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España España · Madrid
Voto de GVD:
7
Cine negro. Drama Tres amigos de la infancia, Martha, Walter y Sam, comparten un terrible secreto. Con el paso del tiempo, la ambiciosa Martha (Stanwyck) y el pusilánime Walter (Douglas) se han casado: ella es una brillante y fría empresaria, y él es el fiscal del distrito; una combinación perfecta para dominar a su antojo la ciudad de Iverstown. Pero el inesperado regreso de Sam (Heflin) a la ciudad, después de muchos años de ausencia, perturba ... [+]
26 de septiembre de 2007
55 de 68 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que en la única época de nuestra vida en la que somos felices es la infancia. Es una impresión, pero de la que no me fío demasiado porque, a pesar de que la tengo muy cerca, la nostalgia puede engañar y disfrazar el pasado de feliz, pero de lo que estoy seguro es de que el mío no era triste. Es una época en la que somos inmortales, en la que la Navidad es un acontecimiento, y en la que el dinero, poder y demás gilipolleces de los adultos no significan nada. Por eso la amistad es verdadera en la infancia, porque no existen traiciones de ningún tipo. Pero esa amistad habría que verla muchos años después, como en "El extraño amor de Martha Ivers".

Habla de tres amigos de la infancia, dos de ellos criados en un mundo de riqueza y el otro al que el dinero nunca le ha dicho nada. Éste último vuelve al pueblo donde crecieron juntos tras muchos años fuera. Allí se encuentra con que sus antiguos amigos son los dueños de la ciudad, que están casados y que gozan de prosperidad. A partir de ahí se ve metido en un entramado de traiciones, miedos, palizas, chantajes, pasiones... todo debido al miedo del matrimonio a que su imperio se desmorone.

Es una película que ha envejecido bastante en algunos aspectos, pero cuya trama se mantiene impoluta. Como dijo el gran Bloomsday en una de sus críticas: "las grandes películas envejecen en los detalles pero no en el fondo". No recuerdo si ésas eran las palabras exactas, pero es una gran frase que a se ajusta a la perfección a esta película. Cuenta con grandes interpretaciones de Van Heflin y Barbara Stanwyck, actriz que poseía una enorme capacidad para dejar entrever un mundo interior sombrío, con una fuerza y una mirada volcánicas.

La escena final, en la que el matrimonio se ahoga en su propia codicia y corrupción, en un imperio que está podrido desde su misma gestación, posee una fuerza digna de Shakespeare, dramática, sobrecogedora y magistral. Aunque al final se pretenda atenuar la tragedia con una conclusión en principio alegre (parece ser que acabar las películas con una nota de color era casi obligado, supongo que por la taquilla), es imposible mostrar un final más trágico que ése, el de olvidar, a lo que supongo que ayudarán muchas noches sin dormir y muchas botellas de alcohol, aunque por suerte tengas a la tía que quieres a tu lado. Pero por mucho que se intente borrar el pasado, siempre quedará en su memoria aquella mansión en la que sus amigos quedaron atrapados. Final que hace veinte años seguramente no podrían ni imaginar.
GVD
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