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Voto de Angie Banshee:
9
7,1
55.586
Thriller. Drama
Trevor Reznik, un empleado de una fábrica, padece desde hace un año un grave problema de insomnio, un mal que él oculta y que le provoca terribles alucinaciones. Debido a la fatiga se ha deteriorado tanto su salud física como su salud mental. Repelidos por su aspecto físico, sus compañeros de trabajo primero le evitan, y después se volverán contra él cuando uno de ellos pierde un brazo en un accidente en el que Trevor se ve involucrado. (FILMAFFINITY) [+]
13 de marzo de 2012
42 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras un segundo visionado de esta película, ya no me quedan dudas acerca de lo buena que es, si es que acaso en algún momento las tuve…
Hay varios elementos a destacar positivamente.
Empezamos con la actuación de Christian Bale. Está claro que la preparación física previa del actor impresiona sobremanera, lo que unido a un excelente trabajo interpretativo dota al personaje de credibilidad y facilita la identificación del espectador con su estado de demencia y decrepitud. Probablemente, no hubiese sido necesario que el actor apareciera tan famélico y debilitado, sin embargo, que suceda así nos ayuda a conectar con el infierno de incomprensión y paranoia en el que se aloja su existencia. Trevor Reznik se nos antoja muy vulnerable, física y anímicamente. Es un hombre perdido no sólo entre sus ropas, sino especialmente en los recovecos de su mente, acuciada ésta por las consecuencias de la falta de sueño, es un ser frágil que acaso encuentra un mínimo de amparo en los brazos del personaje de la prostituta. Su día a día es confuso, como nuestra percepción de la historia durante la mayor parte del metraje.
La atmósfera de confusión, así, está muy lograda. Sabemos que todo lo que parece estar sucediendo, probablemente no está sucediendo y que, por el contrario, hay una realidad que, a merced de dicha confusión, se nos escapa, aunque intuimos que está ahí, y no cabe duda de que desde el paulatino desarrollo del guión, se nos invita a intentar desvelarla mientras acompañamos a Trevor en su descenso al averno. Para ello contamos con algunas pistas, algunas muy evidentes (la presencia de Iván, un personaje cuya existencia es negada por el resto y tan sólo percibida por Trevor); otras, un tanto más sutiles (que aparezca “El Idiota” de Dostoievski no es casual).
Aunque algunos afirmen que es previsible, yo no creo que sea así. Las pistas son dosificadas y su inclusión en la película va acercando al espectador a la clarificación de muchos aspectos de ésta. Con ellas, vamos deshaciendo los nudos de la madeja hasta llegar a un desenlace explicativo que, al menos yo, no esperaba.
Hay varios elementos a destacar positivamente.
Empezamos con la actuación de Christian Bale. Está claro que la preparación física previa del actor impresiona sobremanera, lo que unido a un excelente trabajo interpretativo dota al personaje de credibilidad y facilita la identificación del espectador con su estado de demencia y decrepitud. Probablemente, no hubiese sido necesario que el actor apareciera tan famélico y debilitado, sin embargo, que suceda así nos ayuda a conectar con el infierno de incomprensión y paranoia en el que se aloja su existencia. Trevor Reznik se nos antoja muy vulnerable, física y anímicamente. Es un hombre perdido no sólo entre sus ropas, sino especialmente en los recovecos de su mente, acuciada ésta por las consecuencias de la falta de sueño, es un ser frágil que acaso encuentra un mínimo de amparo en los brazos del personaje de la prostituta. Su día a día es confuso, como nuestra percepción de la historia durante la mayor parte del metraje.
