Tengo que confesar que cuando ví anunciar esta serie sentí un deseo vergonzoso y oculto de visionar el primer capítulo sin confesárselo a nadie. En principio todo apuntaba a que el fenómeno "Crepúsculo" había aterrizado (con un poco de retraso) en nuestros televisores esta vez en forma de Ángeles y demonios, pero el trailer de la serie (ese invento del maligno creado para vestir de gala lo que muchas veces se queda en "cutrelux") me hizo querer darle una oportunidad. Y la vergüenza ajena llegó a mí a los pocos minutos del primer capítulo, pero lo mejor es que ha ido aumentando según ha ido avanzando la serie. Y lo peor es que no puedo evitar zapear de vez en cuando para engancharme durante unos minutos y carcajearme en soledad ante tal despropósito. Por que pretendiendo ser una serie de suspense y terror (?) lo que produce en mi son sonoras carcajadas que me acercan al limite de la hiperventilación. Sobre todo cuando se producen los cara a cara entre Mar Saura (Alexia) y Carla Nieto (Iris). Esas actuaciones de mala malísima no se veían desde los tiempos de Angela Channing. Sobreactuadas hasta el extremo, interpretando un personaje tópico hasta decir basta (para ser mala hay que ser muy guarra y soltar cada dos por tres insultos como perra y zorra). Actuaciones de obra de teatro de instituto. Mención aparte para el personaje interpretado por Jorge Suquet (Graziel), un híbrido entre un personaje de la Familia Adams y Arturo Fernández. Ni siquiera los personajes secundarios se salvan de en sus breves apariciones. A todo esto tenemos que añadir un guión que parece improvisado sobre la marcha, que va como pollo sin cabeza dando tumbos.
Y pese a todos sus defectos, sigo diciendo que la serie tiene ese punto "friki" que hace que te enganche un ratito con la curiosidad de conocer como evoluciona tanto despropósito. Lástima que esa sensación sea sustituida por una sensación incómoda de vergüenza ajena que te obliga a cambiar de canal.