Si hay algo que Woody Allen sabe reflejar con gran maestría son las relaciones humanas. Todos sus dramas se basan en cómo el ser humano al entablar relaciones con otros, su vida puede llegar a dar una serie de cambios y giros en su vida. “Otra Mujer” es probablemente el film que trata con mayor profundidad y ambigüedad el tema, aunque con resultados un tanto irregulares.

Por un lado, la narrativa de Allen y el modo de expresar su ambiguo y complejo mensaje son dignos de alabar, pues se reflejan a la perfección y hay que tener en cuenta que su trama y tema a tratar son muy complicados de plasmar en pantalla. Una vez más, Allen vuelve a demostrar su maestría y habilidad en mostrar temas como el vacío humano, el existencialismo, la auto superación y, sobretodo, el desengaño con una metodología pasmosa e increíble debido a lo perfectamente que estos conceptos son mostrados y personificados en el film.

Sus actuaciones no se alejan tampoco del sobresaliente, donde quisiera destacar a su protagonista femenina, Gena Rowlands, cuyo trabajo es impecable y la llave y figura donde Allen trata los nombrados conceptos mencionados anteriormente.

¿Por qué entonces, “Otra mujer” no es una película perfecta? Pues, básicamente, porque la narrativa en la cual Allen se sujeta en mostrar su extraordinario mensaje flojea. La película empieza de forma muy interesante pero después de su primera mitad, puede llegar a hacerse algo lenta, sin llegar a ser soporífera, pero es incuestionable que su ritmo e interés se resienten.

Aún así, no cabe la menor duda de que estamos ante una de las obras más complejas y más difíciles de Allen, por lo tanto, el resultado, pese a no ser magnífico, su calidad es irreprochable.