La atmósfera de confusión, así, está muy lograda. Sabemos que todo lo que parece estar sucediendo, probablemente no está sucediendo y que, por el contrario, hay una realidad que, a merced de dicha confusión, se nos escapa, aunque intuimos que está ahí, y no cabe duda de que desde el paulatino desarrollo del guión, se nos invita a intentar desvelarla mientras acompañamos a Trevor en su descenso al averno. Para ello contamos con algunas pistas, algunas muy evidentes (la presencia de Iván, un personaje cuya existencia es negada por el resto y tan sólo percibida por Trevor); otras, un tanto más sutiles (que aparezca “El Idiota” de Dostoievski no es casual).
Aunque algunos afirmen que es previsible, yo no creo que sea así. Las pistas son dosificadas y su inclusión en la película va acercando al espectador a la clarificación de muchos aspectos de ésta. Con ellas, vamos deshaciendo los nudos de la madeja hasta llegar a un desenlace explicativo que, al menos yo, no esperaba.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
La primera pista evidente es aportada cuando descubrimos que Iván no es sino un delirio de Trevor, una vez la empresa y sus compañeros niegan la existencia de éste. Quedan entonces pocas dudas al respecto de que no hay ningún complot en su contra. A partir de ahí, somos conscientes de que, probablemente, de todo aquello que vemos, parte es alucinación pura y dura. Pero aún no nos queda claro qué es real y qué es delirio, aparte de Iván, claro. Poco a poco, se nos irá desvelando.
Cuando Trevor descubre que el vehículo de Iván es el suyo propio, ya sabemos que este personaje no es sino un alter ego del protagonista. Sin embargo, todavía desconocemos qué parte de Trevor representa Iván. Será ya al final de la película cuando descubramos que es su conciencia atormentada, la explicación, en fin, de su insomnio y su locura. Es un Pepito Grillo soslayado.
Y ahí llega la presencia de “El Idiota”, el símbolo por excelencia del film. Trevor es un hombre bueno, como el protagonista de la novela. De no serlo, su conciencia no le atormentaría, aunque esto esté sucediendo, paradójicamente, desde su inconsciente. Otros paralelismos entre “El Idiota” y la nebulosa de ficción en la que anda sumergido Trevor son el nombre de Iván, ya que en la novela, éste es también el nombre de uno de los personajes; o la epilepsia del niño, enfermedad de la que es víctima el protagonista de la obra de Dostoievski.
Por último: ¿de verdad alguien imaginaba que lo que sucedía es que Trevor había matado a un niño en un atropello en el que se dio a la fuga y que esa era la razón de su locura? Pues yo no.
En definitiva, creo que la película es excelente, que el argumento está muy bien desarrollado, que no se la puede tachar de tramposa y que se merece el nueve con el que, finalmente, he decidido puntuarla.
Dulces sueños a los que tengan la conciencia tranquila…
Cuando Trevor descubre que el vehículo de Iván es el suyo propio, ya sabemos que este personaje no es sino un alter ego del protagonista. Sin embargo, todavía desconocemos qué parte de Trevor representa Iván. Será ya al final de la película cuando descubramos que es su conciencia atormentada, la explicación, en fin, de su insomnio y su locura. Es un Pepito Grillo soslayado.
Y ahí llega la presencia de “El Idiota”, el símbolo por excelencia del film. Trevor es un hombre bueno, como el protagonista de la novela. De no serlo, su conciencia no le atormentaría, aunque esto esté sucediendo, paradójicamente, desde su inconsciente. Otros paralelismos entre “El Idiota” y la nebulosa de ficción en la que anda sumergido Trevor son el nombre de Iván, ya que en la novela, éste es también el nombre de uno de los personajes; o la epilepsia del niño, enfermedad de la que es víctima el protagonista de la obra de Dostoievski.
Por último: ¿de verdad alguien imaginaba que lo que sucedía es que Trevor había matado a un niño en un atropello en el que se dio a la fuga y que esa era la razón de su locura? Pues yo no.
En definitiva, creo que la película es excelente, que el argumento está muy bien desarrollado, que no se la puede tachar de tramposa y que se merece el nueve con el que, finalmente, he decidido puntuarla.
Dulces sueños a los que tengan la conciencia tranquila…