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España España · La Solana
Voto de Raul:
8
Drama Pirosmani es un pintor naif, que vivió hasta poco después de la revolución rusa. En vida no obtuvo ningún reconocimiento y sí algunas amargas decepciones y burlas; actualmente es un pintor primitivo conocido en todo el mundo. (FILMAFFINITY)
24 de noviembre de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Emotiva y solemne película sobre la vida del pintor georgiano Niko Pirosmanashvili, más conocido como Pirosmani. Esta obra, desconocida para mí, me ha supuesto una agradabilísima sorpresa, ya que es una película conmovedora, triste y hermosa, una película que queda grabada en la memoria.

Niko Pirosmani, fue un pintor primitivista georgiano, que nació en el seno de una familia de campesinos. Se quedó huérfano muy pronto y tuvo que ser puesto bajo el cuidado de sus dos hermanas mayores.
Fue un auténtico autodidacta, siendo una de sus especialidades la pintura directa sobre hule negro.En 1882 abrió un taller en Tbilisi el cual no prosperó. En 1890 trabajó como conductor de trenes, y en 1895 se empleó creando carteles. En 1893 cofundó una granja en Tbilisi que abandonó en 1901. A lo largo de su vida, la cual pasó siempre en la pobreza, se empleó en trabajos comunes que iban desde pintar casas hasta encalar fachadas. A pesar de que sus pinturas lograron una popularidad local su relación con artistas profesionales fue difícil. Ganarse la vida siempre fue una tarea más importante para él que la estética abstracta.

Esto último está impecablemente reflejado en la película, ya que Nikolo, nunca se casó con nadie y siempre llevó una vida "sin candados", lo que le ocasionó múltiples problemas con otros pintores y con la sociedad en general. Niko es bondadoso, orgulloso y siempre preocupado por su libertad. Es un hombre puro, con un talento muy grande para crear. Su vida es sencilla y marcada por la pobreza.
Con el paso del tiempo aparece en su vida una soledad profunda y desesperanzada fruto de un rechazo hacia todo lo que tuviese que ver con el reconocimiento social.

La obra de Shengelaya es un retrato honesto, sensible y muy humilde de un pintor muy poco reconocido. La figura de Pirosmani inspira ternura y compasión. La incomprensión, el rechazo, la soledad, la creación y el talento son los temas que dominan en el film. Además a modo de Parajanov, su compatriota refleja fielmente las costumbres de la vida rural georgiana (ritual de boda, vestimentas, folklore...).

A nivel formal la fotografía es preciosista, jugando con tonos apagados. La banda sonora es nostálgica y su estructura narrativa es innovadora, mezclando episodios de la vida del pintor, con su búsqueda por parte de otros pintores. La película es, en su conjunto, intimista y naturalista.

En resumen, una película a redescubrir. Magnífica.
Raul
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