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Voto de TOM REGAN:
8
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33.330
Cine negro. Intriga
En el siglo XVI, los Caballeros de la Orden de Malta regalaron a Carlos I de España y V de Alemania la estatuilla de un halcón de oro macizo con incrustaciones de piedras preciosas. Era una muestra de gratitud por ciertas prerrogativas que el monarca les había concedido. Sin embargo, la joya no llegó nunca a manos del Emperador, ya que la galera que la trasportaba fue asaltada por unos piratas. Cuatrocientos años después, el detective ... [+]
8 de mayo de 2018
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
96/18(27/04/18) Clásico imperecedero del cine negro, se dice fue el inicio del sub-género, con esos aires de fatalismo y pesimismo, estupendo debut en la dirección del mítico John Huston, tras años de exitoso guionista (“Jezabel, “Cumbres borrascosas”, “El último refugio, o “El sargento York”) dio el salto tras las cámaras adaptando él mismo la novela homónima de Dashiell Hammett, obra serializada en cinco partes en Black Mask durante 1929 y 1930 antes de ser publicada en forma de libro en 1930, se filmó por primera vez en 1931 con el homólogo título, dirigida por Roy del Ruth (Ricardo Cortez de Sam Spade), por segunda vez, como “Satan Met a Lady” en 1936, a los mandos William Dieterle (Warren William de Sam Spade), reescrita como comedia ligera con elementos de la historia modificados. Esta primera cinta hustoniana muestra señas de identidad marcarían su filmografía, como el estudio mordaz y deprimente de la avaricia humana, personajes al límite que actúan ante la codicia de modo radical. En este caso el realizador de Nevada edifico un icono de cultura popular, el cínico detective privado, con rasgos de nihilismo, tipo adusto de apariencia fría que actúa de modo particular, según sus estrictos e inflexibles códigos de conducta. En este caso un Sam Spade encarnado de modo majestuoso por Humphrey Bogart, Sam Spade, catapultando al actor neoyorkino al estrellato más absoluto, siendo además (como dice su icónico Rick en el final de “Casablanca”) el comienzo de una gran amistad. Con su guión Huston respeta fielmente la novela de Hammett, un relato enrevesado, con giros sorprendentes, cargado de amargura, pesimismo, y sobre todo mucha amoralidad sacando a la luz la peor cara de la condición humana y girando alrededor de una historia de caballeros y reyes del siglo XVI. Destacando el homérico elenco actoral, empezando por el anti-héroe Humphrey Bogart, la femme fatale Mary Astor (Brigid O'Shaughnessy), ganó el Oscar ese mismo año por “La gran mentira”, el grandioso (en todos los sentidos) Sydney Greenstreet (a sus 61 años el actor británico debutando en cine), componiendo un villano manipulador (Kasper Gutman), sutil, carismático, el húngaro Peter Lorre, encarnando al afeminado y serpentil Joel Cairo; o Elisha Cook jr., dando vida a al matón Wilmer Cook, in decir una palabra desborda la pantalla con su expresividad.
El Halcón Maltés se considera ejemplo clásico MacGuffin, dispositivo de trama motiva a personajes de la historia, por demás tiene poca relevancia. Tuvo tres nominaciones a los Oscar, sin ganar alguno: a Mejor Película (ganó “Que verde era mi valle”); a Mejor Guion Adaptado de John Huston (ganaron Sidney Buchman & Seton I. Miller por “El difunto protesta”); y Mejor Actor de Reparto para Sydney Greenstreet (ganó Donald Crisp por “Que verde era mi valle”). Ha sido seleccionada para su inclusión en la Biblioteca del Congreso ' Registro Nacional de Cine en 1989.
Es un relato turbio rebosante de diálogos mordaces, con dobles intenciones, con frases tan afiladas como alfileres, donde la amoralidad más ferviente servil de la avaricia campan a sus anchas, con engaños, traiciones, asesinatos, violencia, palizas, una deconstrucción de lo peor de las miserias humanas, ello en desarrollo intrigante, atractivo, cautivando desde su inicio, que cual densa telaraña te va enredando sin saber bien donde está la verdadera salida, sintiéndote como Sam Spade, en juego perverso del gato y el ratón, donde la verdad es una mentira por descubrir,
Ello apoyándose en una construcción de atmósfera cuasi-febril, opresiva, para dar esta sensación casi toda rodada en interiores, donde uno duda de todo, donde la tensión se estructura en base a continuos ententes entre los personajes, y es que la acción es escasa, prácticamente solo se oye un disparo (la violencia ocurre fuera de pantalla, los asesinatos no se ven), y es que las charlas son dinámicas, frescas, ello mientras el aire parece a medida avanza el metraje más y más escaso, ello gracias a personajes matizados, tridimensionales, falibles, con debilidades, imperfectos, ello hace que transpiren que son humanos.
