Al final estos dos planteamientos convergen en un pueblo declarado oficialmente por la Iglesia maldito, estamos hablando de Trasmoz, en la provincia de Zaragoza, en las faldas del Moncayo.



El documental se desarrolla de manera muy interesante, los dos planos en los que desenvuelve lo son intrínsecamente, pero su convergencia los enriquece.



Conozco desde mi infancia el Real Monasterio de Santa María de Veruela, aquí es un escenario principal, lo que hace que sienta muchas de las cuestiones que se cuentan, muy cercanas.



Un ejemplo perfecto de lo que es un buen documental, con un gran trabajo de investigación detrás para sustentarlo como obra didáctica.

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Mi puntuación: 7,94/10.