"I want to Know what Love is,
I want you to Show me,
I want to feel what love is,
I know you can Show me..."

Así es, con los versos de esa hermosa canción de Foreigner, como comienza revelándose el amor entre Elin y Agnes en el asiento trasero del coche de un desconocido, a oscuras y con unas frases de las mejores que haya podido oir en mi vida reivindicando la fugacidad de la juventud: ("¿Que coño estamos haciendo?, Estamos totalmente locas. Pero estamos de Puta Madre"). Es sin duda uno de los mejores momentos que el cine europeo nos haya podido dejar en los últimos tiempos. Momento fugaz y mágico en el que Moodysson consigue plasmar con acierto lo que pocos directores son capaces de hacer. Porque aunque la ópera prima del reconocido director sueco pueda parecer una sencilla película de adolescentes enamoradas, el film va mucho más allá. Poniendo en entredicho cuestiones tales cómo la homosexualidad en un país supuestamente abierto, la importancia que muchos dan a la imagen que de ellos tengan los demás, la necesidad del ser humano de sentirse querido, la pureza de una amistad plena de confianza, la doble moral y la hipocresía de muchos padres y muchas personas al hablar abiertamente de que poco les importan esas cuestiones cuando cambián radicalmente de posición en cuanto alguién cercano a ellos resulta rebelarse cómo tal, y todas las inseguridades que pueden surgirle a un joven completamente inseguro de sí mismo, llegando al punto de querer quitarse la vida haciendo algo que muchos hemos hecho: dramatizar las situaciones que sufrimos en nuestra pubertad cómo si fueran lo más doloroso que hayamos sufrido, aunque a veces si pueden serlo (la crueldad de los jóvenes es cada vez mayor). Por tanto "Fucking Amal" no es meramente una película de paso, de sobremesa y olvido, es un testamento sobre la adolescencia y la intolerancia que muchos deberían ver y aprender de ella. Cómo ya se ha dicho, Fucking Amal puede ser incluso una actitud de vida. Cabe resaltar que en lo que a un servidor aquí presente se refiere pocas películas hay que me hayan enseñado tanto y tan bien cómo esta primera película de Lukas Moodysson.
Un director que por cierto reafirmaría de manera definitiva su talento con una de esas películas que marcan el corazón y el alma por su dureza tan real, "Lilja 4-Ever". Uno de esos films que se quedan siempre contigo para no irse jamás. Sin duda otra obra de obligatorio visionado.

(Sobrepaso los 3000 caracteres... Al Spoiler)