Siempre que voy a ver una película basada en un libro que he leído, me planteo la pregunta: ¿me gustará tanto como el libro, más o menos?. En este caso, como el autor de la novela, Ian McEwan, es quien escribió el guión, la respuesta estuvo casi garantizada y efectivamente la película me gustó tanto como el libro. El profundo y conmovedor relato escrito, fue muy bien reflejado por el film, mediante muy buenas actuaciones, desde los primeros actores hasta los de menor participación, una hermosa fotografía, una excelente ambientación y unos diálogos perfectamente ensamblados con la representación escénica. Mi única crítica es lo poco logrado del maquillaje para el envejecimiento de Billy Howle, en contraste con la naturalidad del efecto en el caso de Saoirse Ronan y tal vez un excesivo fraccionamiento de las escenas presentadas mediante el recurso de "flash-back".
La historia sobre dos jóvenes profundamente enamorados, pero ignorantes e inexpertos en cuanto a la manera de prodigarse su amor a traves de la relación sexual, que se desarrolla en la década del '60, puede considerarse superada en la actualidad si se atribuye solamente a la dificultad mencionada el desequilibrio de la pareja luego de su noche de bodas. Sin embargo, al fracaso de la relación contribuyeron también varios factores que actualmente siguen condicionando la convivencia de las parejas, de las familias y de la humanidad entera. En este caso los protagonistas fueron afectados por los prejuicios sobre las diferencias de clase social entre ambos, la soberbia de la joven que le hizo minimizar la importancia de las dudas que se le suscitaron antes del casamiento, el orgullo de Edward que le impidió argumentar ante una propuesta de Florence que le parece disparatada, y, por sobre todo, la negativa de ambos a escucharse y darse tiempo para solucionar sus problemas entre sí o con la ayuda necesaria. El final duele y vale la pena reflexionar acreca de cómo podría haberse evitado.