Ópera prima del director que también escribe este largometraje sobre diferentes dimensiones y monstruos, recordándome en algunos aspectos a la exitosa serie Stranger Things (The Duffer Brothers, 2016).

Es un hecho: en los bosques, es donde se produce la amplia mayoría de desapariciones inexplicables. McKenzie lo sabe bien, pues su hermana es una de esas desvanecidas. Decidida a averiguar lo que ha ocurrido, la joven convence a sus amigos para ir en su búsqueda, pero al adentrarse entre los árboles descubrirán otra dimensión, donde solo parece haber sitio para la muerte.

Cinta que arranca con una premisa a mi parecer interesantísima, lo cual juega completamente en su contra ya que el film tiene una idea muy buena que luego no se ha podido desarrollar de una forma correcta, diría que por una mezcla entre falta de recursos económicos y falta de saber utilizarlos. Para presentar una trama de ciencia ficción con realidades paralelas, no se nos muestra apenas diferencia entre estas, punto que con imaginación se podría haber sacado jugo y haber aumentado la calidad global de la película, optando por mostrarnos todas las realidades en un bosque sin apenas variaciones. La cosa empeora aún más cuando deciden enseñarnos los pocos seres que nos muestran de las otras dimensiones, siendo (excepto uno de ellos que se salva de la quema) personas con un maquillaje pésimo y con pantalones que parecen de pijama, hecho que más que no sumar, resta puntos y muchos. Exceptuando todo lo anterior y como punto positivo, la película se me hizo corta y no me aburrió, e incluso me gustó su final.

Esta cinta de bajo presupuesto, es un triste ejemplo de una película con buenas ideas mal ejecutadas, quedando en su conjunto como un quiero y no puedo.

-Nota personal: 4/10

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