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España España · O Carballiño
Voto de odaesu:
8
Drama Charles, un joven de veinte años (Antoine Monnier), aparece muerto en el cementerio parisino de Père-Lachaise. ¿Se trata de un suicidio o de un asesinato? Charles vive entre dos amores, Alberte (Tina Irissari) y Edwige (Laetitia Carcano). Inmerso en conversaciones existenciales con su amigo Michel (Henri de Maublanc), desprecia tanto “la felicidad de la tarjeta de crédito” como el compromiso político; no se deja seducir ni por el ... [+]
15 de octubre de 2008
49 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la consulta del psiquiatra (escena cumbre del filme) Charles, en un determinado momento dice:

“Si me suicidara no creo que fuera condenado por no comprender lo incomprensible”

Esta frase (y en cierta medida la conversación de autobús que da título a la película) resume la esencia, el corazón, de esta historia a medio camino entre el cine existencial (Bergman) y el cine político-revolucionario (Godard), todo rehogado por un chorro grotesco e impactante al más puro estilo Pasolini. El diablo probablemente (título precioso, por cierto) tiene así, una alma que es a la vez marxista y nihilista. Pero no es oro todo lo que reluce, y al fin y al cabo, han pasado casi 10 años desde Mayo del 68. Y Paris ya no es ese barrio con acordeón (como diría Sabina), y la revolución es tan utópica que los gritos a pleno pulmón desde las barricadas han dado paso a susurros ahogados por conversaciones de hombres de negocios.

Nietzsche ha ganado la partida. Charles no quiere hacer nada con su vida. Es más listo que la mayoría, más inteligente, tiene más personalidad, es más astuto, más cruel, más egocéntrico y más tramposo. Pero el mundo le produce tal sensación de repulsión, que ante el asco y la codicia reinantes la única respuesta posible es la inactividad total. En el momento en que muevas un solo dedo solo estarás ayudando a que el sistema (injusto y repugnante) se perpetúe en el espacio-tiempo.

Rechaza así, cualquier posibilidad de cambio, bien por medio de la revolución social, bien a través de las transformaciones políticas. El cambio es imposible, cualquier tipo de cambio no será más que un espejismo construido por el propio sistema para engañar a unas masas movidas por el diablo, probablemente.

La película no es fácil. Necesita mucha paciencia y mucha fuerza de voluntad. Si no entras en el discurso de Bresson, es mejor que dejes de mirarla, estarás perdiendo el tiempo. Si buscas pasar el rato, esta no es la película, este no es el director, esta no es la temática. Pero si no sabes adonde vas, de donde vienes y quien eres, puede ser que te llegue al alma. Si te identificas con los adjetivos arriba expuestos puede que, en cierta medida, El diablo probablemente hable de ti. Y si te intriga saber que debió de ver Al Gore para transformarse en el profeta del cambio climático, esta es tu película.
odaesu
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