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Voto de Niccólito:
10
Intriga. Drama La percepción de la realidad de una actriz (Laura Dern) se va distorsionando cada vez más. Al mismo tiempo descubre que, quizá, se está enamorando de su partenaire (Justin Theroux) en un remake polaco inconcluso y supuestamente maldito. (FILMAFFINITY)
24 de febrero de 2007
41 de 65 usuarios han encontrado esta crítica útil
Abrimos los ojos y nos encontramos solos y sentados. Una silla (alta, nuestros pies no rozan el suelo) y cuatro paredes grises. No sabemos que hacemos allí, no recordamos nada sobre nosotros antes de haber despertado en este lugar pero un temor indefinible nos impide reaccionar, abandonar la silla y movernos. El tiempo pasa lento y, con él, nuestro temor mengua vencido por la curiosidad y el aburrimiento. Finalmente, en un impulso de valor, abandonamos la silla y nos acercamos a una de esas paredes. Al posar nuestra mano en ella notamos que algo se desprende, quedándose entre nuestros dedos. Polvo. Con cuidado al principio y frenéticamente después, barremos con nuestra mano la capa que cubre las cuatro paredes. Detrás de ella sólo vemos nuestro reflejo. Rodeados y condenados a contemplarnos, eternamente.
El párrafo anterior intenta aplicar el "método Lynch" a lo que sería una aproximación a la clave que descifra su última película The inland Empire, pero como este planteamiento (gemelo al de la obra) resulta oscuro y confuso intentaremos articularlo de una manera más comprensible. Para entender esta película se deben dar dos condiciones en el espectador. La primera y más importante es que su pasión por el cine sea grande. La segunda es que posea un conocimiento previo de la obra del autor. Dadas estas condiciones debemos de huir de aquellas opiniones maniqueas, que poblarán periódicos, críticas especializadas y artículos de opinión amateur como éste. Tanto las críticas que la desdeñen como una rareza como aquellas que afirmen su condición de obra maestra absoluta, sin aportar más que el nombre del autor como argumento deben ser descartadas. Y esa es la clave. Durante toda su carrera Lynch ha explotado, experimentado y (a veces) hasta abusado del poder manipulador de la imagen sobre el espectador. Este Lynch oscuro, transforma escenas cotidianas en estados de profundo extrañamiento en el espectador (recordemos el arranque y final de Terciopelo azul) o situaciones que resultan cómicas en súbitos estallidos de violencia. Esta experimentación previa es lo que le ha permitido madurar como artista para acometer la titánica tarea de realizar The Inland Empire, posiblemente, la reflexión más lúcida que el cine ha hecho sobre el cine hasta la fecha. Con más de un punto en común con la obra maestra de Ivan Zulueta Arrebato, Lynch nos plantea la reflexión sobre nuestro papel como expectadores, sobre aquello que deseamos sentir y experimentar al ver una película, sobre como nos implicamos en historias que sólo existían en la imaginación del artista pero a las que nosotros infundimos nueva vida y significado, muchas veces alejados de la intención original del creador, pero no por ello menos válidos o interesantes. Por eso, tú que estas leyendo estas palabras, deja de hacerlo y acepta el reto. El viaje merecerá la pena.
Niccólito
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