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Voto de lyncheano:
5
5,9
3.269
Ciencia ficción. Terror
El protagonista es un extraño hombre conocido como ”el fetichista de metales”, que tiene la insana costumbre de clavarse trozos de metal en el cuerpo. Un buen día, sufre un accidente de coche y choca contra otro hombre quien, a partir de ese momento, empezará a sufrir extraños síntomas en su propio cuerpo. Extrañas protuberancias metálicas surgen de su cara y extremidades. Mientras, el hombre fetichista, sueña con un mundo de metal en ... [+]
7 de septiembre de 2007
52 de 64 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tiene una primera parte bastante prometedora, con un estilo visual absolutamente fascinante (esto, al menos, dura todo el metraje), mezcla de una extraña pesadilla hard-core parida por la mente de un director japonés admirador de Lynch y Cronenberg, que nos ofrece un engendro aceitoso y sexualmente metálico de cinta para iniciados en algo que podríamos denominar ''sucias pesadillas cinematográficas''.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Argumentalmente insinúa la venganza de un tipo que se auto-mutilaba introduciéndose trozos de metal (con connotaciones claramente sexuales) en su cuerpo, para con una pareja de pervertidos sexuales que le atropellaron con el coche y abandonaron después, no sin antes practicar sexo delante de su maltrecho cuerpo (El ''Crash'' de Cronenberg). Después convierte (por medio de una especie de maldición infecciosa) al homicida en una especie de monstruo metálico con una taladradora por pene, con la que acaba penetrando a su depravada mujer al no poder contenerse sexualmente ninguno de los dos. Esto es al menos lo que yo humildemente entiendo. La película sería bastante brillante en este aspecto si no fuera por una parte final demasiado 'japonesa', pues parece que estemos presenciando una lucha de siniestros Power Rangers o fanáticos Godzilleros con poderes sobrenaturales bailando al son de una música aceleradísima y brutal (que acaba agotándonos y haciendo que deseemos vehementemente el final de ese horror), convirtiéndolo todo en una vorágine de metal que incorpora y destruye todo cuanto está a su paso, como queriendo acabar con la existencia, con la propia vida, con el mundo entero quizás. Demasiado para mí. Entiendo que tenga admiradores enfervorecidos (freaks enfervorecidos, perdón), pero lo que no acepto es que a este estilo se le pueda comparar con el de ''Cabeza Borradora'' de Lynch. A pesar de todo, merece la pena verla aunque sólo sea un rato para comprobar hasta qué punto una mente algo enferma puede asociar la industrialización basada en el metal con el sexo duro, mostrándonos aceitosas y lubricadas imágenes de metales sólidos y fundidos devorando, atravesando y penetrando la carne humana, extendiéndose cual fluídos sexuales y proporcionando a la cinta una textura sangrienta, viscosa, desagradable, asquerosamente erótica, frenética y a todas luces insoportable para cualquier espíritu en paz.