Desenfadada, descuidada, chapucera, insostenible, ligera, absurda, insulsa y despreocupada producción que se nutre de la presencia de ciertos intérpretes de renombre, como: Sam Neill, Helena Bonham-Carter y Kristin Scott Thomas, para desarrollar una historia de venganza y engaños floja.
La película no cuenta con un gran apartado técnico y las interpretaciones están a la altura del producto, es decir: pobres y ligeras.
Tiene algunos momentos entretenidos y divertidos, pero la diversión no llega a ser su fuerte, haciendo que se quede en un proyecto intrascendente y pasajero para olvidar.
Todo es como muy flojo, le falta chispa y maldad para ser medianamente divertida, dejando a El juego de la venganza en algo aburrido..