Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Alvaro Zamora Cubillo:
6
Drama Eben (Anthony Perkins), el hijo de un granjero, sólo espera el día en que pueda heredar las tierras de su padre, un tiránico viudo (Burt Ives). Pero cuando éste vuelve a casarse y anuncia que dejará sus posesiones a su nueva esposa, estallan las pasiones más encontradas a lo largo de una noche llena de furia y deseo entre Eben y su nueva madrastra (Sophia Loren). (FILMAFFINITY)
18 de agosto de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Terminando de ver “Desire Under The Elms” (1958) de Delbert Mann con Sophia Loren, Anthony Perkins, Burl Ives, Frank Overton, Pernell Roberts, Rebecca Welles, Jean Willes, Anne Seymour, Roy Fant, entre otros.
Drama que sigue a un anciano granjero de increíble vitalidad y sus 3 hijos que crecieron odiándolo y compartiendo su codicia; aunque el menor siente que debería ser el único heredero; los eventos toman un giro cuando el anciano se casa con un joven extranjera que se convertirá en una feroz contendiente para heredar la granja.
El filme está basado en la obra homónima de 1924 escrita por Eugene O'Neill, que en general, cuenta con personajes que viven en los márgenes de la sociedad y que luchan por mantener sus esperanzas y aspiraciones, aunque suelen acabar desilusionados y cayendo en la desesperación; por lo que explora las partes más sórdidas de la condición humana.
Al igual que su obra “Mourning Becomes Electra”, Desire Under The Elms significa un intento de O'Neill de adaptar elementos de la trama y temas de la tragedia griega a un entorno rural; por lo que se inspiró en el mito de Fedra, Hipólito y Teseo; de esa manera, ambas obras están impulsadas por un triángulo amoroso entre un padre, un hijo y una madrastra, y la tragedia surge de las acciones equivocadas de la madrastra.
La película fue nominada al Oscar como mejor fotografía B/N y concursó por La Palme d’Or del Festival Internacional de Cine de Cannes.
La situación básica es que el hijo pequeño ha visto a su amada madre trabajar hasta la muerte por un padre duro, y luego ha tenido que soportar la usurpación de su puesto por parte de una madrastra agresiva; por lo que supone la opinión de Eben, de que Ephraim mató a su madre, y en gran medida impulsa la trama, llena de promesas, venganzas, huidas, odios, regresos, pasiones desatadas, soledades y el asesinato más cruel que pueda jamás concebirse… son los ecos de esas familias trágicas y desgarradas que O’Neill creaba para los escenarios, y aquí se presenta una atmósfera teatral, intimista, cerrada, a pesar de que ocurra en plena naturaleza y una sensación de extraña irrealidad, entre cuento de terror y tragedia griega.
Sobre los personajes, el padre Ephraim Cabot de 75 años, tiene una gran vitalidad, pero en tiene una debilidad, un orgullo insignificante por su propia fuerza limitada; mientras Eben, su hijo menor, de 25 años, es guapo pero con expresión resentida y defensiva, pues tiene una vitalidad feroz y reprimida; y Anna, la nueva esposa, tiene 35 años, tremendamente atractiva pero con una sensualidad bastante burda; sin embargo se parece mucho a Eben, pues tiene fuerza y determinación.
La acción posee buenos elementos en su desarrollo, un argumento atávico sobre la posesión de la tierra, una evolución de la historia ingeniosa, y unas actuaciones más que notables de Anthony Perkins, Sophia Loren en su primer papel en Hollywood, y un colosal Burl Ives; no obstante, toda la producción es muy teatral, se nota falsa al ser rodada en estudio y en realidad la historia no es muy divertida, pero está marcada por una sexualidad insospechada en una pareja tan extraña como la formada por Perkins y Loren, que no tienen química ni para los besos, sin embargo funcionan y hacen creíble la trama.
De los actores, Burl Ives que crea un monstruo tiránico, que parece un Dios inmortal y vital, pero sus prótesis de maquillaje le cobran factura; mientras que Sophia Loren está bella y salvaje como la naturaleza que rodea a su personaje, resulta difícil el cambio de registro de odio al amor hacia el personaje de Anthony Perkins, que se convierte en un joven rebelde, confuso y pasional; tal vez el personaje más dramático, aunque el final quiera determinar quién es el principal...
¡La Tierra!
Como dato, el filme representó el debut cinematográfico de Pernell Roberts; sin olvidar que toda esta tragedia está envuelta por la música épica y romántica de Elmer Bernstein para una historia oscura.
“No me gusta fingir que lo que es mío es suyo; he estado haciendo eso toda mi vida”
RECOMENDADA.
http://lecturascinematograficas.blogspot.com/
Alvaro Zamora Cubillo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow