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España España · Estepona
Voto de Juan Diego:
6
Drama John Halder (Viggo Mortensen), profesor de literatura en la Alemania de los años 30, es un buen ciudadano que poco a poco comienza a sentirse seducido por las ideas nazis. Los problemas familiares de Halder (una mujer neurótica, dos hijos que requieren atención y una madre que sufre demencia senil) lo llevan a publicar una novela en la que aboga por la eutanasia compasiva. Su libro le resulta muy útil al régimen para apoyar la ... [+]
17 de enero de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando se produce una hendidura ideológica capaz de dividir al mundo, transcurrido un tiempo, todos, tanto los vencidos como los vencedores sentirán el peso de la culpa, los unos por las injusticias cometidas y los otros por el alto precio que tuvieron que pagar por recuperar la libertad usurpada. Es imposible que no despertemos algún día de esta pesadilla y que recobremos la lucidez, parece decirnos el director al final de la película.

Una película que nos sitúa en una época en la que los idealistas e intelectuales que no comulgaban con los dogmas del partido nazi se veían obligados a huir (como Thomas Mann) o morir; mientras que quienes sí lo hacían, bien por ideales o por impulsar su carrera académica, contribuían de manera notoria y directa al genocidio, aunque no menos que quienes en su impertérrito ensimismamiento evitaban lanzar ni tan siquiera miradas de soslayo hacia el águila fascista que emergía en el horizonte cual ave fénix.

Curiosamente se han rodado pocas películas sobre la adhesión de los literatos al Tercer Reich, ya que fueron una pieza fundamental en la propagación, exaltación y enardecimiento de los valores arios.

Desde el primer momento se nos muestra al personaje principal, John (Viggo Mortensen), como un hombre apocado, dubitativo y trémulo en su proceder, exceptuando los momentos en los que se sitúa en la cima de su académico estrado y enarbola su amor por la literatura; es únicamente entonces cuando lo vemos seguro de sí mismo, como si de un rey que vuelve del exilio y recupera su trono usurpado se tratase. La presentación de este personaje me parece notoria y está llena de metáforas. Por un lado tenemos su relación con Anne (Jodie Whitaker), esa sílfide de áureos cabellos y fuerte personalidad, el paradigma de mujer aria, que simboliza su coqueteo con el plúmbeo pero inexorable avance de esa plaga llamada fascismo; y por otro lado tenemos a Maurice (Jason Isaacs), su amigo judío, al cual sale a buscar durante las noches de insomnio, lleno de arrepentimiento, cuando la lucidez de su parte filantrópica consigue destronar a la lujuria del fascismo.

Interesante película que nos previene sobre los peligros que conllevan la adhesión a los partidos políticos de carácter radical y en la que se nos muestra como cualquiera, incluso buenas personas, por un error o una falta de consciencia pueden verse implicados en una barbarie. Gracias a la sólida interpretación de Viggo Mortensen y a un guión que no pasa de aceptable se logra salvar una película llena de carencias tanto artísticas como técnicas, como su floja puesta en escena.
Juan Diego
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