Película que pasará a los anales (anales, los que vienen del ano) de La Historia del Cine con mayúsculas. Aquí, el tal Pitof, que ya perpetró esa cosa rara llamada "Vidocq" es súbitamente poseído por el espíritu de San Uwe Böll y San Christopher Lambert y, tomando como base un guión que alguien debió escribir mientras estaba en el baño, realiza uno de los filmes más pestilentes, cutres, chorras, estúpidos e innecesarios del mundo mundial y no se corta un pelo al disfrazar Halle Berry (que o tiene muy mal gusto al elegir guiones o es que nadie le ofrece nada mejor) con cuatro harapos de vinilo, darle un látigo y ponerla a ajusticiar a todos los Malos de la ciudad. Con unos efectos especiales del Todo a Cien, una Sharon Stone ridícula y el ex-novio de Julia Roberts, nuestro amigo Pitof redondea la función inigualablemente. Creo que, de hecho, este señor pertenece a la rancia estirpe de directores que en el fondo, odian al público. Porque si no, no se entiende.