La manera que tiene Tim Burton de enfrentar la muerte es muy del estilo de lo que hacen los mejicanos en el día de Todos los Santos. Simplemente la convierte en una fiesta cojonuda y entrañable repleta de preciosas calaveritas y música animada y cosas divertidas. Su estética macabra pero adorable encaja muy bien con este espíritu de celebrar la muerte como la gran fiesta del final que en el fondo es y "La novia cadáver" es como la materialización perfecta de todo este encantador punto de vista sobre algo que tradicionalmente suele atemorizarnos tanto.

Tiene pegas y la historia es flojita y algo aburrida a ratos, pero Burton consigue hacer algo muy bonito con el stop-motion y dotarlo de humanidad y una especial belleza, como ya hiciera con sus criaturas de "Pesadilla antes de Navidad". Me encantaría de todos modos que Victor hubiese escogido a la culta e inteligente novia cadáver (que además llevaba un gusano en el ojo simpatiquísimo y muy discreto) en lugar de a la aburridilla novieta humana, pero Burton es en el fondo un tradicionalista y lo de la necrofilia igual lo veía un poco hardcore.

Destaco sobre todo la preciosa escena final, la banda sonora de Danny Elfman, los toques de humor negro y mortuorio y por supuesto a los muñequitos, que tienen más vida que muchos actores. A ver si Burton se deja de orgías psicotrópicas y vuelve a regalarnos artesanías tan bien realizadas como ésta.