Humphrey Bogart es el amo de la pantalla como el hierático detective privado Sam Spade, con una épica sobriedad expresiva crea uno de los Iconos del Séptimo Arte, gélido, sardónico, carismático, con esa mirada que transmite, con ese labio (con ictus) que le da un toque singular a su rostro, el modo de dialogar, siempre sabes que va por delante, tipo arrogante que siempre tiene la frase adecuada en cada momento, un cínico electrizante y magnético, como juguetea con si la gente como si fuera un gato y ellos un ratón, yoda una irrupción en el mundo del cine que ha perdurado para siempre; Mary Astor encarna a la enigmática y ambigua Brigid O’Shaughnessy, mujer que utiliza sus armas femeninas para desconcertar, cual trilero que intenta no sepas donde esconde la bolita, una manipuladora inteligente, mostrando toda una gama de emociones encontradas, siendo sublime su escena final con Bogart, su retorcida charla, y es que entre los dos hay una de esas químicas que hacen arder la pantalla. Mordaz el modo de filmarla, con varias alegorías carcelarias, como antecediendo su futuro, como su pijama de rayas, los muebles a rayas de su habitación, o los haces de luz que entran por las persianas que se asemejan a barrotes de un celda, y por supuesto el final con ella en el ascensor cerrándose la verja delante en inequívoca imagen de prisión. El papel fue originalmente ofrecido a Geraldine Fitzgerald, pero fue para Mary Astor cuando Fitzgerald decidió aparecer en una obra teatral; Sidney Greenstreet como el siniestro Mr. Gutman, imagen antológica de la maldad sutil, calmada, sosegada, de buenos modales, de mente preclara sofisticado, dando la impresión de maquiavélico. La caracterización tuvo un impacto cultural tan fuerte que la bomba atómica " Hombre Gordo " arrojada sobre Nagasaki durante la Segunda Guerra Mundial recibió su nombre;… (sigue en spoiler)
El Halcón Maltés se considera ejemplo clásico MacGuffin, dispositivo de trama motiva a personajes de la historia, por demás tiene poca relevancia. Tuvo tres nominaciones a los Oscar, sin ganar alguno: a Mejor Película (ganó “Que verde era mi valle”); a Mejor Guion Adaptado de John Huston (ganaron Sidney Buchman & Seton I. Miller por “El difunto protesta”); y Mejor Actor de Reparto para Sydney Greenstreet (ganó Donald Crisp por “Que verde era mi valle”). Ha sido seleccionada para su inclusión en la Biblioteca del Congreso ' Registro Nacional de Cine en 1989.
Es un relato turbio rebosante de diálogos mordaces, con dobles intenciones, con frases tan afiladas como alfileres, donde la amoralidad más ferviente servil de la avaricia campan a sus anchas, con engaños, traiciones, asesinatos, violencia, palizas, una deconstrucción de lo peor de las miserias humanas, ello en desarrollo intrigante, atractivo, cautivando desde su inicio, que cual densa telaraña te va enredando sin saber bien donde está la verdadera salida, sintiéndote como Sam Spade, en juego perverso del gato y el ratón, donde la verdad es una mentira por descubrir,
Ello apoyándose en una construcción de atmósfera cuasi-febril, opresiva, para dar esta sensación casi toda rodada en interiores, donde uno duda de todo, donde la tensión se estructura en base a continuos ententes entre los personajes, y es que la acción es escasa, prácticamente solo se oye un disparo (la violencia ocurre fuera de pantalla, los asesinatos no se ven), y es que las charlas son dinámicas, frescas, ello mientras el aire parece a medida avanza el metraje más y más escaso, ello gracias a personajes matizados, tridimensionales, falibles, con debilidades, imperfectos, ello hace que transpiren que son humanos.
Humphrey Bogart es el amo de la pantalla como el hierático detective privado Sam Spade, con una épica sobriedad expresiva crea uno de los Iconos del Séptimo Arte, gélido, sardónico, carismático, con esa mirada que transmite, con ese labio (con ictus) que le da un toque singular a su rostro, el modo de dialogar, siempre sabes que va por delante, tipo arrogante que siempre tiene la frase adecuada en cada momento, un cínico electrizante y magnético, como juguetea con si la gente como si fuera un gato y ellos un ratón, yoda una irrupción en el mundo del cine que ha perdurado para siempre; Mary Astor encarna a la enigmática y ambigua Brigid O’Shaughnessy, mujer que utiliza sus armas femeninas para desconcertar, cual trilero que intenta no sepas donde esconde la bolita, una manipuladora inteligente, mostrando toda una gama de emociones encontradas, siendo sublime su escena final con Bogart, su retorcida charla, y es que entre los dos hay una de esas químicas que hacen arder la pantalla. Mordaz el modo de filmarla, con varias alegorías carcelarias, como antecediendo su futuro, como su pijama de rayas, los muebles a rayas de su habitación, o los haces de luz que entran por las persianas que se asemejan a barrotes de un celda, y por supuesto el final con ella en el ascensor cerrándose la verja delante en inequívoca imagen de prisión. El papel fue originalmente ofrecido a Geraldine Fitzgerald, pero fue para Mary Astor cuando Fitzgerald decidió aparecer en una obra teatral; Sidney Greenstreet como el siniestro Mr. Gutman, imagen antológica de la maldad sutil, calmada, sosegada, de buenos modales, de mente preclara sofisticado, dando la impresión de maquiavélico. La caracterización tuvo un impacto cultural tan fuerte que la bomba atómica " Hombre Gordo " arrojada sobre Nagasaki durante la Segunda Guerra Mundial recibió su nombre;… (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
… Peter Lorre encarna al amanerado Joel Cairo, componiendo a un velado gay (en la novela es explícito), tipo con mucha pluma que desarrolla un papel incisivo, una comadreja temerosa que intenta sacar las garras con perfidia, formidable; Elisha Cook jr. da una lección de cómo con un rol escaso, sin hablar, se puede emitir todo un reguero de sensaciones de expresividad, su rostro cuando con él delante, su jefe Kasper se plantea “venderlo” es sublime; Resto de secundarios cumplen con notable empeño, Gladys George como la viuda Iva Archer, Lee Patrick como la extrovertida secretaria, el fordiano Ward Bond como el detective de policía Tom Polhaus, Jerome Cowan como el socio de Sam, Miles Archer.
Puesta en escena notable para infundir el estado de ánimo requerido, con una buena dirección artística de Robert M. Haas (“El príncipe y el mendigo” o “Jezabel”), habiendo escasas tomas exteriores naturales, hay alguna toma en San Francisco (Golden Gate Bridge; Ferry Building; y en la Bush Street [asesinato de Miles Archer]), mayormente filmado en los Warner Brothers Burbank Studios (California-USA); pero sobre todo destaca la fascinante cinematografía en glorioso b/n de Arthur Edeson (“Sin novedad en el frente” o “El doctor Frankenstein”), haciendo una labor expresionista estelar, con iluminación tenue, jugando con las sombras, con las tomas largas, con angulaciones zozobrantes, con contrapicados que dejan ver los techos y otorgando profundidad (propio del Gregg Toland que el mismo 1941 sentó cátedra con este novedoso recurso en “Ciudadano Kane”), ello derrochando expresividad en los fotogramas, emitiendo claustrofobia ambiental, un mundo cerrado del que parece imposible escapar; La música es Adolph Deutsch (“Siete novias para siete hermanos” o “El apartamento”), sin dejar especial huella se amolda al dramatismo del relato.
Momentos recordables (algunos ya mencionados): El primer encuentro entre Sam y Gutman, discuten y el detective sale de la habitación, se monta en el ascensor vemos su rostro bajo el sombre ladeado sonriendo, pero cuando mira sus manos, están temblando (tiene sentimientos?); En el final Sam Spade a Brigid “Tendrás suerte si te echan cadena perpetua. Eso significa que si eres una buena chica saldrás a los 20 años. Te estaré esperando. Si te ahorcan, te recordaré siempre.”
Warner Bros había sido impedido por los censores de la Oficina de Hays de volver a publicar la versión de 1931 debido a su contenido "lascivo". Aunque en gran parte cumple con el Código de Producción, la nueva versión de Huston de 1941 contenía algunas insinuaciones: cuando la policía implica a Spade en el asesinato de su compañero, Spade le pregunta al detective Polhaus: "A qué está llegando tu novio, Tom?"
Homosexualidad soterrada: El personaje de Joel Cairo se basó en un criminal que Hammett arrestó por falsificación en Pasco, Washington, en 1920. En la novela de Hammett, el personaje es claramente homosexual, pero para evitar problemas con los censores, esto se minimizó considerablemente, aunque todavía es notablemente afeminado, las tarjetas de visita y los pañuelos de Cairo están perfumados con gardenias; se molesta por su ropa y se molesta cuando la sangre de un rasguño arruina su camisa. Por el contrario, en la novela, Cairo se conoce como "queer" y "el hada". La película es una de muchas de la era que, debido a la Hays Office, solo podía insinuar la homosexualidad. Wilmer se molesta cuando Spade se refiere a él como un "gunsel", es decir, un joven homosexual en una relación con un hombre mayor.
En conjunto me queda una notable propuesta de thriller noir, por al que el paso del tiempo apenas le ha hecho mella, creador de varios iconos influenciantes en el cine posterior, como el cine negro, Bogart, la mujer fatal, y el detective caustico y nihilista. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2018/05/el-halcon-maltes.html
Puesta en escena notable para infundir el estado de ánimo requerido, con una buena dirección artística de Robert M. Haas (“El príncipe y el mendigo” o “Jezabel”), habiendo escasas tomas exteriores naturales, hay alguna toma en San Francisco (Golden Gate Bridge; Ferry Building; y en la Bush Street [asesinato de Miles Archer]), mayormente filmado en los Warner Brothers Burbank Studios (California-USA); pero sobre todo destaca la fascinante cinematografía en glorioso b/n de Arthur Edeson (“Sin novedad en el frente” o “El doctor Frankenstein”), haciendo una labor expresionista estelar, con iluminación tenue, jugando con las sombras, con las tomas largas, con angulaciones zozobrantes, con contrapicados que dejan ver los techos y otorgando profundidad (propio del Gregg Toland que el mismo 1941 sentó cátedra con este novedoso recurso en “Ciudadano Kane”), ello derrochando expresividad en los fotogramas, emitiendo claustrofobia ambiental, un mundo cerrado del que parece imposible escapar; La música es Adolph Deutsch (“Siete novias para siete hermanos” o “El apartamento”), sin dejar especial huella se amolda al dramatismo del relato.
Momentos recordables (algunos ya mencionados): El primer encuentro entre Sam y Gutman, discuten y el detective sale de la habitación, se monta en el ascensor vemos su rostro bajo el sombre ladeado sonriendo, pero cuando mira sus manos, están temblando (tiene sentimientos?); En el final Sam Spade a Brigid “Tendrás suerte si te echan cadena perpetua. Eso significa que si eres una buena chica saldrás a los 20 años. Te estaré esperando. Si te ahorcan, te recordaré siempre.”
Warner Bros había sido impedido por los censores de la Oficina de Hays de volver a publicar la versión de 1931 debido a su contenido "lascivo". Aunque en gran parte cumple con el Código de Producción, la nueva versión de Huston de 1941 contenía algunas insinuaciones: cuando la policía implica a Spade en el asesinato de su compañero, Spade le pregunta al detective Polhaus: "A qué está llegando tu novio, Tom?"
Homosexualidad soterrada: El personaje de Joel Cairo se basó en un criminal que Hammett arrestó por falsificación en Pasco, Washington, en 1920. En la novela de Hammett, el personaje es claramente homosexual, pero para evitar problemas con los censores, esto se minimizó considerablemente, aunque todavía es notablemente afeminado, las tarjetas de visita y los pañuelos de Cairo están perfumados con gardenias; se molesta por su ropa y se molesta cuando la sangre de un rasguño arruina su camisa. Por el contrario, en la novela, Cairo se conoce como "queer" y "el hada". La película es una de muchas de la era que, debido a la Hays Office, solo podía insinuar la homosexualidad. Wilmer se molesta cuando Spade se refiere a él como un "gunsel", es decir, un joven homosexual en una relación con un hombre mayor.
En conjunto me queda una notable propuesta de thriller noir, por al que el paso del tiempo apenas le ha hecho mella, creador de varios iconos influenciantes en el cine posterior, como el cine negro, Bogart, la mujer fatal, y el detective caustico y nihilista. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2018/05/el-halcon-maltes.html