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Voto de TOM REGAN:
7
6,4
398
Intriga
Tres operarios de una contrata del ayuntamiento tendrán que limpiar el apartamento de una persona recientemente fallecida, pero cuando descubren un misterioso objeto y la razón por la que se suicidó el morador, sus vidas cambiarán para siempre...
20 de septiembre de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
199/13(18/09/18) Estimulante y muy entretenido sexto y último episodio de la cuarta temporada de esta serie de culto de la BBC two, una maravillosa joya de la televisión que desgraciadamente aún no ha llegado a España. Una creación de los escritores y actores ingleses Steve Pemberton y Reece Shearsmith, serie antológica de cada temporada seis episodios auto-conclusivos, suceden en un único lugar que tiene que ver con el número 9, con historias totalmente distintas, y personajes diferentes, aunque la pareja de creadores siempre se reservan un papel. Siendo los relatos de apenas media hora en la que suelen suceder historias de mucho humor negro. Dirigido por Jim O’Hanlon (“The Punisher”), el relato se centra en los operarios municipales Maz (Weruche Opia), Keith (Steve Pemberton) y Nick (Reece Shearsmith) tienen que limpiar el piso mugriento No.9, perteneciente al fallecido Frank (Nigel Planer). Los seguidores de la serie sabrán que cada episodio presenta un guiño que une todos los capítulos, ello en la figura de una pequeña liebre plateada, algo fuera de foco, solo a la vista de los muy avispados, en este episodio el adorno ocupa lugar central como elemento pivotal místico, erigiéndose en uno de esos capítulos con elementos sobrenaturales que de vez en cuando nos regala la pareja, en lo que es una fábula moral oscura y maravillosamente ambientada, con picos excelentes, aunque en su rush final todo se precipita de forma caótica, pero esto se perdona por ser un ejercicio ameno que te hace pasar un rato entusiasta con sus giros maravillosamente trabajados. Transpirando temas profundos (aunque desarrollados de modo trivial) como aquello de ten cuidado con lo que deseas, la codicia, o lo voluble de la condición humana.
Es un cuento moral con trazas con fondo de terror, con una primera mitad apasionante donde se delinean los y el argumento esotérico, con un escenario muy imaginativo en su feísmo, en sus rincones lúgubres, en sus pasillos sombríos, en las torres de papel (gracias al diseño de producción de Dennis De Groot, creador de los f/x de “La vida de Bryan”, y a la cinematografía de John Sorapure de por ejemplo “Paddington”), adornados por la música siniestra de Christian Henson (“Black Death”), creando momentos imaginativos como el de la cinta VHS (tecnología troglodita para Maz!), derivando en intriga y suspense incisivo, pero en su segunda mitad las ideas fluyen, pero en torrente, sin mesura, con giros punzantes pero que llegan apresurados, pero sabiendo destilar generoso humor negro (fantástico el momento muerte Rube Goldberg), ello hasta desembocar a un final de justicia poética ingenioso, aunque este es uno de esos episodios al que le hubiera hecho falta más tiempo para desarrollarse. Es un capítulo algo más superficial que otros en los que se ha hecho introspección de los caracteres, aquí son meros clichés.
Steve Pemberton vuelve a dar una lección de contención y mesura, desplegando una genial flema, delirante el momento “villano James Bond” contando sin más necesidad de que el espectador se entere todo su plan; Reece Shearsmith en un papel algo más plano, deja constancia de su versatilidad; Weruche Opia encarnando a un personaje liso deja para el recuerdo su final.
Es un cuento moral con trazas con fondo de terror, con una primera mitad apasionante donde se delinean los y el argumento esotérico, con un escenario muy imaginativo en su feísmo, en sus rincones lúgubres, en sus pasillos sombríos, en las torres de papel (gracias al diseño de producción de Dennis De Groot, creador de los f/x de “La vida de Bryan”, y a la cinematografía de John Sorapure de por ejemplo “Paddington”), adornados por la música siniestra de Christian Henson (“Black Death”), creando momentos imaginativos como el de la cinta VHS (tecnología troglodita para Maz!), derivando en intriga y suspense incisivo, pero en su segunda mitad las ideas fluyen, pero en torrente, sin mesura, con giros punzantes pero que llegan apresurados, pero sabiendo destilar generoso humor negro (fantástico el momento muerte Rube Goldberg), ello hasta desembocar a un final de justicia poética ingenioso, aunque este es uno de esos episodios al que le hubiera hecho falta más tiempo para desarrollarse. Es un capítulo algo más superficial que otros en los que se ha hecho introspección de los caracteres, aquí son meros clichés.
Steve Pemberton vuelve a dar una lección de contención y mesura, desplegando una genial flema, delirante el momento “villano James Bond” contando sin más necesidad de que el espectador se entere todo su plan; Reece Shearsmith en un papel algo más plano, deja constancia de su versatilidad; Weruche Opia encarnando a un personaje liso deja para el recuerdo su final.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Momentos recordables (aparte de los mencionados): Cuando Maz pide 93 mil libras, entonces Nick saca de debajo del suelo de madera una bolsa con dinero, lo saca y es… del monopoly, pero paralelamente Keith encuentra la caja del monopoly y aquí el dinero es real; La aparición espectral de una sombra en el piso, es Frank, al que previamente había asesinado Nick, su rostro está cadavérico-zombi, y habla de modo tranquilo que quiere un té, entonces nos enteramos del tercer deseo que pidió Frank, y que era un enigma, la Inmortalidad; En el final Keith escucha un ruido cva a donde había dejado inconsciente a Nick, este tiene la liebre en sus manos y tras él aparece el hijo de Keith andando, este tenía esclerosis, Nick dice que el tercer deseo que pidió fue su curación, pero el karma vengativo tiene una última sorpresa, boom!!!
Fruto de esta mencionada aceleración final queda la incomprensible aparición del hijo de Keith, pues como llega allí ipso facto? Por cierto, tampoco entiendo por qué la liebre da a Frank tres deseos, y a los tres visitantes en conjunto los mismos, cuando por lógica serián tres para cada uno.
"Es simplemente divertido, no hay nada real detrás de esto (de la libre-guiño)", Steve Pemberton le contó a Den of Geek sobre la figura de la liebre en el lanzamiento de la serie tres en 2017. "Es un lindo juego pequeño que jugamos. Debido a que cada episodio es tan tremendamente diferente, no había nada que los relacionara más que el hecho de que todos estaban dentro de un Número Nueve, solo pensé que sería bueno tener un objeto que pudieras esconder y tener allí en cada set".
En conjunto me queda un divertimento juguetón con el que lo pasas entusiasmado por lo travieso del guión. Fuerza y honor!!!
Fruto de esta mencionada aceleración final queda la incomprensible aparición del hijo de Keith, pues como llega allí ipso facto? Por cierto, tampoco entiendo por qué la liebre da a Frank tres deseos, y a los tres visitantes en conjunto los mismos, cuando por lógica serián tres para cada uno.
"Es simplemente divertido, no hay nada real detrás de esto (de la libre-guiño)", Steve Pemberton le contó a Den of Geek sobre la figura de la liebre en el lanzamiento de la serie tres en 2017. "Es un lindo juego pequeño que jugamos. Debido a que cada episodio es tan tremendamente diferente, no había nada que los relacionara más que el hecho de que todos estaban dentro de un Número Nueve, solo pensé que sería bueno tener un objeto que pudieras esconder y tener allí en cada set".
En conjunto me queda un divertimento juguetón con el que lo pasas entusiasmado por lo travieso del guión. Fuerza y honor!!!