Hay dos maneras de ver Jack. La primera es verla sin saber nada de su director. Disfrutarla como un mero entretenimiento familiar bien construido y que resulta más que entretenido. La segunda es verla a sabiendas de que Francis Ford Coppola, uno de los más grandes cineastas americanos de todos los tiempos, es el artífice del producto. Si sigues la opción 1, el filme te parecerá simpático, incluso emotivo. Si coges el camino 2, cada cinco minutos te preguntarás ¿Cómo coño pudo Coppola rodar semejante bobada? El dinero es el dinero. Y el papá de Sofia (como le gusta ahora que lo llamen) por aquellos tiempos aún no estaba forrado gracias a sus viñedos, y aún pagaba los costes económicos de eses dos desastres financieros llamados Corazonada y Apocalypse Now, sí, la misma en la que, parafraseando a Marge en un capítulo de Los Simpson, Marlon Brando hacía un mero inciso de humor.