La llegada es un buen cóctel de amor, ciencia ficción e instintos. Un cóctel que deja buen sabor de boca durante largo tiempo después de tomarlo y que te deja con las ganas de repetir.
spoiler:
De los tres ingredientes destaca la parte sci-fi con la ingeniosísima idea de un lenguaje multidimensional y su formato escrito en forma de rosco.
En cuanto a los instintos, van apareciendo: el instinto de supervivencia de los krakens que se plantan en la Tierra en modo pasivo-agresivo; el miedo instintivo a lo grande y desconocido del pajarillo que constantemente pía y salta en su jaula mientras lo imagino con el corazón desbocado al igual que el de la lingüista en su cara a cara con los alienígenas (inmensa aquí Amy Adams); y el más marcado, el instinto maternal de la lingüista que prevalece sobre la decisión racional que hubiera tomado el científico sobre la cuestión de tener el hijo, y que causa la separación de la pareja.
Personalmente me quedo con la historia de amor materno incondicional que encoge el corazón y anuda la garganta, y que hace pensar en la esencia de nuestra existencia rato largo después de haber visto la película. También me quedo con la fotografía, en especial la del interior de la nave y sus contraluces.
Finalmente, tres grandes incógnitas me torturan, a saber: ¿qué problema tendrán los krakens en 3000 años que no puedan solucionar ellos mismos teniendo la capacidad de conocer el futuro?, ¿de qué habrá muerto Costello?, y ¿tendremos segunda parte...?