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Voto de Alexander_Supertramp:
7
Drama Adaptación de un libro de John Carlin (Playing the enemy). En 1990, tras ser puesto en libertad, Nelson Mandela (Morgan Freeman) llega a la Presidencia de su país y decreta la abolición del "Apartheid". Su objetivo era llevar a cabo una política de reconciliación entre la mayoría negra y la minoría blanca. En 1995, la celebración en Sudáfrica de la Copa Mundial de Rugby fue el instrumento utilizado por el líder negro para construir la unidad nacional. (FILMAFFINITY) [+]
9 de enero de 2010
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fue presidente de los Estados Unidos, Dios un par de veces y siempre la voz de la sabiduría. El eterno secundario, siempre cómplice, cómplice de su grandeza compartida en pantalla con grandes intérpretes y directores de la talla de Clint Eastwood.
Y una vez más actor y director unen fuerzas con la mejor de las intenciones, para contarnos una historia tan simple como significativa de lo que somos, dispuesta a derrumbar barreras de ignorancia.

Eastwood reta a su viejo amigo a desempeñar uno de los mayores desafíos de su carrera, le encomienda la difícil papeleta de dar vida a Nelson Mandela, el corazón de África, símbolo de libertad e incansable guía en la batalla contra el apartheid. Y Morgan lo borda ¿alguien lo dudaba? con su rostro amigable y su voz penetrante conforma uno de esos personajes dignos de recordar, posiblemente el papel de su vida, aunque mejor me callo ya que son tantos los papeles que parecen eternos bajo su mando.

Y no es una obra maestra, pero si la obra de un maestro, el viejo e incansable Eastwood traslada a la gran pantalla la obra literaria de John Carlin, erigiendo un producto que a pesar de sus inmensas virtudes se pierde en las aristas de un género menos lucido y agradecido como el deportivo, no me malinterpretéis, los partidos de rugby son apasionantes y están extraordinariamente escenificados gracias a la poderosa puesta en escena, pero este tipo de películas que mezclan deporte y drama casi siempre causan de una manera u otra estragos en el conjunto; el guión modélicamente estructurado, sólido como una roca pero falto de garra y de cierta ambición, se resiente de esta dualidad en el género, y de esta falta de aplomo, de ambición en un relato que daba para bastante más, aunque probablemente en manos de otro el producto habría sido un completo desastre, no obstante bajo la batuta de Eastwood el conjunto no solo logra mantenerse a flote sino que hasta por momentos cautiva, incluso con sus excesos grandilocuentes que producen cierto pudor, e incluso con sus pequeñas artimañas para engrandecer la figura del protagonista, a pesar de todo la película consigue llegar a buen puerto.

Así que podríamos decir que el viejo Eastwood es el verdadero invicto de toda esta historia, a pesar de que no sea la obra maestra que todos ansiábamos encontrar, Eastwood sigue invicto y preparado para un nuevo asalto, pese a sus casi ochenta tacos, pese a que ya no tiene nada que demostrar. Y eso señores es de admirar y es lo que realmente vale la pena destacar.
Con la lucidez que da la experiencia puede que estemos delante de uno de los mejores realizadores de la historia, y en una década que ahora concluye, cabe destacar su enorme contribución con piezas que pasaran a formar parte de los anales, puede que jamás un director haya realizado tal cantidad de películas y con tan alta calidad en un espacio de tiempo tan reducido. Sin duda una década que recordaremos, al menos todos los amantes del buen cine que practica Eastwood.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Alexander_Supertramp
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