Aunque el metraje es largo, la película mantiene la tensión, y si bien hay partes que se podrían haber obviado en aras de un film mas corto, tampoco da la sensación que sobre nada.
El relato mantiene en todo momento la estructura de una trama de exorcismo: Inicio de sucesos paranormales, puesta en escena del exorcista, y así hasta su desenlace. El exotismo de hacerlo en un formato turco, desde la perspectiva musulmana, aporta mas interés a las tramas tradicionales, ya que podemos ver en escena los recursos propios de esta religión en su lucha contra el mal, así como su panteón satanico compuesto por los djins que ya nos son familiares de la precuela, y como se reparten en diferentes tribus.
Menos escabrosa que la primera, insiste mucho en la simbología y en desentrañar códigos ocultos que le dan un extra de tensión al largometraje.
En fin, una película donde vamos a encontrar poltergeists, maldiciones, conjuros, genios malvados, complots, y un sinfín de accesorios de las películas de terror sobrenatural, en un metraje bastante largo que da para todo, y que además supone un aliciente cultural, por cuanto se adentra en los mitos propios la nacionalidad de la saga.