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España España · Madrid
Voto de Hugo:
5
Drama Durante catorce años, Walt Disney (Tom Hanks) intentó sin descanso que la escritora australiana P.L. Travers (Emma Thompson) le cediera los derechos cinematográficos de su primera y más popular novela, 'Mary Poppins', que finalmente fue llevada a la gran pantalla en 1964. (FILMAFFINITY)
3 de febrero de 2014
29 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Era inevitable, sabiendo que la factoría WD estaba implicada en el desarrollo de la película. Ya el cartel en el que la sombra de Walt se transformaba en un alegre Mickey anunciaba lo que venía a continuación.

Y lo que venía, evidentemente, era un concienzudo trabajo de blanqueamiento, planchado de arrugas y pasteurización de la realidad de los hechos, empezando por el propio tío "Walt" y su "fábrica de los sueños". Dicho sea antes de todo: Mary Poppins evidentemente es un clásico maravilloso e inolvidable, tengo bonitos recuerdos de ella, y en sí mismo creo que no tiene nada de malo que una peli infantil sea escapista e irreal, por qué no.

Lo malo es el trasfondo.

Nada más empezar la película se nos pinta a la señorita Travers (como iniste en ser llamada una y otra vez, ante los sordos oídos de casi todos, a los que evidentemente les chupa un pie todo lo que la mujer diga) como una maniática estirada y desagradable, capaz incluso de ser borde y desagradecida con la compañera de vuelo que amablemente le cede su sitio de equipaje para plegarse a sus manías. Sí, amigos: los primeros minutos de la peli están dedicados íntegramente a intentar que le cojas manía a esta estúpida repipi que tiene la tonta pretensión de que se respete el espíritu de su obra y sus personajes. ¡Ja! ¡Qué se habrá creído! Para más antipatía, Pamela Travers no soporta la estética ultra-dulcificada del mundo Disney, con sus jardincitos perfectos, sus peluchitos sonrientes o sus reuniones de trabajo acompañadas de pasteles y gelatinas. Al parecer en el reino de la Fantasía no existe la diabetes y los trabajadores cantan felices mientras se atiborran de chucherías. Ejem.

En fin, es que Travers es todo lo contrario que "Walt" (allí todos le llaman así; ya sabes, era un tío super campechano y simpaticote que nunca paraba de sonreír y trataba a todo el mundo super bien) y sus compañeros, que son una gente super llana y accesible que sólo pretenden crear una peli llena de magia transformando a su antojo guión y personajes, pasándose por el forro cualquiera de las peticiones de la autora de los libros. Pero bueno, ¿quién será ella para andar pidiendo que hagan esto o lo otro?

Ante la actitud de Walt, sólo me caben tres interpretaciones: una, que los libros no le gustaron realmente, pero, listillo y con ojo comercial, captó el posible filón si le añadíamos al asunto una o varias "cucharadas de azúcar" en forma de canciones, bailes, segmentos animados, cuartos que se ordenaban mágicamente... Dos: sí le gustaron, pero no los entendió en absoluto. O tres, una mezcla de ambas cosas.

Porque si no, no me lo explico. No me he leído los libros de marras, pero por las palabras de Travers, queda muy claro que su Mary Poppins no abogaba por pintar las cosas de color de rosa y mantener a los niños al margen de las realidades desagrables de la vida, sino que les animaba a madurar y enfrentarse a ellas de forma realista, un mensaje bastante iconoclasta incluso a día de hoy, quizás más que nunca. Si este era el mensaje de los libros, y a Disney (y a "miles de niños") supuestamente les encantaron, ¿por qué era necesario traicionarlo TOTALMENTE para la película y convertir a Poppins en un hada madrina que resuelve los problemas con magia?

En fin, pese a todo el progreso que nos han mostrado en películas como la reciente y fantástica Frozen, Disney sigue siendo Disney, y en definitiva todo se resuelve de forma que la tontorrona de Pamela Travers se da cuenta de ella estaba equivocada y que debe de abrirse al mundo y a la felicidad, lo cual está muy bien, y dejarse de tonterías y permitir que la invada la "magia Disney", y hasta dormir abazada a Mickey, lo cual me resulta un poco discutible. Pese a todo le pongo cinco estrellas, porque Emma Thompson, la heroína de la película, hace una interpretación colosal y le otorga al papel un carisma y un capacidad de empatizar con su personaje que no están al alcance de cualquier actriz, y finalmente me hizo soltar varias lágrimas ante la terrible vulnerabilidad y el dolor que esconde su personaje. Y así, pese a todas las perrerías que le hace el guión, un personaje destinado a resultar un tanto antipático por lo menos al princicio de la peli, acaba convertido en el entrañable estandarte de todos los que se han atrevido alguna vez a luchar contra la corriente y no dejar que se ahogue su voz en pos del dinero u otros intereses. Un último apunte en la zona spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Hugo
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