indagaciones que desnudan y dejan sin protección a muchos de los indagados, dejando traslucir que tras la coraza de autoconfianza se hayan seres débiles, con sus propios fantasmas internos.
La serie sigue las consecuencias de una costosa broma en una escuela secundaria que dejó a veintisiete automóviles de los profesores vandalizados con imágenes inapropiadas. El "payaso de la clase" Dylan Maxwell (Jimmy Tatro) es acusado del crimen por la escuela, por lo cual es expulsado, hasta que un estudiante de segundo año, Peter Maldonado (Tyler Alvarez) realiza una investigación sobre el incidente para descubrir si Dylan fue el verdadero responsable del vandalismo.
La serie comienza en sus primeros capítulos enganchándote en sus redes de comedia bufa, por el modo de pervertir y burlase de los muy serios y solemnes docu-dramas a los que parodia, utilizando sus mismos resortes, de montajes, transiciones para dar intensidad, cabezas parlantes, voz en off manipuladora en sus reflexiones, por su desarrollo de intriga policiaca “whodonit”, donde hay muchos sospechosos con sus motivaciones y coartadas frágiles, ello evolucionado con mucha agilidad, con un ritmo feroz en cada capítulo se trata un tema, un demandado, una teoría, siendo el centro el instituto (Hanover High School, en realidad el Palisades Charter High School en Pacific Palisades-California-USA), un microcosmos con sus propias cloacas y secretos a flor de piel, ilusiones y resquemores que al agitarlo los (ficcionados) documentalistas comienzan a caer líos y vendettas latentes, esta puerta de entrada hace que el espectador se enganche. Pero a medida que se suceden los capítulos va aminorando la comedia en favor del drama que hace un retrato de la juventud actual, despreocupada, nihilista, superficial, sobre el mundo perverso en el que se mueven estos volubles adolescentes, donde prima el “postureo”, las falsas apariencias, esto potenciado por el uso “tóxico” de las redes sociales (Twitter, Snapchat, Facebook, Instagram,…), de cómo estas distorsionan al proyectar personalidades paralelas de chicos que se están formando.
La serie rebosa autenticidad, con un modo de exponer el caso de forma vibrante, con recreaciones por ordenador espectaculares, con descriptivos dioramas a pizarra, con mucho uso cámara en mano (gracias a una excelente cinematografía de Adam Bricker), con una música (de Darien Shulman) notable que aumenta la sensación de dramatismo impostado, con entrevistas que rebosan veracidad por lo buenos que son los intérpretes, haciendo que el humor brote de modo natural, sin histrionismo o exageraciones, ello pone en la palestra como estos documentales realistas se pueden banalizar por su sobreexplotación. Siendo las estrellas en la sombra los documentalistas (Peter Moldanado y Sam Ecklund), dos nerd idealistas, que encuentran un filón en esta “posible” injusticia”, sabiendo los creadores de la serie entrelazar con incisivo tono la investigación con los propios nerd, haciendo a medida que fluye el relato una sutil introspección de este binomio, impulsando una reflexión sobre como las ansias de “verdad” puede dejar víctimas colaterales por el camino, esto potenciado por pequeñas dosis de implicación obsesiva que les hace ser expulsados del colegio, estar marginados de muchas de sus pesquisados, e incluso chocar con el propio tipo al que intentan defender, esto provocado por unas indagaciones que desnudan y dejan sin protección a muchos de los indagados, dejando traslucir que tras la coraza de autoconfianza se hayan seres débiles, con sus propios fantasmas internos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Las actuaciones rayan a gran altura, destacando Jimmy Tatro como el díscolo y bromista Dylan Maxwell, sabe exponer a un típico gamberrete, al que el personaje termina por devorarlo, ello en un hábil arco de desarrollo desde que vemos al joven al principio y al que vemos al final, distinto y transformado por su vulnerabilidad; Tyler Alvarez como Peter Maldonado y Griffin Gluck como Sam Ecklund, hacen de un investigadores-periodistas fascinantes, te los crees, ves en ellos a chicos idealistas obsesionados con la verdad; Calum Worthy como el cuasi-villano Alex Trimboli, da un rendimiento viscoso, siniestro, pérfido, muy bueno; Karly Rothenberg como la hipócrita profesora Shapiro, con prejuicios, siempre con una sonrisa que esconde intolerancia; Ryan O'Flanagan como el extrovertido Kraz, ejemplifica al profesor cercano joven más cercano a su alumnado que a su gremio; Saxon Sharbino como la sexy Sara Pearson, encarna al cliché de chica sensual más preocupada de ser popular que de ser inteligente, y que al igual que a Dylan, termina por devorarle su “creación”; Sean Carrigan como el entrenador Rafferty, figura típica estadounidense de profe simpático que tiene un subtexto de depredador sexual tras su jovial estampa; Hay más personajes de peso, pero estos son los más importantes.
Como tartas pondría lo dicho, que el metraje se excede, rompiendo la magia del inicio hasta derivar en algo más serio que hace perder la frescura de los primeros episodios, llegando a su tramo final bastante desgastada la serie, interesando, pero aminorando su poder de calado.
En conjunto queda una buena y original serie, con mucho humor, con análisis de la juventud, con reflexiones morales, pero que pierde fuelle en su último tercio por no saber sintetizar. Fuerza y honor!!!
Como tartas pondría lo dicho, que el metraje se excede, rompiendo la magia del inicio hasta derivar en algo más serio que hace perder la frescura de los primeros episodios, llegando a su tramo final bastante desgastada la serie, interesando, pero aminorando su poder de calado.
En conjunto queda una buena y original serie, con mucho humor, con análisis de la juventud, con reflexiones morales, pero que pierde fuelle en su último tercio por no saber sintetizar. Fuerza y honor!!!