Haz click aquí para copiar la URL
Tajikistan Tajikistan · Demonlandia
Voto de Neathara:
9
Drama. Cine negro Cuando el segundo marido de Mildred Pierce (Joan Crawford) es asesinado, la policía la interroga. La mujer cuenta cómo ha sido su vida desde que se casó por primera vez y cómo se ha sacrificado para proporcionar a su hija (Ann Blyth) todas las oportunidades que ella nunca tuvo. (FILMAFFINITY)
1 de junio de 2009
67 de 74 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras la muerte de Joan Crawford, protagonista de este poderoso melodrama negro, su hija adoptiva Christine publicó unas memorias de infancia en las que pintaba a la famosa actriz como una psicópata maltratadora, enloquecida por la incapacidad de tener hijos propios y que convirtió la vida de sus retoños adoptados en un auténtico infierno. Fueran o no ciertas estas aseveraciones (curiosamente el libro se publicó después de conocerse que la actriz había desheredado a Christine y a otro de sus hijos que también corroboró los maltratos), lo cierto es que "Alma en suplicio" parece una anticipo cruel e irónico de lo que había de suceder en el futuro, puesto que narra la relación destructiva que se establece entre una sufrida madre y su devoradora, egoísta y sanguijuela hija. Un melodramón con aires a lo "Imitación a la vida" que exprime al máximo el duelo entre la madura Crawford y la perversa muñequita Ann Blyth, que, finalmente será quién se lleve el gato interpretativo al agua con su insaciable y caprichosa Veda (años más tarde, Crawford se tomó la revancha realizando su mejor interpretación conocida junto a otra de las grandes feas de Hollywood, Bette Davis, en "¿Qué fue de Baby Jane").

El guión, espléndido y adulto, está al servicio de las damas, por lo que los caracteres masculinos, aunque omnipresentes, se mueven como sombras en una galería tras el fuego cruzado: son muy superiores las escenas protagonizadas por las mujeres que aquellas en las que salen los actores. Son impresionantes por ejemplo los tiras y aflojas madre-hija, pero también la conversación de Mildred con su ayudante Aida al regresar de unas vacaciones, una indagación curiosa en la cámara blindada de la amistad femenina, esa materia tan maltratada en el cine.

Si bien la trama resulta más o menos previsible, se solventa al dividir la atención del espectador entre el drama familiar y los toques de cine negro (toda la película es la restrospectiva de un asesinato). Sin embargo hay una tensión más tangible en el proceso de destrucción de la hija hacia la madre que en la resolución del crimen que sirve de punto de partida a la narración. Resulta casi pavoroso ver a la robusta Crawford reducida a la indefensión más absoluta ante las demandas de su delicada hija: bajo toda esta historia reside una relectura de lo más inquietante en torno a los instintos maternales mal entendidos.

Recomendabilísima en todos los sentidos para apreciar que más allá de "Casablanca", Curtiz fue capaz de alumbrar obras mayores como ésta.
Neathara
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow