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España España · Complutum
Voto de Pableras:
6
Comedia. Drama Aidan Bloom, un joven padre de familia, se encuentra al borde de una crisis existencial provocada por la desaprobación de su padre y por las responsabilidades de la edad adulta. Cuando su situación financiera empeora, toma la decisión de hacer algunos cambios para mejorar su vida. (FILMAFFINITY)
25 de septiembre de 2014
16 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Zach Braff siempre estará ligado a la gozosa serie 'Scrubs' (2001-2010) y, probablemente, nunca deje de ser a nuestros ojos el entrañable J.D. que encarnó con tanta sinceridad en casi 180 episodios. No obstante, su talento va más allá de lo que graban las cámaras, y es precisamente detrás de ellas (además de las labores de escritura) donde hemos podido disfrutar de otras facetas suyas donde también se mueve como pez en el agua. 'Algo en común' ('Garden State', 2004) supuso su debut en la gran pantalla y una gran sorpresa, pues su opera prima lograba ser una fresca y emocionante cinta generacional sobre el regreso al hogar que poseía cierta hondura.

Diez años ha tardado Braff en volver a sentarse en la silla de director, y su 'Ojalá estuviera aquí' (2014) se siente extrañamente como una secuela tardía de 'Algo en común', como si aquel chico que perdió a su madre (en esta cinta curiosamente ausente) fuera (o mejor dicho intentara) ser un padre adulto y responsable. No es en absoluto la intención real de Braff la de realizar un pseudo-experimento al estilo de la maravillosa trilogía de Linklater 'Antes del…' (1995-2013), pero esa lectura que suscita en el espectador puede resultar estimulante. Sin más divagaciones, comentar que la historia narrada gira en torno a un viejo hombre enfermo de cáncer al que poco le resta de vida y su, cómo no, disfuncional familia. Él es no el protagonista (que nuevamente recae con solvencia en el propio Braff) sino el núcleo sobre el que se apuntala este drama de redención y reconciliación familiar, tan formulario como atractivo. No ha dado Braff en esta ocasión con el equilibrio perfecto entre comedia y drama (la primera, estupenda, se contrapone a lo segundo, algo acumulativo). Hay cierto cuidado y elegancia en sus formas que rápidamente la alejan de un melodrama al uso, y los arrebatos cómicos (más o menos excéntricos) ayudan a no convertir la función en un dramón, sino en una suerte de melodrama con ecos de un Woody Allen menor, pero con risas aseguradas.

Funciona también gracias a su heterogéneo grupo de intérpretes. Dentro de un reparto entregado (que rescata del ostracismo cinematográfico a Kate Hudson) destaca Mandy Patinkin como el enfermo patriarca, pues es en su mirada donde el drama cobra el sentido que merece la historia. Todo es complicidad en la cinta de Braff, quizá demasiada; quizá hay exceso y desmesura en la forma en que guiña el ojo al público, pero no hay que olvidar que la intención esencial es la de dar al espectador una píldora de buen rollo (algo que jamás esconde y que, si no se hace de forma chabacana, se agradece). Todo parece construido para ir trenzando un relato emotivo que desemboque en un final pensado para conmover. Aquí se encuentra el principal escollo de la cinta, su lucha entre lo sentido (ejemplificado en la escena en la habitación del hospital entre suegro y nuera) y lo pensado (su clímax, sin ir más lejos), entre lo honesto y natural y lo lacrimógeno y forzado. Una pelea de contrarios que para un servidor se salda con victoria para lo primero, pero con serias dudas de que su opinión sea muy compartida.

Es emocionante e incluso resulta emotiva mientras se ve. Llega al corazón, sí, pero una vez se abandona la sala, poco a poco uno se va dando cuenta de hasta qué punto ha sido manipulado, cayendo en la muy meditada telaraña sentimental que ha tejido hábilmente Braff. Al menos se le puede considerar a su segundo largometraje como una pieza lacrimógena sincera y honesta, para muchos empalagosa y formularia (y un servidor no les quita razón), pero que consigue enarbolar un discurso sobre vivir la vida cada momento, sobre el perdón y el amor, que quizá valga la pena atesorar.

http://www.asgeeks.es/movies/critica-de-ojala-estuviera-aqui-la-sinceridad-de-lo-sentimental/
Pableras
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