No es fácil criticar un film en el que confluyen varíos temas ( El judaismo Sefardita, cierta aproximación al fenómeno quinqui, la soledad de un perdedor, una trama de intriga que se desarrolla en la segunda parte de la película y en resumidas cuentas, un paseo por la vida de una serie de personajes de finales de los " 70 " y principios de los " 80 " ).
Aun así a uno no le queda más remedio que aplaudir dicha película cuando se deja llevar con agrado por esta pequeña y elegante pieza de realismo mágico situado en la gran urbe viendo reflejada en esta historia su propia necesidad de connivencia de lo irreal, lo onírico, la libertad ó la magia.
Ningun tema de los que abarca la película llega a ser tratado en profundidad, sin embargo las pequeñas pinceladas ó esbozos a los que se someten todos los palos de este film le confieren una unidad lógica y coherente.
Resulta llamativo ver como se entroncan el realismo mágico ( asi denomino la visión de esta pelicula ) en una película claramente " urbanita ", enlazado todo esto a su vez con el fenómeno quinqui ( muy en boga en esa época ) y a su vez tambien con la magia convencional.
Magia y realidad simbiotizadas a partes iguales.
Casi al final del film surge una frase hermosa de boca del personaje interpretado por Fernan- Gomez.... " Yo soy partidario del caos amoroso ".
Gutierrez Aragon lo explica muy bien. Intenta llevar en algunos de sus films la realidad hasta sus últimas consecuencias pero sin llegar a salir de sus límites.
Asi lo afirma. Aquí lo consigue.
Un saludo, Efelson.