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Tajikistan Tajikistan · Demonlandia
Voto de Neathara:
9
Drama. Intriga Miembros de una división militar se atrincheran en una recóndita fortaleza del desierto a la espera del ataque del ejército enemigo. Allí, soldados y oficiales sobreviven con honor, tratando de respetar las reglas. El eje del relato es el joven teniente Drogo, quien poco después de ser destinado a la fortaleza, intenta conseguir un certificado médico que lo exima de su nueva posición. (FILMAFFINITY)
18 de marzo de 2010
50 de 54 usuarios han encontrado esta crítica útil
A pesar de lo que la sinopsis pueda sugerir, es una historia psicológica. Se trata de un teniente que llega a una fortaleza en una "frontera muerta" en donde un grupo de militares esperan al enemigo que nunca llega. Está basada en una novela de Dino Buzzati pero aunque creo que cometo sacrilegio, me ha gustado más la película. Quiero decir, me parece que el medio novelístico lo tenía más fácil para adentrarse en la mente de los personajes. Pero el cine es otra cosa, es más complicado. No hay muchas películas que sean tan diáfanas en su utilización de la masa abstracta. "El desierto de los tártaros" lo consigue gracias a dos elementos extraordinariamente utilizados:

1) El sonido: el lento goteo de alguna fuente de agua sobre la piedra y el sonido de los pasos marciales es un contador de espera que provoca la sensación del peso del tiempo sobre los que habitan en la fortaleza. Es esencial también el horrible sonido del viento, que marca la diferencia entre exterior e interior. Los pasos y el goteo desquician por lo intrínseco; el aullido del viento aterra por lo infinito.

2) La imagen: el interior de la fortaleza es un universo marcado por pautas rígidas, al igual que sucedía en el castillo de Gormenghast, donde ridículos nobles sin relación con el mundo se retroalimentaban a base de reglas, normas y jerarquías estúpidas. Cuando los hombres salen al exterior y contemplan la extensión en ruinas de la antigua ciudad en el desierto, existe un punto de ruptura entre lo acostumbrado y lo temido. En el interior, hay un sentido, pero fuera, donde yacen los restos de otros que fueron olvidados, no hay nada.

De este modo no es difícil deducir que la fortaleza no existe, sino que es un estado mental y sus hombres nunca estuvieron en fortaleza alguna, ya que no son más que polvo, piedra y viento, es decir, fantasmas.

Pensando en los tártaros escondidos en algún lugar del desierto, a veces me pregunto porqué deposito todo el sentido de la vida en mitos y leyendas que no veré nunca.
Neathara
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