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Voto de Johan Liebhart:
7
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167
Drama
José Navarro (Harry Liedtke) es un dragoneante que es llamado a acudir a la cigarrería donde se ha presentado una pelea entre dos mujeres. Cuando detiene a la agresora, una gitana llamada Carmen (Pola Negri), el soldado queda embelesado con la belleza de la muchacha, y a ruego de ella, la dejará escapar luego. En el instante en que huye, la morena le lanza una flor de acacia que José guardará como un tesoro y desde entonces tendrá lugar ... [+]
13 de noviembre de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un joven Lubitsch (26 años) encaraba su primera gran producción por encargo tras firmar un contrato con la productora alemana UFA. La primera condición era dirigir un film promocional para la estrella incipiente Pola Negri, una actriz con quien acabaría colaborando hasta en 7 ocasiones más. Para tal propósito y siguiendo sus experiencias previas en el teatro, Lubitsch optó por adaptar "Carmen" la novela decimonónica de Prosper Mérimée.
Centrándose, como la archiconocida ópera homónima de Bizet, en la tercera parte, donde el personaje de Carmen despunta y adquiere mayor protagonismo. Así, Pola Negri tendría material para brillar y destacarse. Y vaya si destaca...
Ataviada como una bruja gitana, con dos pecas de picardía, cabellos morenos peinados en curiosas espirales y un maquillaje de kohl que más tarde el expresionismo alemán se encargaría de explotar en toda su dimensión; la polaca da rienda suelta al embrujo de Carmen, corriendo y danzando por las calles de una España soñada.
Lubitsch supo aprovechar bien el cuantioso presupuesto dispuesto por la UFA para recrear con realismo y detalle el ambiente de una barriada andaluza. Calles, casas, mansiones y casuchas, plazas de toros y tiendas con sus rótulos en español castizo se van descubriendo durante toda la cinta. Basadas en las ilustraciones y pinturas que Gustav Doré realizó durante su viaje por la península en 1862 y a las que Lubitsch devuelve el movimiento de masas. El gentío hacinado entre planos generales y planos medios con muy escasos, pero potentes encuadres que escapan de la frontalidad, revitalizan los dejes teatrales y subrayan la energía libertina de la actuación de Negri, reaccionando en segundo término a sus atrevidas actuaciones y correrías ante la ley.
Esta primitiva agilidad del montaje espacial que demuestra especialmente con la escena de la persecución (1), eleva esta versión por encima de cualquier otra adaptación silente hasta el momento, incluida la de Cecil B. DeMille, tres años anterior. (Superada más tarde por la inapelable versión de 1926 de Jacques Feyder)
En definitiva, una obra muy recomendable para disfrutrar de un primerizo Lubitsch que, aunque muy lejos de su famoso "toque", se aleja (irónicamente) del teatro filmado por vez primera; dirigiendo con buen ritmo gracias a un montaje activo, unos estupendos decorados y su buen hacer ordenando el movimiento de los actores en plano.
Centrándose, como la archiconocida ópera homónima de Bizet, en la tercera parte, donde el personaje de Carmen despunta y adquiere mayor protagonismo. Así, Pola Negri tendría material para brillar y destacarse. Y vaya si destaca...
Ataviada como una bruja gitana, con dos pecas de picardía, cabellos morenos peinados en curiosas espirales y un maquillaje de kohl que más tarde el expresionismo alemán se encargaría de explotar en toda su dimensión; la polaca da rienda suelta al embrujo de Carmen, corriendo y danzando por las calles de una España soñada.
Lubitsch supo aprovechar bien el cuantioso presupuesto dispuesto por la UFA para recrear con realismo y detalle el ambiente de una barriada andaluza. Calles, casas, mansiones y casuchas, plazas de toros y tiendas con sus rótulos en español castizo se van descubriendo durante toda la cinta. Basadas en las ilustraciones y pinturas que Gustav Doré realizó durante su viaje por la península en 1862 y a las que Lubitsch devuelve el movimiento de masas. El gentío hacinado entre planos generales y planos medios con muy escasos, pero potentes encuadres que escapan de la frontalidad, revitalizan los dejes teatrales y subrayan la energía libertina de la actuación de Negri, reaccionando en segundo término a sus atrevidas actuaciones y correrías ante la ley.
Esta primitiva agilidad del montaje espacial que demuestra especialmente con la escena de la persecución (1), eleva esta versión por encima de cualquier otra adaptación silente hasta el momento, incluida la de Cecil B. DeMille, tres años anterior. (Superada más tarde por la inapelable versión de 1926 de Jacques Feyder)
En definitiva, una obra muy recomendable para disfrutrar de un primerizo Lubitsch que, aunque muy lejos de su famoso "toque", se aleja (irónicamente) del teatro filmado por vez primera; dirigiendo con buen ritmo gracias a un montaje activo, unos estupendos decorados y su buen hacer ordenando el movimiento de los actores en plano.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
(1) Sobre el minuto 20' se halla la escena que describo.
