Simpática comedia en torno a lo enunciado en su título, es decir, tres hijas asisten atónicas a la revelación de que su madre se ha echado una novia. Con un típico desarrollo de amoríos y enredos, Inés París y Daniela Fejerman sacan lustre a un guión muy típico, pero llevado con un buen gusto impecable. Me he imaginado esta película remakeada al estilo Adam Sandler, con el catálogo de gags groseros que podría formular en torno a la situación y se me han desalineado todos los chakras del mal rollo que me entra.

Lo mejor es la buena química entre las actrices, a destacar la vena cómica de Leonor Watling, el oficio de Rosa María Sardá (siempre cumplidora) y a la sencillez y naturalidad de Eliska Sirova en el papel de la novia de la discordia. Nunca pensé que diría algo así pero aquí los floreros son los actores masculinos; tal y como lo son los hombres en una reunión cómplice de mujeres que de eso va la cosa.

La peli está realizada con mucha elegancia tanto en la forma como en el fondo y ofrece un rato tan divertido, agradable e intrascendente como una merienda de chicas rematada por un buen postre (de chocolate, por supuesto).