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Voto de Alvaro Zamora Cubillo:
6
Drama Rosario, una joven campesina, se entrega por amor a su novio sin sospechar que él la engaña con otra. La decepción y el dolor por la muerte de su padre hacen que la joven huya a Veracruz y se convierta en prostituta. Una noche, Rosario conoce a Alberto, un marino del cual queda prendada. Tras pasar una noche de amor juntos, el destino les depara una cruel sorpresa. (FILMAFFINITY)
15 de diciembre de 2018
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Terminando de ver “La Mujer del Puerto” (1934) de Arcady Boytler con Andrea Palma, Domingo Soler, Joaquín Busquets, Consuelo Segarra, entre otros. Drama mexicano, de 76 minutos, basado en una historia corta llamada “Le Port” (1889) del francés René Albert Guy de Maupassant, quien tuvo una vida díscola y sexualmente promiscua, ya que jamás se le conoció un amor verdadero; y para él, el amor era puro instinto animal y así lo disfrutaba; con su carácter pesimista, misógino y misántropo, estaba motivado por la poderosa influencia de su mentor, Gustave Flaubert, y las ideas de su filósofo de cabecera, Arthur Schopenhauer. Esta es una historia de una joven, que queda desvalida tras la muerte de su padre, y el engaño de su novio; emigra al Puerto de Veracruz, donde se convierte en una enigmática prostituta que “vende placer a los hombres que vienen del mar”, sin embargo, ella busca a su hermano perdido; y tras una noche de pasión con un marino, el destino le revela una cruel y devastadora sorpresa… Esta es la primera película mexicana que merece el calificativo de “excelente”, y está considerada entre “las 100 mejores películas de México de todos los tiempos” El director ruso, Arcady Arcadievic Boytler Rososky, mejor conocido por sus filmes durante La Época de Oro del Cine Mexicano, fue uno de los directores que llegaron a México a principios de los años 30 con Sergei M. Eisenstein; y esta película fue estrenada El Día de San Valentín, el 14 Febrero de 1934, que tiene la particularidad de ser uno de los primeros filmes en la escasa producción mexicana sonora, al tiempo que incorpora música que no es ranchera; pero agregando gran parte del sabor mexicano al establecer la historia en El Puerto de Veracruz en época de carnaval. Así, la historia intenta demostrar que la prostitución “no es algo que alguien quiera seguir”, y con ello nos muestra pensamientos contradictorios internos del personaje. Técnicamente poseedora de mucha influencia del movimiento expresionista alemán, con un excelente uso de la cinematografía de Alex Phillips, crea hermosos contrastes de luces y sombras que perfectamente enmarca la trágica historia con atmósferas poderosas, y a menudo inquietantes; de hecho, la película parece casi un documental antropológico, en el que la cámara pasa gran parte de su tiempo observando de manera desapasionada el comportamiento de la gente común, con pocos indicios de que la historia vaya a algún lugar en particular. Por tanto, el alto valor de producción la convirtió en un hito instantáneo, más cuando es una historia protagonizada por una “prostituta con un corazón de oro”, como en otra película anterior, “Santa” (1931); que aquí incluye algunos temas fuertes de incesto y prostitución; aunque alrededor de ese tiempo, la prostitución no era un tema que sorprendiera a la mayoría, pero era la noción de incesto, lo que generó controversia en la película; además que incorpora a su drama, elementos propios de la moralidad católica, como la culpa, el pecado original, la contraposición a la maternidad santificada por el matrimonio, y la necesidad de sacrificio como medio de expiación; donde las mujeres encarnan una compleja red de arquetipos enraizados en la tradición y las costumbres sociales de México; y puede decirse que la película tiene muchos elementos de una moral católica, con Rosario que vive en pecado y culpa y, la forma en que paga por sus pecados… a través del sacrificio; pero tenemos que considerar que la película se estrenó en 1934 y, en general, la sociedad mexicana de la época atesoraba ese tipo de valores. De la dirección de los actores, Boytler logra obtener muy buenas interpretaciones de su elenco, particularmente de sus estrellas debutantes: Andrea Palma y Domingo Soler; pero el filme es de lucimiento exclusivo para Palma, considerada “La Primera Diva de México” y del Cine Latinoamericano por este exitoso filme. Entonces, el problema principal es la forma extrañamente desigual en que está estructurada la historia, dividida claramente en 2 partes, donde se desperdicia mucho tiempo enfocándose en eventos sin sentido, como las escenas muy largas del carnaval y en el bar; mientras que muy poco minutaje está dedicado a lo verdaderamente importante; al tiempo que hay poca profundidad psicológica, y deja claro que el objetivo es representar “una película de pecadores” Pero queda para la historia la escena de Andrea Palma mientras Lina Boytler canta “Vendo placer a los hombres que vienen del mar...” una toma que ha alcanzado proporciones míticas; tanto que el filme ha tenido 2 “remakes”: En 1949 por Emilio Gómez Muriel, y en 1991 por Arturo Ripstein. Nos queda que “Sólo hay una cosa buena en la vida, y es el amor”
RECOMENDADA.
NO tendrá nota en Lecturas Cinematográficas
http://lecturascinematograficas.blogspot.com/
Alvaro Zamora Cubillo
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