Carmen (Pola Negri) escapa de los guardias, que la escoltan maniatada hacia la prisión, aprovechando un despiste al bajar por unas escaleras. En el mismo plano, una mujer a un costado de la escalinata habla con otra que se encuentra más arriba abocada en un balcón. Ambas reaccionarán a la escapada, pero inmediatamente cambiamos de plano, siguiendo la huida de Carmen que baja por otras escaleras hacia otra calle, sorprendiendo primero a unos niños que juegan en el fondo del plano y, en primer término a una mujer con un bebé en brazos que habla con otras tres mujeres amén de unas niñas que juegan con las palmas en el suelo. Carmen sale de plano, pero esta vez no la seguimos, los guardias llegan un instante más tarde topando con las mujeres, éstas los mandan por el callejón equívoco de la izquierda despistándoles del rastro de Carmen. Tras salir los guardias del encuadre, el plano se mantiene unos segundos evidenciando la complicidad de estas mujeres que se miran y ríen alegremente.
Volvemos finalmente con Carmen, que huye por una suerte de soportal, saltando por encima de unos niños tirados por el suelo. Dos detalles llaman poderosamente la atención, la ropa tendida que ondea al viento por encima de Carmen, y un niño que salta y cae más allá del soportal, como un punto de fuga, por el que aparecerán dos mujeres curiosas por ver hacia dónde se dirige Carmen. Finalmente en otro plano, Carmen escapará por una puerta de madera metiéndose en una casa de figuras desarrapadas.
Toda esta escena salpicada de vidas y miradas en movimiento se compone por cuatro planos y dura apenas treinta segundos. Imponiendo un ritmo muy ágil, algo inusual para la época, que recuerda más bien a los códigos de una película de acción moderna o al mejor slapstick (aunque sin el vis cómico) de los futuros años veinte.
Demuestra la capacidad de Lubitsch para jugar con el espacio a la par que construir una atmósfera, trabajando con precisión la disposición y el movimiento de los actores (hasta el último figurante) en cada línea del plano. Algo que desarrollaría en mayor grado en el cine sonoro de "Trouble in Paradise" en adelante, volviéndose marca indeleble de su "toque".
Carmen (Pola Negri) escapa de los guardias, que la escoltan maniatada hacia la prisión, aprovechando un despiste al bajar por unas escaleras. En el mismo plano, una mujer a un costado de la escalinata habla con otra que se encuentra más arriba abocada en un balcón. Ambas reaccionarán a la escapada, pero inmediatamente cambiamos de plano, siguiendo la huida de Carmen que baja por otras escaleras hacia otra calle, sorprendiendo primero a unos niños que juegan en el fondo del plano y, en primer término a una mujer con un bebé en brazos que habla con otras tres mujeres amén de unas niñas que juegan con las palmas en el suelo. Carmen sale de plano, pero esta vez no la seguimos, los guardias llegan un instante más tarde topando con las mujeres, éstas los mandan por el callejón equívoco de la izquierda despistándoles del rastro de Carmen. Tras salir los guardias del encuadre, el plano se mantiene unos segundos evidenciando la complicidad de estas mujeres que se miran y ríen alegremente.
Volvemos finalmente con Carmen, que huye por una suerte de soportal, saltando por encima de unos niños tirados por el suelo. Dos detalles llaman poderosamente la atención, la ropa tendida que ondea al viento por encima de Carmen, y un niño que salta y cae más allá del soportal, como un punto de fuga, por el que aparecerán dos mujeres curiosas por ver hacia dónde se dirige Carmen. Finalmente en otro plano, Carmen escapará por una puerta de madera metiéndose en una casa de figuras desarrapadas.
Toda esta escena salpicada de vidas y miradas en movimiento se compone por cuatro planos y dura apenas treinta segundos. Imponiendo un ritmo muy ágil, algo inusual para la época, que recuerda más bien a los códigos de una película de acción moderna o al mejor slapstick (aunque sin el vis cómico) de los futuros años veinte.
Demuestra la capacidad de Lubitsch para jugar con el espacio a la par que construir una atmósfera, trabajando con precisión la disposición y el movimiento de los actores (hasta el último figurante) en cada línea del plano. Algo que desarrollaría en mayor grado en el cine sonoro de "Trouble in Paradise" en adelante, volviéndose marca indeleble de su "toque".