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Tajikistan Tajikistan · Demonlandia
Voto de Neathara:
6
Drama Adaptación cinematográfica de la novela homónima de Blasco Ibáñez, publicada en 1916. Julio Madariaga, el patriarca de una acomodada familia argentina, verá como el ascenso del nazismo en Europa divide a las dos ramas de su familia. La rama francesa, encabezada por Julio Desnoyers (Glenn Ford), se enfrentará a la rama alemana, los Von Hartrott, cuya militancia nazi les permitirá ocupar puestos de importancia en la Werhmacht. Finalmente, ... [+]
25 de febrero de 2010
17 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
A la Peste y al Hambre no les veremos en esta película, pero Guerra y Muerte cabalgan en línea recta de principio a fin, dejando a su paso tres cosas divididas: un mundo, una Europa y a una familia, los Madariaga.

Afincados en la Argentina, se van al París de 1938 y claro, viven la ocupación nazi y parece que tenemos fifty-fifty en la familia: la mitad quieren ir a la Résistance y la otra mitad ser nazis rubios malos.

Luego no puede faltar una historia de amor estándar Casablanca, con mucha quisicosa trágica. Aquí hago un inciso porque viendo esta película reflexioné sobre la forma en que se daban besos los amantes en las películas antiguas. Toda una estrategia, vean:

1) El galán se yergue en toda su altura (en el caso de Glenn Ford no parece mucha, pero se yergue igual).

2) La chica, en una acción perfectamente coordinada, se luxa el cuello para que nosotros creamos que está ante un gallardo guerrero vikingo y no ante un señor un poco casposo de orejas gigantes.

3) Ya bien remachado el concepto, el tipo se lanza cual Roc desde brumosas alturas para alcanzar los labios de la pobre muchacha, que manteniendo el ángulo antinatural del cuello, se deja avasallar mientras sus ojos se abren de par en par si el beso es obligado o se cierran herméticamente si es consentido.

En este caso, no funciona la técnica, por un grave planteamiento de base. Vemos a un galán de gesto suave, complexión mediana y coqueto culito respingón y lo juntan con una señora que tiene pinta de haberse llamado Manolo hasta hace dos días. El resultado: antiquímica absoluta entre ellos y con el espectador. Simplemente, no te los crees como pareja.

Tras esto, la historia de amor, pura catapulta argumental para propiciar el encuentro entre determinados personajes, creo que por demás sobra.

Los efectos de sonido y la música asimismo están insertadas fatal, cada escena cumbre va subrayada cómo no por tremendo CHACHÁN, con platillos y todo, eh. Irregular trabajo de los actores. Te quedas con más ganas de saber de la familia y menos de las cuitas amorosas de uno de sus vástagos.

Lo mejor, las fantásticas imágenes de los jinetes del Apocalipsis cabalgando hacia la ruina humana.
Neathara
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