Antes de hablar de "Jeromín" conviene dejar claro que abarca sólo la infancia del bastardo reconocido como Príncipe tras la muerte de su padre el Emperador Carlos I (y V de Alemania). De hecho - y esto no es ningún spoiler, sino pura historia -, la película concluye en ese momento de la vida del que sería llamado Don Juan de Austria.
Dejando a un lado las evidentes connotaciones franquistas de la época que ensalzaban la grandeza de España a través de sus más relevantes personajes y hechos (y un Imperio mundial patrio era lógicamente digno de alabanza) y las frases exageradas que los guionistas pusieran en boca de un tierno Jaime Blanch como protagonista infantil, lo cierto es que "Jeromín" no está mal como entretenimiento dirigido a todas las edades. No en vano era frecuente su proyección en colegios para instruir a los niños, ya que está rodada desde la perspectiva de uno de ellos que parece haber nacido como estratega militar sobresaliente.
A destacar el papel de Adolfo Marsillach como Felipe II, así como al matrimonio encarnado por Rafael Durán y Ana Mariscal (aunque ella prácticamente tiene ese rol matriarcal tan definido en la época tanto del S. XVI como del régimen). Eso sí, el escudero de Don Luis es un auténtico palizas, por lo menos para mí.
Además, "Jeromín" aporta alguna interesante referencia a Don Quijote de la Mancha (ver spoiler)
Mi nota: 6,5