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Voto de Schopenhauer:
10
Intriga. Drama La percepción de la realidad de una actriz (Laura Dern) se va distorsionando cada vez más. Al mismo tiempo descubre que, quizá, se está enamorando de su partenaire (Justin Theroux) en un remake polaco inconcluso y supuestamente maldito. (FILMAFFINITY)
24 de febrero de 2007
49 de 82 usuarios han encontrado esta crítica útil
'Inland Empire' es David Lynch en estado puro, con más libertad creativa que en otras ocasiones; es decir, completamente desatado. Es, probablemente, su película más inextricable, más aún que 'Cabeza Borradora'. Por eso ha generado tanto rechazo. Como la ha rodado en vídeo digital, la imagen es más sucia y porosa, incluso granulada para las escenas nocturnas de alta definición. Utiliza lo que yo denomino "cámara de entomólogo", que nunca se sabe si es un plano subjetivo y que contribuye a crear expectación. Como siempre, Lynch crea atmósferas que te envuelven, y en eso tienen mucho que ver los múltiples recursos que extrae de la ambientación sonora, de su propia creación. Es un maestro del terror.

Como en 'Carretera Perdida', los pasillos en penumbra y las iluminaciones tenues se convierten en laberintos, pero a diferencia de ésta y de otras películas, en 'Inland Empire' las puertas son las grandes protagonistas. Detrás de ellas se esconden misterios y mundos paralelos. En ese sentido, Lynch ha jugado un poco a ser Ernst Lubitsch en clave de comedia negra. Al igual que en 'Mulholland Drive', los teléfonos conectan con otras realidades. Lo que no falta es el desdoblamiento de la personalidad, tema recurrente en Lynch desde 'Carretera Perdida'. Se puede decir que estas tres películas forman una trilogía.

Si en 'Mulholland Drive' utilizaba la figura del mago para simbolizar el poder creativo del cineasta, convertido en demiurgo, aquí recurre al hipnotizador. Lynch es un encantador de serpientes, un embaucador en el mejor sentido de la palabra, y consigue lo que muy pocos pueden alcanzar: que tres horas de metraje inconexo se pasen en un abrir y cerrar de ojos.

Con 'Inland Empire' Lynch inventa un nuevo lenguaje cinematográfico. Sólo un genio que conoce al dedillo el mecanismo del cine se puede saltar todas las convenciones narrativas sin caerse por un precipicio de presuntuosidad y vacuidad. Es absurdo, pero es genial. 'Inland Empire' es todo digresiones y elipsis, como las últimas novelas de Robert Walser; un repudio a la linealidad temporal. Pero, por encima de todo, y aquí radica su éxito, es un desafío a la lógica, y eso a mí siempre me motiva. Te hace pensar. ¿De cuántas películas se puede decir lo mismo?
Schopenhauer
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